Albus le había pedido a Emerald que fuera a verlo después de la clase con Tom, pero cuando esta terminó, ella no pudo ir a verlo inmediatamente. Salió del salón y fue al baño. Se inclinó sobre el lavabo y se quedó mirándose al espejo en silencio por un rato, pensando en Tom. Se sentía tan extraña como nunca antes se había sentido, y no podía describir acertadamente lo que le estaba sucediendo. A pesar de que acababa de conocerlo, se sentía demasiado atraída, como nunca antes le había pasado con otras personas. Trató de convencerse a sí misma de que era solo porque era muy guapo, pero que cuando se acostumbrara a verlo seguido, aquella fascinación se desvanecería. Como sabía que su padre estaría en la sala de profesores, salió para ir a buscarlo allí.
Tom estaba ansioso por averiguar el parentesco entre Albus y Emerald, y como le pasaba a menudo, no podía pensar en nada más que en encontrar la forma de enterarse de eso. Se dirigió a la sala de profesores con la intención de preguntarle a algún otro profesor, pero solo Albus estaba allí, leyendo una carta, completamente absorto.
—Profesor Dumbledore —dijo a modo de saludo, fingiendo amabilidad.
Albus levantó la vista del papel y lo miró fijamente.
—Tom —dijo—. No había tenido oportunidad de darte la bienvenida de nuevo a Hogwarts y felicitarte por haber conseguido el puesto.
—Muchas gracias, profesor.
La conversación se vio interrumpida por la llegada de Emerald. Al verla en la puerta, Tom se preguntó qué hacía ella ahí.
—Padre —dijo ella, haciendo un enorme esfuerzo por mirar a Albus y no a Tom.
«¿Qué demonios significa esto? —se preguntó Tom, completamente sorprendido al descubrir que Emerald era la hija de Albus, pues no estaba enterado de eso».
—Nos vemos luego, Tom —se despidió Dumbledore mientras se ponía en pie para salir de la sala en compañía de Emerald.
Tom ni siquiera pudo decirle nada, necesitaba ordenar el caos en que se había convertido su mente. Ya había averiguado lo que quería averiguar, así que salió de la sala de profesores para ir a su oficina. Necesitaba estar a solas y pensar.
«¿Cómo es posible que haya pasado todo esto en unos pocos días? ¿Cómo es posible que yo haya actuado de esta manera tan irreflexiva? —pensó— creí en las palabras de esa profecía y por eso es que estoy aquí. Lo peor de todo es que creo que no mentía. Esa chica tiene algo, algo especial, lo sentí en cuanto la vi, pero esto no puede ser. Es la hija de Dumbledore, tenía que ser algo de ese viejo entrometido al que tanto detesto. Además, es mucho más joven que yo, eso tampoco estaría bien, no es normal sentirme tan interesado en ella».
Pensaba y pensaba, y entre más pensaba, más le costaba entender esa situación. Acaba de conocer a Emerald, pero no podía dejar de pensar en ella. Las palabras de la profecía regresaban a su mente en cuanto la veía, estaba seguro de que hablaba de ella, presagiaba su encuentro. ¿El destino existía en realidad? o solo era forma que tenían las personas para explicar las cosas inexplicables que les pasaban. A Tom le parecía que tal vez sí existía, que tal vez todo estaba arreglado ya para que él se convirtiera en profesor en Hogwarts y para que ella ya estuviera allí y se encontraran. Pero, ¿Qué pasaría después? Si las cosas seguían como iban, terminaría por obsesionarse, y eso definitivamente, no le convenía. Por otro lado, ¿Qué podía hacer? No hallaba la forma de ponerle freno a lo que estaba sintiendo. Tal vez había sido un error regresar a Hogwarts.
Mientras Tom se sumía en sus divagaciones, Emerald y Albus habían encontrado un lugar tranquilo para hablar.
—Te dije que vinieras después de tu clase de defensa contra las artes oscuras porque quiero que me cuentes cómo fue tu primera clase con el profesor Riddle —dijo Albus.
La mente de Emerald quedó en blanco y pasó un rato así hasta que pudo responderle a su padre.
—Bueno... él solo nos explicó cómo serán sus clases. Primero tomó la asistencia y luego dijo que trataría todos los temas de importancia para las TIMO. Eso fue todo.
Albus meditó en silencio la respuesta de su hija y asintió lentamente. Aunque no lo había hablado con nadie, la idea de Tom enseñando en Hogwarts no le gustaba para nada. Tenía muy claro en su mente el recuerdo del día que lo había conocido y las cosas que aquella mujer le había dicho sobre él en el orfanato. También recordó los sucesos ocurridos pocos años atrás con ese asunto de la cámara de los secretos. Aunque nunca había podido comprobarlo, en el fondo sabía que él era el heredero de Slytherin.
—¿Puedo saber por qué querías saber cómo fue la clase del profesor Riddle, padre? —preguntó Emerald, sacando a Albus de sus cavilaciones.
—Siempre he tenido el presentimiento de que él no es como todo el mundo piensa. Aunque parece encantador, sé que algo esconde, algo oscuro y peligroso. No confío en él y nunca lo he hecho.
Emerald se quedó pensando en aquellas palabras. Siempre había visto a su padre como un hombre sabio, por lo que se preguntaba qué era lo que lo llevaba a desconfiar de Tom. De repente sintió una incontrolable curiosidad por conocerlo bien, por saber quién era en realidad y así comprobar si la idea que tenía su padre sobre él era cierta o no.
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𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 || 𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞
FanfictionEmerald Dumbledore y Tom Riddle están unidos por un lazo invisible al que muchos llamarían destino, Tras escuchar una profecía, Tom regresa a Hogwarts como profesor y en cuanto se encuentran, se desata una tormenta de emociones y sentimientos inexpl...