—Necesito hablar contigo, Emerald —dijo Albus, al final de su clase, justo cuando su hija se disponía a salir del aula.
Ella no pudo evitar sentirse angustiada y pensar en que su padre se había enterado de todo lo que le escondía. Aparentemente, el hechizo desmemorizante que le había lanzado a Daniel había funcionado, pero seguía pensando en que otras personas podrían saber todo y hablar en cualquier momento. Respiró profundo antes de dar media vuelta para mirar a su padre.
—¿Ocurre algo, padre? —preguntó, tratando de calmar sus temores y de esconder sus emociones.
Siempre le había parecido que los ojos azules de Albus podían ver lo que estaba pensando y para ella era muy difícil ocultarle lo que sentía. Se acercó y esperó a que él dijera algo.
—Desde el inicio de este año escolar he tenido la sensación de que algo te pasa —explicó Albus, tratando de ir al grano—. Yo comprendo que ya no eres una niña, pero antes teníamos una relación mucho más cercana. Tu tío Aberforth y tú son la única familia que me queda, y no me gusta la idea de tomar tanta distancia con respecto a ustedes.
Emerald se quedó en silencio, meditando aquellas palabras y dándose cuenta de que su padre tenía razón. Desde que había iniciado el año y había conocido a Tom, su mayor preocupación había sido él, ocultar de todos sus sentimientos y la relación que tenían y no se había detenido a pensar en que se había distanciado de su padre de manera no intencional. Le aliviaba que al menos aparentemente, él no hubiera descubierto su relación con Tom, pero también sabía que era un hombre inteligente y fácilmente podría llegar a esa conclusión basándose en el cambio de actitud de ella. Hasta ese momento, no había sido plenamente consciente de los cambios que había traído a su vida la aparición de Tom. Rápidamente se había convertido en alguien demasiado importante, no había podido controlar sus sentimientos y día a día sentía que caía, más y más profundo en un amor que no sabía que podía sentir.
—Lo siento, padre —se disculpó—. La verdad es que no me estaba dando cuenta de lo que estaba pasando. Desde que iniciaron las clases, en todo lo que he pensado es en las TIMO, me preocupa tanto que no me vaya bien en esas pruebas, además, tampoco tengo claro aún lo que quiero hacer cuando termine el colegio. Quiero que tú y mi tío se sientan orgullosos de mí, pero no sé si lo logre.
Albus creyó en las palabras de Emerald, aunque no del todo, porque sentía que le ocultaba algo.
—Ya nos sentimos orgullosos de ti, no tienes que preocuparte tanto por eso. Sabemos lo inteligente y lo poderosa que eres, también lo mucho que te esfuerzas, tómalo con más calma.
Emerald se acercó y le dio un abrazo a Albus, sintiéndose bastante aliviada por haberle hecho creer esa excusa.
—Te prometo que volveré a ser como antes —le dijo.
Albus solo sonrió y sacó de su bolsillo cuatro caramelos de limón. Emerald los recibió y sonrió también.
—Tú y tus dulces muggles.
—A ti también te gustan, no lo niegues.
Emerald guardó los dulces en el bolsillo con la intención de compartirlos con Tom cuando lo viera.
El día siguiente era sábado y Emerald había pensado en hacer algo especial para Tom. Conocía de la existencia de la sala de menesteres y le dijo que se encontraran frente al tapiz de Barnabás el chiflado. Después de asegurarse de que no había nadie cerca, pasaron tres veces frente al tapiz hasta que apareció la puerta y pudieron entrar. Se sentaron en una mesa que había en el centro de la habitación, con dos velas encendidas y una deliciosa cena servida.
—Ahora no puedes decir que no te sorprendo —dijo Emerald, mientras se sentaba y desdoblaba una servilleta.
Tom sonrió.
—Definitivamente sí lo haces.
No estaba acostumbrado a ese tipo de cosas, pero no podía evitar emocionarse cada vez que ella hacía algo así. Sentía que su corazón, que siempre había considerado que era de piedra, se ablandaba un poco, o tal vez más que un poco.
—Mi padre habló conmigo ayer —comentó Emerald, mientras cortaba un trozo de carne.
Tom dejó el tenedor sobre el plato y la miró fijamente.
—¿Se enteró de..? —preguntó, pero ella se apresuró a negarlo.
—No, no. Solo me dijo que le parecía que algo me pasaba, porque he estado muy distanciada de él desde que empezó el año escolar.
—¿Crees que esté cerca de descubrirlo?
—No creo, y espero que no. Es mejor que no se entere.
—Estoy de acuerdo, no le gustaría para nada. Nunca le he caído bien, y para ser honestos, él tampoco a mí.
Emerald lo sabía, estiró la mano para ponerla sobre la de él, que estaba sobre la mesa.
—Solo tenemos que seguir manteniendo esto en secreto como hasta ahora.
Tom la miró con seriedad.
—¿Tú estás bien con eso?
Le preocupaba profundamente que Emerald se aburriera de aquella relación secreta. Para él no era ningún problema, pero sabía que ella veía las cosas de otra manera.
—Claro que lo estoy. Esto es importante para mí y estoy dispuesta a hacer lo que haya que hacer para que podamos continuar.
Él la miró a los ojos, aunque le costaba, tenía que decir eso.
—También es muy importante para mí, por eso no pienso permitir que nadie se interponga, sea quien sea, nadie te alejará de mí.
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𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 || 𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞
FanfictionEmerald Dumbledore y Tom Riddle están unidos por un lazo invisible al que muchos llamarían destino, Tras escuchar una profecía, Tom regresa a Hogwarts como profesor y en cuanto se encuentran, se desata una tormenta de emociones y sentimientos inexpl...