La mejor solución para no obsesionarse que se le ocurrió a Tom, fue seguir ignorando a Emerald. Durante los días siguientes no le habló y solo la miró cuando estaba seguro de que ella no se estaba dando cuenta. Pero aquella actitud hizo que quien comenzara a obsesionarse fuera ella. Tanta indiferencia solo aumentaba su interés, y hacía que quisiera averiguar el por qué de eso. Por primera vez desde que había empezado sus estudios en Hogwarts, dejó de hacer un trabajo, con la esperanza de que el incumplimiento de sus deberes diera lugar a algún acercamiento. Cuando llegó el día de la clase estaba nerviosa, no sabía qué tan mal podría salir eso, pero esperaba no fracasar. Tom pasó por todo el salón recogiendo los trabajos y se sorprendió al encontrar un solo pergamino sobre la mesa en que estaban sentadas Emerald y Aline.
—Su trabajo, señorita Dumbledore —le pidió y extendió la mano con intención de recibírselo.
—No lo hice —respondió ella, fingiendo tranquilidad.
Él frunció el ceño y pasó unos instantes sin saber qué hacer, hasta que se le ocurrió una idea.
—Después de clases hablaré con usted.
Emerald asintió.
—Sí, señor.
Tuvo que esforzarse por ocultar su sonrisa, por fin iba a hablarle, aunque seguramente todo lo que haría sería regañarla, pero eso no le importaba en lo más mínimo en esos momentos. La clase se le hizo eterna, pero esperó con paciencia hasta que todos sus compañeros de clase dejaron el aula, entonces se puso en pie y caminó con toda tranquilidad hacia donde estaba Tom. Aunque jamás hubiera reconocido eso ni siquiera para sí mismo, estar a solas con ella lo ponía nervioso. Además, ella parecía haber cambiado su actitud del principio, ya no parecía tan cohibida en su presencia y eso solo empeoraba lo que sentía.
—Y bien, señorita Dumbledore, ¿puedo saber por qué no hizo el trabajo que le dejé? —preguntó mientras entrelazaba las manos sobre la mesa que estaba frente a él, en medio de ellos.
Emerald se acercó un paso más e hizo su mayor esfuerzo por sostenerle la mirada.
—Estaba haciendo otras cosas y lo olvidé por completo —respondió.
—¿Sí sabe que ahora va a tener que trabajar doble? porque eso no lo voy a pasar por alto. Es el primer trabajo y es importante para la asignatura.
Emerald fingió preocupación.
—¿Y si lo olvidara otra vez, señor?
Tom concluyó que lo mejor era poner en pausa su indiferencia, justificándose en que un par de horas cerca de ella no le harían mal a nadie.
—La espero en mi oficina después de clases, así me aseguraré de que no lo olvide de nuevo.
Emerald estuvo a punto de hacer un baile de la victoria, pero se contuvo y logró parecer inexpresiva.
—Está bien, señor. ¿Puedo retirarme?
—Sí. Hasta pronto, señorita Dumbledore.
Emerald salió de allí ocultando la sonrisa hasta que cruzó la puerta y se permitió sentirse orgullosa de sí misma porque había propiciado la ocasión para acercarse a Tom, todo le había salido como lo había planeado. Pasó el resto del día contando los minutos, sintiendo que el tiempo pasaba más lento a propósito, retrasando la hora del encuentro.
—De verdad que no puedo creer que te hayan castigado otra vez en menos de dos semanas —le dijo Aline en cuanto se despidió de ella.
Emerald se encogió de hombros.
ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨 || 𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞
FanfictionEmerald Dumbledore y Tom Riddle están unidos por un lazo invisible al que muchos llamarían destino, Tras escuchar una profecía, Tom regresa a Hogwarts como profesor y en cuanto se encuentran, se desata una tormenta de emociones y sentimientos inexpl...