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Vil veía con algo de diversión como Yui se agarraba la falda, después suspiro, ¿tan duro lo estaba haciendo?
— Yui. — Le llamó, ella se tenso más, aunque bueno, rápidamente se calmo.
— ¿Ya? Gracias a Dios... Oooh. — Tan pronto como le puso el espejo enfrente, ella pudo ver mejor su cabello.
— Es lo mejor que pude hacer, fue un desperdicio total... Tenías un cabello tan lindo. — Si él se sentía así, no quería imaginarse como Yui se sentía. Esta misma dio una vuelta en el espejo, luego sonrió.
— En efecto... Pero, estos dos mechones tan largos no están tan mal...— Le había dejado dos largos mechones que cubrían sus orejas y un poco su rostro. Aunque toda la parte de atrás estaba corta. — Oh señor Idia... — Nuevamente recordó la razón por la que su cabello estaba así. Pero bueno, ya se había disculpado hasta de rodillas, supongo que con eso tenía...
— No dejes que se te peguen los malos hábitos de Idia. — Ella se sorprendió por eso. ¿Había sido por que lo había llamado señor? Es decir, él lo hace, pero.... Fue algo involuntario.
— Creo que no es un mal hábito. Solía llamar a algunas personas así antes de envolverme con el señor Idia, claro es que aún no tiene mi perdón. — Hizo un puchero al recordar su cara. Después suspiro, tal vez él creía que con arrodillarse tenía, pero no. Lamentablemente no.
