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Situación: Ruggie quiere devorar a Yui.
Recomendación: canción que es necesaria para entender este escrito, "Romeo and Cinderella" by: Doriko, Doriko.
Advertencia: mención de sexo, u otros temas relacionados a este.
Ichinen Yui x Ruggie Bucchi.
—Todo esto está narrado desde el POV de Yui-chan.
Enjoy~!
— ¡Me gustas, por favor, sal conmigo..! — Un día, una hiena de complexión media vino chillando hacia mi salón de clases, al escuchar eso, las medias que cubrían mis piernas hicieron fricción al terminar de analizar lo que estaba escuchando, no tenía ni la menor idea de quien era el, pero al no tener el afecto de la persona a la que yo quería... Lo acepte por simple pena.
De todos modos, él y yo pertenecíamos a mundos muy distintos, sus ojos amarillos jamás se toparian con los míos ni por error, tragando la saliva que se acumulaba en mi garganta, mis oídos se llenaron de los murmullos de las personas que había detrás de mi.
— Esta bien. —Fue todo lo que salió de mi boca, la hiena simplemente dejó de estar tendido sobre el suelo, y se levantó a besar mi mano, yo, sin emoción alguna simplemente le acaricie la cabeza, después el me pidió que caminaramos a casa, ya que al ser algo más que amigos ahora, estas actividades en pareja eran comunes, mientras le esperaba con mi maleta en las manos, el chico al que consideraba mi príncipe paso frente a mi, con su linda cabellera y postura cansada, suspiré con negación, sabiendo que su delgado cuerpo jamás me pertenecería.
Observando hacia un lado, el rubio al que esperaba me sonrió con dulzura mientras se ofrecía a llevar mi mochila. Siendo contagiada por su alegría, sonreí de manera tierna, después un párrafo de alguna canción resonó en mi mente.
Por favor, no dejes que mi amor se convierta en la tragedia de Julieta...
Llévame lejos de aquí.
Eso es todo lo que te pido.
Sabiendo perfectamente que mi amor no era genuino, no quería que este chico se viera lastimado por mi egocentrismo. Estando lado a lado contra el, se puso nervioso cuando nuestros hombros dieron un pequeño topon, reí por eso, ya que me había parecido adorable, nuestro camino a casa no había sido silencioso, pero si algo incómodo, la hiena nota mi mirada sombría, procediendo a preguntarme por aquella persona de cabello pelirrojo a la que llamó hermano.
