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- Grimm, ¿Podrías pasarme la poción de aquel estante? - Interrogó aquella chica, no podía quedarse sin hacer nada en aquellas extrañas clases.
El felino bostezo, medio adormilado, la tomó entre sus patitas.
- Aquí tienes, Yuu- Dijo entre bostezos, la chica no estaba poniendo atención estaba ocupada mirando hacía aquel gran caldero.
Grimm la soltó, creyendo no precisamente en las manos de la menor.
El sonido del cristal romperse los sorprendió a ambos.
- ¿Crees que lo noten? - Preguntó observando como el humo los comenzaba a rodearlos - ¿Yuu? - No había recibido respuesta a ninguna de las dos preguntas - Ay dios santo... Ace y Deuce van a matarme.
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- ¿Yuu-Chan? - Mencionó el de diamante pintado.
- Grimm, ¿algo qué tengas que decir en tú maldita defensa? - Ofreció 'amablemente' Trappola, mientras era sostenido por el chico de azulados cabellos.
- ¡F-Fue un accidente, lo juro! - Exclamó bastante asustado.
-... ¿Quieren dejar a ese pobre gato en paz? - Habló una nueva voz.
- ¡Líder...! - Dijeron ambos al unísono, habían acatado la orden rápidamente.
- Riddle-Kun, tenemos un problema... Pequeño, pero adorable~- Mencionó Cater, en sus brazos tenía una pequeña niña. La cual mordía uno de sus deditos.
La atención del pelirrojo no tardó en posarse en ella.
- ¿Quién es ella? - Fue la única cosa que surcó por su cabeza.
- Es Yuu-Chan, Grimm tiró una poción y ahora es una niña - Explicó, quitando el detalle que prácticamente había sido todo culpa del gato.
El chico de menor estatura se acercó a la menor, se había vuelto mucho más adorable de lo que ya era.
- ¿Me recuerdas, Yuu? - Cuestiono algo decaído.
- Riddle-Kun, no quiero ser grosero... Pero, ¿eso realmente importa ahora? - Dijo el fotogenico, la niña se reacomodo, dándole la espalda al líder rojo.
