Lily era la nueva vecina.La situación estaba así: el padre de Lily decidió prestarle un departamento en un edificio para que pudiera tener su nuevo trabajo más cerca.
Pero, Lily no estuvo muy de acuerdo, su padre tenía dinero y hasta la fecha seguía (un poco) gozando de, sin embargo, el departamento era algo que se negó un principio pues evidentemente era un condominio lujoso, con vecinos que tenían carro (o carros) y ella aún tomaría el bus.
Así que por más que quería decir que no, sabía que era un gran departamento, no pagaría renta y eso sería de ayuda.
Estaba emocionada el día que se mudó. Su pasillo estaba vacío y solo había dos departamentos más, uno frente a ella y el otro hasta el fondo.
Su nuevo hogar estaba amueblado así que sólo llevó ropa y cosas de su trabajo.Y Lily era una chica muy buena y servicial, siempre intentando hacer amigos nuevos en cualquier situación, por lo que cuando saldría a comprar un poco de despensa se encontró a su vecino.
Lo vio salir de su puerta al mismo tiempo que ella, la miró y pasó de largo, para luego posar su mirada en ella, frunciendo el ceño.
"Hola." Lily saludó nerviosa al instante, su vecino era atractivo, bastante. "Yo soy Lily, soy... nueva en el piso."
El hombre la miró asintiendo, aún serio. "Bienvenida." Miró su reloj en su muñeca y vio cómo apretó su maletín. "Soy Harry, Harry Styles, un gusto."
Lily sonrió levemente y cuando iba a hablar de nuevo el lo hizo.
"Voy tarde, hasta luego." Harry alzó su mano despidiéndose, dejándola con la palabra en la boca.
Lily solo lo miró irse, caminando sin lucir exactamente apurado. Alzó sus hombros cerrando su puerta y empezar a caminar para poder comprar sus cosas.
Su primer día de trabajo fue bueno.
No había iniciado en el mejor puesto, pues irónicamente pedían experiencia y estaba empezando siendo ayudante del editor de las revistas y artículos.
No se quejaba, claramente todos iniciaban desde el inicio, pero el ambiente laboral desde el primer día la dejó pensativa.
Quiso distraerse y de regreso a casa decidió hornear mientras hablaba con sus amigos de la universidad.
"Entonces tu vecino es guapo." Liam dijo por teléfono. "Interesante, ¿es de nuestra edad?"
"No, no creo." Río hablando bajo, no quería que escuchara de alguna forma. "Es más grande, tal vez unos cinco años."
"Bueno, no es tanto." Liam aceptó. "Llévale galletas, eso hacen los vecinos nuevos."
Lily dejó de decorar sus galletas y miró la pantalla. "¿Crees?" Pensó.
"Seguro, sólo para hacer amigos." Le dijo y ella asintió, aceptando. "Y también a los demás vecinos."
"De acuerdo, creo que lo haré." Asintió, limpiando sus manos en el mandil.
"Suerte, Lily." Liam sonrió y enseñó sus pulgares. "Guárdame unas."
"Lo haré." Lily colgó la llamada empezando a poner las galletas en un refractario, eran unas sencillas galletas de mantequilla, pero le gustaba decorarlas y darles toques de sabor diferentes, era bastante buena.
Estaba nerviosa y no sabía porque.
Tocó el timbre una vez moviendo sus pies y mirando el traste. Pasó unos segundos haciéndola pensar que no estaba en su casa, era un poco temprano si recordaba que lo miró en traje y suponía que trabaja en alguna empresa, pero todo eso se esfumó cuando abrió la puerta.
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