Isabela era una chica muy linda, amable y era asistente de Harry Styles.Estaba a nada de terminar su universidad y tenía bastantes gastos, por lo que trabajar con el la ayudaba bastante.
Ingenuamente pensó que conforme trabajan podían hacerse amigos y tal vez mas que eso. Claro que le gustaba trabajar con el y su equipo, trataba de hacerlo lo más profesional posible pero jamás se le quitaba esa idea de la cabeza.
Pero no fue así. No negaba que Harry era muy amable, casi el mejor jefe que ella tuvo, pero ella sentía que no le agradaba. Casi siempre lo notaba serio, cortante pero sólo con ella. No era grosero, pero era notoria la diferencia de actitud entre ella y los demás.
Por ejemplo, si el estaba en un buen humor con los demás, pareciera que con ella su humor se esfumaba. No entendía el porque, que le molestaba de ella. Pero todos le decían que Harry era amable con todos.
Hoy no había sido un buen día para Isabela; se había quedado dormida pues había dormido muy poco y eso afectó en toda su mañana. Tuvo que quedarse un tiempo más después de su universidad para arreglar un asunto, no pudo almorzar correctamente pues tenía que ir directamente al estudio con Harry y no pudo avisar pues no tenía datos móviles para hacerlo (lo cual era algo que Harry siempre le reprochaba).
Llegó al estudio casi corriendo bajando de su auto, buscó las llaves en su mochila y abrió para encontrarse a Harry.
"Hola." Exhaló agitada. "Perdón que llegué tarde, tuve un retraso en mi universidad." Hablaba tratando de respirar.
"Tienes que ir por mis trajes, ya están listos." Harry la cortó y le entregó una nota. Isabela la recibió y sintió su pecho oprimirse, era de diseñador, evidentemente pero la tienda donde tendría que recogerlos estaba algo de lejos de ahí. "Después déjalos en mi departamento."
"¿Hasta allá?" Habló suavemente y lo miró. "Son casi 30 minutos..." Susurró pero Harry la escuchó.
"¿Y?"
Isabela no dijo nada pero así como entró al estudio, salió y se dispuso a manejar hasta la tienda. Conforme manejaba, sentía sus piernas empezar a doler y su cabeza también. Pero decidió ignorar pues no era momento para enfermarse.
Escuchó su celular sonar, lo agarró aprovechando el alto del semáforo para contestar. "¿Si?"
"¿Ya llegaste?" Harry preguntó.
"No... estoy a nada." Mintió pues le faltaban unos quince minutos.
"Necesito que te apures, hay una reunión con el equipo." Escuchó y eso solo hizo que ella acelerara. "Cuando vengas de regreso, ¿podrías traerme un café?
"Está bien."
"Gracias." Le colgó sin dejarlo decir más pues tenía que concentrarse en llegar a la tienda y ubicarla. Sentía que estaba apunto de explotar de la desesperación y de los nervios de saber que estaba retrasada.
Al llegar a la tienda, tuvo que esperar para que los trajes le fueran entregados. Se sentía mal, no sabía que le estaba causando eso, pero sabía que el cansancio y la ansiedad le estaban ocasionando fatiga.
Casi corrió cuando recibió la ropa y cortando a la chica que le explicaba que había sido arreglado se fue corriendo a su auto y guardó la ropa lo más delicado posible para evitar accidentes.
Cuando entró al auto, notó llamadas perdidas de Harry pero no tenía cómo devolvérselas, sólo encendió el carro de regreso al estudio. Su corazón empezaba a latir y su cabeza dolía de lo irritada que se estaba sintiendo, quería casi llorar de la presión. Pero no se lo permitía, así era su trabajo y tenía que aguantar.
