Sin duda, Harry supo que estaba enamorado de Mia cuando le encantaba escucharla después de las clases, en el auto.
Su entusiasmo, sus gestos, todo eso hacía que se sintiera completo. "Era absurdo." Harry pensaba, jamás quiso verse involucrado amorosamente con Mia a pesar de que la veía como una chica especial. Pero no podía evitarlo, la amaba, estaba enamorado de ella.
¿Cómo un hombre como Harry podría estarlo? No estaba acostumbrado a estarlo, más bien, nunca. Su vida se basaba en su empresa y en tener relaciones en las cuales se basaba de dar regalos, dinero, sexo ( a veces) y por supuesto; nada de lazos serios.
Nunca se había encontrado atraído por alguna de las chicas pero Mia era diferente, lo era y se tardó en darse cuenta.
Era de noche cuando Harry escuchó el elevador de su casa, frunció el ceño y se levantó de su silla dirigiéndose a la puerta del elevador esperando a ver quién era.
Mia.
"Hola." Habló. Harry la miró cómo si fuera un completo ángel, ella estaba ahí después de dos semanas intentando volver hablar con ella. "Yo... perdón si no respondí tus llamadas, inicié mis exámenes y sabrás como me pongo en esas temporadas." Harry asintió, viéndola. Mia sólo mordió su labio nerviosamente.
"Lo sé." Harry habló y se acercó a ella. "No pensé que vinieras. ¿Cómo llegaste?"
"Pedí un taxi." Le contestó y suspiró cuando lo miró tomar su brazo delicadamente.
"¿A estas horas?" La acercó a el pero Mia se tensó, Harry la miró confundido pues Mia nunca se había tensado hacia su tacto.
"Vine porque pensé en lo que me dijiste esa noche."
Harry la miró con ojos brillosos y sonrió un poco. "Claro, ¿quieres cenar algo o..?"
"No, no, estoy bien. Sólo hablemos, ¿sí?" Habló determinadamente haciendo que el asintiera. Ambos se dirigieron a la sala y se sentaron en los muebles.
Mia no sabía que decir. Sí, estaba ahí y estaba ahí por una razón, hablar con Harry. Pero su pecho dolía cada vez que recordaba lo que había dicho aquella vez, estaba enamorada de Harry y eso no lo podía negar.
Después de aquella cita con su profesor, pensó que podría ser el inicio de algo serio y sano, lo que no pudo con Harry. Sin embargo, no se sentía bien, sentía que estaba prácticamente usando a su maestro para remediar un dolor que alguien más le causó, y no era justo. No podía dejar de amar a Harry, no podía olvidarlo y simplemente superarlo.
"Quiero algo serio." Soltó Harry. "Contigo." Tomó sus manos pero volvió a sentir como se tensaba y eso causaba que su pecho se oprimiera.
"No te obligues a algo que no quieres." Mia rió sin gracia y negó con la cabeza. "Sólo quise venir a dejar esto en claro, no quiero nada más contigo." Sus palabras salieron de su boca sin pensar pero no se había arrepentido.
"¿Qué? Hey." Dijo Harry y la miró, su pecho apretándose cada vez más. "No es una obligación, así es como me siento... no digas eso Mia, realmente te quiero." Su voz salió con dolor.
"No lo haces. No quieras decirme algo que sólo quiero escuchar." Inhaló. "Yo sí estoy enamorada de ti, Harry. No me importa tu dinero, tus lujos, te quería a ti, a Harry." Sintió sus lágrimas juntarse en sus ojos y miró hacia otro lado.
"¿Me querías?" Harry se movió hacia ella de tal manera de encontrar su mirada. "Es por eso que te quiero, eres diferente." Buscaba sus ojos desesperado. "Nunca he estado en una relación seria, estaba asustado de realmente decirte lo que estaba sintiendo por ti, todo esto es nuevo para mí pero quiero intentarlo Mía... por favor." Suplicó.
"No." Susurró negando con la cabeza.
"Perdón, discúlpame... entiendo lo que dije, no tengo justificación, ¿de acuerdo? Debí de respetarte y-"
"No, está bien. Yo no sabía que tenías a otra chica y lo común que era que eso sucediera, no tienes la culpa." Lo miró.
"Sí la tengo, escúchame." Apretó sus manos. " No debí decir eso que dije, ¿sí? No prefiero a nadie más que tú, te extraño. Extraño estar contigo todos los días y tardé en darme cuenta de lo mucho que te necesito, Mía... por favor."
Mia no sabía que decir, por supuesto que no pensó que el dijera eso. Harry no podría estar enamorada de el. "No me mientas, por favor..." Casi sollozó pero el negó rápidamente.
"No, no. Jamás podría... déjame demostrarte lo mucho que te amo Mía." Sus palabras salieron causando un alivio en el. "Joder, te amo. Estoy enamorado de ti y te extraño. Te extraño Mia, lo digo en serio, esa noche que te vi con el lo supe, ese día tendríamos que haber estado los dos comprando tu vestido para la cena y celebrando el trato como lo habíamos planeado. Me dolió verte con el y se que me lo merezco después de lo que escuchaste, eso y más." Acarició sus dedos esperando por su respuesta, inhaló y apretó su mandíbula.
"Yo también me sentí mal ese día." Su voz era llorosa. "Y... no, mierda." Susurró cerrando los ojos, se estaba dejando llevar. "Soy una chica grande, ¿recuerdas? Puedo con esto, puedo sin ti." Respiró profundamente evitando sus lágrimas de nuevo.
Harry negó desesperadamente. "No, no Mia puedo arreglar esto. Dime cómo puedo arreglarlo, déjame hacerlo." El pánico se apoderó de él.
"No, Harry..." Lloró.
"No entiendo." Exhaló y apretó sus ojos. "Te amo bebé, de verdad lo siento, volvamos como antes."
"Esta vez no se hará como tú ordenes. Siempre se hace lo que tú dices." Mordió su labio. "Y yo no quiero nada." Dijo Mia a pesar de que lo dudó.
Harry soltó sus manos y se las llevó a su cabeza, estaba empezando a sentirse abrumado, el realmente pensó que podía solucionar esto. "¿Eso es lo quieres?" Habló dolorosamente. "Yo te quiero para que seas mi prioridad, te quiero como mi pareja, mi novia, todo Mia, entiéndeme-" Exhaló y su pecho volvió a doler.
Novia. Había recordado eso, aquella vez que Harry dijo que jamás podría tener una.
"¿Novia? No bebé, yo no estoy ni estaré para eso, hasta ahora." Rió Harry y Mia asintió lentamente. "No funciona en mi, me gusta así y punto."
"¿Y yo puedo tener un novio?" Preguntó Mia.
"Supongo que sí, si es lo quieres, pero no lo necesitas." Harry nunca hablaba de los términos en su relación, claro sabía que el era su "sugar daddy" pero también lo sentía como si fuera su dominante.
Y obvio, no se quejaba, pero... jamás podía entender, ¿cómo no podía verlo como su pareja sí actuaba como una? La cuidaba, la protegía, la consentía, estaba todo el día con ella, ¿qué no era eso lo que los novios hacen? Harry no lo era, él no es su novio.
"Prométeme que lo dices en serio." Su voz salió temblorosa, casi sintiendo arrepentirse de lo que diría. "No quiero que me mientas, Harry. Te juro que sí lo haces ni siquiera notarás que me fui de ti."
"No te miento, no lo hago, nunca permitiré que te vayas de mi vida porque sé lo que se siente estar sin ti. Jamás quiero volver a estar sin ti." Volvió a tomar su manos y se acercó a ella. "Prometo darte todo lo que no te di."
"Me diste todo menos tu amor, Harry." Rió sin gracia.
"Todo lo que te daba, te lo daba con todo el amor que tengo hacía a ti, y me di cuenta de eso demasiado tarde." Tomó su mejilla y casi llora al verla así de roja e hinchada por su culpa. "Estaba asustado de aceptar lo mucho que te amo."
Mia sentía su pecho doler y no sabía si era por lo que decía Harry o por lo mucho que estaba llorando. "Quiero creerte pero tengo miedo..."
"Haré que me creas, te ensañaré que no debes de tenerlo. Quiero que confíes en mí, poco a poco verás que todo lo que te dije es en serio y haré que nunca dudes de mi amor hacia ti." La pegó a él. "¿Puedo?" Miró sus labios dudosamente, Mía asintió.
Harry dejó un pequeño beso que apenas duró segundos pero que definitivamente sintió su cuerpo llenarse de alegría. "Dije que poco a poco... ¿cierto?" Se separó y ambos rieron.
Harry nunca había dormido tan completo y feliz como esa noche.
