"Soy una tonta." Mia lloró mientras Lauren la consolaba."No lo eres. Sólo que eres nueva en esto y de alguna manera tenías que aprender." La acarició levemente del brazo. "Hasta yo me siento mal, debí decirte que esto podría pasar pero es muy raro que suceda, ¿sabes? Perdón." Lauren se mordió el labio porque sentía mal de ver así a su mejor amiga, sintiendo qué tal vez ella pudo haberle dicho antes que esto podía suceder.
"No es tu culpa, de hecho, tú me dijiste que no tenía que verlo de otros ojos que no fuera como mi sugar daddy." Mia cerró los ojos y se apretó más contra ella.
"Hey... mira el lado bueno; puedes conseguirte otro." Lauren la alentó pero ella negó.
"No creo que encuentre a alguien tan guapo como Harry." Exhaló. "Además, no quiero a otro."
"Está bien, pero sabes que puedes conseguirlo, te gustó ¿no?" Lauren siguió acariciando su cabello.
"¿Qué sí me gustó?" Frunció el ceño.
"Sí, esto de tener a un-"
"Ah... pues..." Lo pensó, era "divertido" pero con Harry había sido diferente, era tan distinto que era inevitable confundirlo con un novio. "Tal vez sí."
"¿Ves? Podríamos encontrar alguno más." Siguió acariciando su cabello. "O, podrías por fin aceptarle la cita a tu maestro." Rió cuando Mia se giró a ella con los ojos abiertos.
"¡No! Me lleva como 9 años." Exclamó.
Al entrar a la universidad, Mía tuvo un profesor algo joven; a diferencia de los demás que eran mucho más grande que ella, este maestro aparentaba estar en sus treinta y tantos.
No era "feo" al contrario, sí se le hacía atractivo, pero el hecho de ser su profesor la incomodaba un poco.
En clases, sentía su mirada cuando todos estaban haciendo una actividad y ella no podía evitar no regresársela, apenada.
El día que la invitó a salir, Mia ya tenía un tiempo tomando clases con el, ya eran un poco más conocidos por lo que cuando ella rechazó amablemente su cita, no se sintió incómodo. Su profesor respetó la decisión, sin embargo, la propuesta seguía en pie cuando ella quisiera aceptar y las clases siguieron como siempre.
"¿Y qué? Está muy guapo y es el hombre más caballeroso que he conocido." Le guiñó el ojo. "No es mi tipo por cierto, a mi me gusta que me ahorquen." Puso su mano en su cuello y mordió su labio. Mia rió fuertemente y negó con la cabeza.
"Estás loca."
•••
Había pasado una semana desde que Mia se fue del departamento de Harry, y había recibido todo lo que el le regaló alguna vez.
Harry había dejado un mensaje diciendo que no quería nada de regreso por lo que quería que ella se quedara todo.
Mía no respondía sus mensajes, estaba dolida claro, pero sabía que había sido su culpa y no podía ser grosera con el cuando Harry quería saber como estaba.
Por otro lado, Lauren no dejaba de molestar con que debería aceptar una cita con su profesor, pero Mía no estaba segura si quería hacerlo... hasta hace un día.
Pensó que no tenía nada que perder si su mismo profesor prometió que si algo surgía o no, todo sería como antes sin vergüenzas.Así que aceptó, se arregló y se maquilló para aceptar salir a cenar con su maestro.
Harry se sentía extraño; nunca se había sentido de esa manera con alguna chica.
Ver a Mia irse con pequeñas lágrimas en sus mejillas lo hizo sentir raro y con ganas de evitar que se fuera, no entendía en un inicio porqué la reacción de ella al decir que había otra chica de por medio, hasta que llegó a la conclusión que Mía pudo haberse enamorado o empezado a.
Pero Harry jamás pensó que eso sucedería; sabía que Mía era primeriza y que se tomó más allá la relación que llevaban pero no pensó que se enamoraría de él.
Harry no se justificaba, conocía a Candice de tiempo atrás y se maldecía a si mismo por pensar que le parecía más atractiva por tan solo ser mayor que el y más "experimentada" lo cual ahora lo veía como una total tontería porque Mia le parecía ser única y especial.
Así que después de semanas de pensarlo, quería hablar con ella, iniciar todo de cero y querer comenzar de a poco algo serio con ella.
Pero, todo su entusiasmo se fue bajando cuando la vió entrar en ese vestido corto negro al restaurante donde él se encontraba. Lo peor, venía acompañada y sabía que era su profesor.
Lo supo pues Harry siempre le prestaba atención a todo lo que Mia le decía cuando comían después de las clases, platicándole acerca de el y claro, alguna vez que la recogió en la salida y la miró hablando el.
Mía no se había percatado de la presencia de Harry, estaba nerviosa y un poco tensa al inicio, quería quitar de su mente que estaba saliendo con un profesor de su universidad y que sólo era un hombre que había conocido. No se estaba sintiendo del todo cómoda cuando el la miraba fijamente o cuando miraba a sus labios directamente, tuvo que disculparse y meterse al baño suspirando.
"Qué mierda..." Se lavó las manos y se miró al espejo. "Disfruta la cena Mía, él no es tu maestro y no te incomoda que te vea a los labios." Se dijo a si misma mientras retocaba su labial. Se giró para salir, abrió la puerta y miró a quien menos esperaba encontrarse; Harry.
"Mia..." La miró y casi dolió verla así de bonita.
"Harry... ¿qué h-haces aquí?" Se tensó al verlo, en traje como siempre.
"La cena que tendría con mis socios para celebrar el trato... ¿recuerdas?"
Mía asintió recordando; Harry la había invitado a ser su acompañante esa noche que sería importante para el. "Sí me acuerdo." Habló bajito. "Escucha... me tengo que ir me están esperando." Caminó hacia adelante pero la mano de Harry la detuvo levemente.
"Mia, quiero hablar contigo de lo que sucedió." Miró sus ojos directamente. "No me justifico lo que dije, sólo quiero que me disculpes ¿sí? Realmente lo siento, no sabía que te sentías así. Quiero arreglar las cosas contigo e intentar algo serio, despacio." Le dijo, Mía lo miró a los ojos, sabía que lo decía en serio y era lo que más le sorprendía. No estaba procesando lo que Harry le estaba diciendo y no podía darle una respuesta.
"Estoy en una cita, Harry. No me pidas eso ahora."
"Lo sé, lo sé, Mía discúlpame... sólo piénsalo ¿sí?" Acarició su mano suavemente.
"Adiós Harry." Se volteó y antes de que la pudiera detener salió del baño casi corriendo hacia donde su profesor se encontraba en su celular. Se puso roja de la pena por su tardanza y trató de excusarse lo mejor posible.
El resto de la cita no pudo estar tranquila, lo que Harry le había dicho le retumbaba en la mente y odiaba eso pues realmente quería prestar atención a lo que le estaban diciendo.
Por otro lado, Harry sólo la miraba, veía como sonreía de vez en cuando y como se ponía roja lo que lo hacía apretar la mandíbula, se sentía egoísta. Pero estaba seguro que quería a Mía, y sólo la quería para él.