Mia jamás pensó que podría enamorase de Harry, pensó que todo sería como la relación que estaba dispuesta a tener pero no pudo evitar enamorarse. Era atento con ella, caballeroso y respetuoso, lo tenía todo según Mia pero fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que ya había caído enamorada.Habían pasado meses después que se conocieron; Harry la recogía de la universidad en su carro o a veces, su chofer David.
Después, pasaba parte del día en su lujoso departamento, hacía tarea mientras que Harry estaba en su oficina trabajando para después salir por una cena en un restaurant, para después en la mañana no poder levantarse por el dolor en su cadera por lo fuerte que Harry había sido la noche anterior.
Mia estaba consciente que Harry nunca había mencionado algo de hacer "oficial" lo suyo, por lo que Lauren le aconsejó que siempre tenía que tener en mente que ambos en cualquier momento podrían querer tener a otro "daddy" o "sugarbaby" y por eso mismo, Mia tenía que dejar de verlo con otros ojos. Pero ya era tarde.
Era otro día en el que Mia estaba con Harry; habían tenido una ronda en la mañana pues era Domingo y ambos tenían día libre.
Se habían bañado y ahora Harry estaba en su oficina mientras que Mia veía la televisión. Escuchó por un momento la risa de Harry y después un grito, por lo que se acercó a la puerta de la oficina con cuidado, alzó la mano para tocar pero se detuvo cuando escuchó su nombre.
"¿Mía? Sí, sigue aquí." Frunció el ceño y prestó más atención. "No creo que se enoje, digo, no somos pareja." Mia se tensó y mordió su labio. "Lo sé hombre, ambas son buenas pero estoy sintiendo que prefiero a Candice."
¿Candice? Mia se alejó de la puerta sintiéndose confundida, no sabía cómo reaccionar exactamente.
Decidió sentarse en el sillón y empezar a mensajearle a Lauren, justo cuando estaba por enviar el segundo texto, Harry apareció.
"Hola bebé. He terminado con el trabajo." Caminó hacia ella. "¿Qué veías?" Le preguntó y dejó un beso en su cabello haciendo que Mia se tensara. "Bebé... hey, Mia, estoy hablándote.
"¿Quién es Candice?" Su voz salió en un hilo y apenas Harry pudo escuchar.
"Quién es... ¿quién?" Pidió que le repitieran. Harry frunció el ceño y se arrodilló ante ella tomándola de la barbilla. Estaba roja de la cara y con los ojos vidriosos.
"Candice..." Volvió a decir un poco más fuerte lo suficiente para que lo escuchara.
Harry abrió la boca y la volvió a cerrar. "Eh... amor..." Buscó las palabras para decirle qué tal vez ella no era la única chica que tenía. "Verás, así como tú puedes tener a otros "sugar daddy" yo puedo tener-"
"Nunca me dijiste eso, Harry." Mia le dijo mirándolo. Se sentía tonta y su pecho empezaba a doler.
"Mia, no somos novios, lo sabes. Accediste a estar una relación así y te dije desde un inicio que no hago eso de novios." Mía asintió, era verdad. Pero ahora estaba totalmente enamorada de él y saber que no era la única hacía sentirla pésimo.
"Pensé que..."
"¿Eras la única?" Harry mordió su labio cuando vio que una lágrima quería correr por su mejilla. "Lo siento. Así es esto... pero, eres muy bonita Mia, tan dulce y curiosa, pensé que tú también quisieras tener y experimentar con demás."
Mia negó, por supuesto que jamás pensó en eso, solo lo quería a él. "Creo que jamás entendí el punto de esto entonces." Respiró y se levantó tomando su celular. "Creo que será mejor que me vaya." Harry miró hacia abajo. "Además, dijiste que la preferías a ella." Harry la miró sorprendido.
"No tenías que haber escuchado eso." Le dijo levantándose frente a ella.
"Pero lo hice." Mia cerró los ojos y giró para ir al elevador.
"Mia..." Harry no sabía exactamente porque dijo su nombre. "Deja que te lleve a casa." Mia negó con la cabeza y ni siquiera giró a verlo, llamó al elevador. "Por favor, o que sea David al menos." Mencionó a su chofer.
"No." Entró al elevador. "Te haré llegar todo lo que me regalaste y te prometo que en cuanto pueda te enviaré lo que pagaste por mis libros." Respiró profundamente y lo miró por última vez antes de que se cerraran las puertas.
Se sentía mal, rota y lo peor era que sabía que todo era su culpa, jamás debió pensar que esto era una relación seria y que el podría gustar de ella.
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