Capítulo 17

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Capítulo 17. El destino

Sasha Belova 


25 de diciembre 2019

El día de navidad nunca había resultado tan placentero.

Literalmente.

Envuelvo mis dedos en la muñeca de Jeremiah muy cerca de mi cuello porque sus dedos lo envuelven, su otra mano sostiene mi cadera clavando sus dedos allí mientras que la mía se apoya en su abdomen tratando de estabilizarme mientras me alzo sobre mis rodillas haciendo que su longitud entre y salga de mí.

Apenas puedo recordar que desperté cuando Ashley salía anunciando que pasaría el día con Aaron, intentamos desayunar decentemente antes de que hacer esto volviera a tentarnos; y nosotros no sabemos resistir tentaciones.

Mi piel se siente caliente, hay sudor y mucha humedad cubriéndonos mientras la sala se llena de nuestros gemidos, jadeos y gruñidos. Sus dedos se ciñen a mi cuello y mis muslos tiemblan, la tensión arrastrándose en ellos mientras abro la boca para un gemido particularmente alto, mis movimientos volviéndose torpes y descoordinados persiguiendo mi orgasmo.

—Jeremiah...

—Tan preciosa follándome, gimiendo mi nombre, corriéndote conmigo dentro...—Jadeo, la espiral en mi vientre bajo se dispara cuando su mano desciende de mi cadera y su pulgar traza círculos sobre mi clítoris, clavo mis uñas en su abdomen jadeando con fuerza y me estremezco arañando su muñeca cuando el orgasmo me alcanza gritando su nombre. Su mano en mi cuello me atrae hasta que su boca se hunde en la mía con violencia, gimo contrayéndome a su alrededor y un gruñido se aloja en su garganta ante eso.

Lo siguiente es que Jeremiah nos hace girar casi cayendo de la cama y creo que ríe ronco, me estremezco cuando embiste en mi interior persiguiendo su orgasmo, duro y rápido, arrastro mis uñas por su espalda cuando su rostro se inclina hacia mi cuello y sus jadeos resuenan en mi oído, muerdo su hombro sintiendo mi cuerpo temblar porque sus embestidas hacen que los vestigios de mi orgasmo no terminen hasta que su propia liberación lo envuelve.

Nuestras respiraciones son un asco y todavía puedo sentir la tensión de mis músculos envueltos a su alrededor antes de que alce la cabeza para verme, le doy una sonrisa perezosa cuando presiona un beso en la comisura de mis labios antes de ponerse de pies.

—¿Y si Ashley regresa?

—No creo que no sepa lo que es, pero tampoco creo que no sepa lo que sucede cuando uno tiene la casa sola—Me rio enderezándome sentada sobre el borde de la cama, sin embargo, no hago el amago de ponerme de pies porque probablemente terminaría en el suelo.

—Amanecimos de buen humor—murmuro alzando las cejas cuando él regresa, resopla y yo extiendo mis brazos hacia él, se inclina descansando sus manos a cada lado de mis caderas y su rostro está a la altura del mío—. Hace frio, Greythorne

—Creo que lo ha hecho desde que llegamos a Keaton a inicios de mes.

—Y yo odio el frio— jadeo cuando me alza hasta que enredo las piernas en sus caderas y mis brazos en su cuello

—No se nota—resoplo cuando entra conmigo a la ducha y me deja sobre mis pies, doy un respingo cuando el agua comienza a caer sobre mi cabeza, para luego dejar escapar un suspiro de satisfacción ante la calidez de esta contra mi piel, inclino la cabeza hasta presionar mi frente contra su pecho.

—El frio y yo nunca hemos sido amigos.

—¿Por qué no? —Noto que se mueve y luego algún tipo de esponja frota mi espalda, suspiro nuevamente cerrando los ojos.

El motivo de Sasha ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora