Capítulo 8

183K 12.8K 6.7K
                                    

Capítulo 8. Marioneta

Sasha Belova

15 de diciembre 2019

La vida rara vez va en línea recta ¿no?

Leerlo en algún libro no es igual que sentirlo un día a la vez.

Aprieto mis dedos entorno a la taza con chocolate caliente mientras observo el paisaje blanco al otro lado de la ventana de la cocina, muerdo el interior de mi mejilla tratando de adivinar como deshacerme de esta rara sensación de incertidumbre ahora.

Es decir, se supone que vine para ayudar a Jeremiah ¿Cómo es que terminamos besándonos en la biblioteca? No es que me queje ¿eh? Jeremiah es muy bueno en ello, pero, aun así, es raro que esto haya sucedido.

Es temprano, el sol aun no sale, pero prefiero no arriesgarme a ir a correr con este clima, de cualquier manera, no es que he dormido demasiado, después de un par de besos más decidí que lo mejor era quedarme en la biblioteca y obligar a Jeremiah a dejarme sola, por supuesto que me dio una mirada extrañado y le dije que todo estaba bien, porque en realidad lo estaba, el problema no era con él, el problema es conmigo misma, el conflicto que me causa que esto esté avanzando tan rápido como siento que lo hace.

—Buenos días—Miro sobre mi hombro encontrando a Layla, ella me mira arqueando una de sus cejas y le ofrezco una sonrisa de boca cerrada.

—Buenos días—Me remuevo en mi lugar, es obvio que no soy de su agrado y no es como vaya a hacer algo para cambiar eso.

Desde siempre me ha apegado al pensamiento de que no soy responsable de la manera en que otros me juzguen o vean, no es mi problema, trato siempre de ser fiel a mi misma y comprendo que no a todo el mundo vaya a gustarle, por eso no tolero que nadie quiera cambiar algo de mi que sé que no está mal.

—¿No fuiste a correr hoy? —La veo moverse por la cocina y bajo la vista a mi taza.

—No, hace demasiado frio para eso—Me encojo de hombros antes de darle un sorbo al chocolate, la tibieza de este se desliza por mi garganta en un suave alivio ante el frio que está haciendo esta mañana. Me gusta el invierno, es una decision segura, pero me gusta el invierno cuando puedo usar dos abrigos y no sentir los dedos tan tensos como ahora, envuelvo la taza con mis palmas dejando que tibieza traspasando la porcelana alivia la tensión.

—Supongo que Jeremiah tampoco fue—Me encojo de hombros.

—Creo que no, cuando me desperté estaba dormido aun—respondo alzando la vista a la ventana nuevamente, los pequeños copos de nieve cayendo me hacen recordar a papá, como se quedaban en su ropa y entraban con él a la casa.

Siento su mirada sobre mí, inspeccionándome, observándome mientras entrecierra sus ojos como si hubiera algo mal y quisiera descubrirlo así que la observo de vuelta porque no voy a dejar que me intimide, soy abogada, en todo caso intimidar a la gente es mi papel, sobre todo si sé que son culpables, si ella cree que puede hacer eso conmigo está más que equivocada.

—¿De dónde saliste? —Arqueo una de mis cejas y le ofrezco una sonrisa ladeada, cruzo mis brazos sobre mi pecho.

—¿De un vientre?

—No estoy bromeando, tus chistecitos de mal gusto no van a funcionar conmigo

—¿Y cómo por qué eso me importaría? —reviro frunciendo las comisuras de mis labios con desinterés.

—¿Por qué nadie te conoce? Nadie nunca te ha visto con Jeremiah y ahora resulta que tienen mas de un año juntos, no me importa qué tantos detalles haya y mil explicaciones eso no es normal.

El motivo de Sasha ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora