Epílogo I

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Epílogo I

Jeremiah Greythorne 


14 de agosto de 2020

—Esto es un secuestro.

Recargo mi espalda contra mi silla dejando de teclear en mi portátil para ver a Sasha en la puerta de mi oficina, su cabello está suelto, manteniéndolo fuera de su rostro por su diadema roja favorita, viste un pantalón negro de pinzas a juego con el blazer que cubre la camisa roja.

—¿Es así? —cuestiono mientras la veo sentarse en una de las sillas frente a mi escritorio.

—Por supuesto, vámonos—Sacudo la cabeza mientras ella agita sus manos intentando apurarme a terminar, arqueo una de mis cejas.

—Ahora que termine ¿Cómo te fue en el juicio?

—¿Y usted por qué cree que soy una de las mejores abogadas del país? —Echa su cabello hacia atrás en un gesto arrogante, y observa el reloj en su muñeca, las comisuras de mis labios se alzan—. Bien, pero, aunque me esté acostumbrando a ganar, deberías acompañar a tu novia a celebrar esta victoria—Alza las cejas expectante.

Es viernes, así que sé que no está hablando precisamente del juicio, también fue su última cita con la psicóloga esta mañana, había pasado de ir semanal a solo ir cada quince días, sin embargo, ya no debe regresar a menos que se sienta mal nuevamente.

Han sido meses extraños, sin embargo, no infelices, supongo que los tomamos como recuperación, por mi parte ya hay muy poco que no recuerde, y si hay algo que no, es porque seguramente no estaba en mi memoria antes de perderla.

Pasé un par de días en Keaton cuando mis recuerdos estuvieron volviendo gradualmente, sin embargo, dos semanas después regresé a mi departamento.

De ella puedo decir que ha florecido.

No hay ojeras en su rostro ni la palidez que suelo recordar tenía antes de aquella noche en que todo sucedió, hace semanas no se despierta por alguna pesadilla e incluso ha subido de peso, lo suficiente para que siga mirando constantemente sus caderas y trasero cuando me da la espalda.

Al principio estuvo algo empeñada en contactar a su madre, sin embargo, con el paso de los días decidió ignorarla, al parecer quería hablar con ella para cerrar todo aquel ciclo, pero es obvio que su madre no pensaba lo mismo.

» Cualquier momento en este minuto, Greythorne—Espera una respuesta como si ya no hubiera decidido lo que haríamos.

—Seguro, en un momento voy.

—Ay Dios, que ánimo más aburrido—Se pone de pies con una mueca en los labios—. Tienes cinco minutos para cambiar esa cara y terminar tu trabajo, te veo en el estacionamiento, ya los servicios terminaron hace tiempo—Gira sobre sus talones volviendo hacia la puerta, no puedo evitar observar la manera en que el pantalón se ciñe a sus piernas, aunque sea ligeramente holgado hasta sus pies—. ¿Sabes qué? No, te esperaré en tu departamento y si llegas con esa cara no entras—Sale antes de que pueda responderle y yo no puedo evitar reír.

Cerrando el documento guardo la portátil en mi portafolios y apago la computadora de mi escritorio tomando mi chaqueta del respaldo de mi silla.

Me tomó unos dos meses regresar al bufete, si bien el doctor había dicho que la falta de memoria no tenía nada que ver con la inteligencia, yo no recordaba demasiado de mi trabajo, lo sentía como una irresponsabilidad de mi parte volver al bufete de esa manera, sin embargo, tomé un par de diplomados mientras esperaba que mis recuerdos se dignaran a regresar. No tardó demasiado en suceder, para mi buena suerte.

El motivo de Sasha ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora