Capítulo 27

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Capítulo 27. Fantasías y jaulas...

Sasha Belova 



8 de enero 2020

Hace frío

Bastante si me lo preguntas. Es por eso que giro sobre mi eje hasta que mis manos están bajo mi pecho y mis piernas flexionadas debajo de mí, las cobijas sobre mí todavía son gruesas, sin embargo, no sirven de nada.

Y de pronto ya no están.

Mi piel arde cuando una ventisca fría la golpea, mis dientes castañean y pronto mis pulmones resienten la falta de calidez, lo siguiente es que me siento en la cama, solo para notar que no estoy sola y que esta no es mi habitación.

—¿Qué haces aquí? —cuestiono entrecerrando los ojos, Astrid sonríe de lado, es el tipo de sonrisa que reconoces como cualquier cosa menos buena, sostiene el extremo de la cobija con la que se supone que yo estaba cubierta.

—¿Qué crees que haces tu aquí, intrusa? —cuestiona de vuelta, muerdo mi labio inferior con demasiado fuerza.

—Dímelo tu—provoco y ella se ríe, su risa hace eco por todo el lugar y mi piel se eriza, justo antes de que pueda evitarlo el aire me abandona ante la oleada de agua fría que me empapa, llevo una mano a mi pecho que se siente hueco y escucho el pitido en mi respiración mientras trato de no ahogarme, vuelvo a mirar a Astrid, pero ella no me mira a mí.

Warren aparece en mi campo de visión desde alguna puerta acercándose a grandes zancadas hacia la joven castaña, ella se encoge mientras lo mira, él le grita mientras yo araño mi garganta tratando de que el aire entre.

No los escucho, apenas los veo y en cuanto él alza su mano sé que va a abofetearla, parpadeo y abro la boca para gritarle que no lo haga, sin embargo, cuando mi vista los enfoca su cara ya está girada hacia mí por la fuerza del golpe.

Solo que Warren ya no es él, es Jeremiah.

Y Astrid no es ella, soy yo.







Mi cuerpo se estremece y un grito ahogado trepa por las paredes de mi garganta, aunque no lo dejo salir, me siento en la cama arañando mi garganta con una de mis manos, sin embargo, rápidamente me doy cuenta de que mi respiración es agitada, pero no es faltante como en mi sueño, un suspiro de alivio me abandona mientras aprieto los párpados.

Fue solo otra pesadilla.

Relamo mis labios llevando mis manos a mi cabello mientras evalúo donde estoy, Jeremiah duerme a mi lado, sobre su costado de frente hacia mí, uno de sus brazos bajo su almohada y el otro se supone que rodeaba mi cintura hace unas horas, solo que me alejé entre sueños.

Tallo mi rostro tratando de distraerme para evitar el latido acelerado de mi corazón, así que, parpadeando para deshacerme de las imágenes de mi pesadilla que comienzan a repetirse en mi memoria, inspecciono la habitación.

Solamente se hace evidente lo mucho que Jeremiah prefiere el azul y negro, así que Layla no estaba equivocada, probablemente su color favorito era el negro y comenzó a elegir el color azul más adelante.

El motivo de Sasha ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora