⚔ Capítulo 5🛡

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CAPÍTULO 5. REENCUENTRO

Reino de Trondheim

Año 491 de las Eras de Trondheim 

Año 491 de las Eras de Trondheim 

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Dimitri, Margueritte y yo cabalgamos en la noche hacia la frontera de Briagha. Los tres estamos muy conscientes de la locura que representa emprender un apresurado viaje en pleno invierno y de noche, pero hacemos frente al aire cruelmente frío que nos azota y lo dificultoso que resulta viajar en la oscuridad; aun así, no nos detenemos y en un par de horas llegamos a nuestro destino.

En los pueblos y a las orillas de los caminos, a intervalos muy útiles, se mantienen hogueras encendidas, lo que ayuda a no perderse. Al entrar al pueblo, a pesar de la hora, hay personas en las callejuelas. Es un pueblo de paso ya que está cerca del camino real y muchos viajeros hacen un alto para descansar, por lo que tres personas buscando una posada en medio de la madrugada no resulta sospechoso para nadie.

Entramos a la posada más pequeña y destartalada y dejamos que Dimitri se acerque al posadero.

—Buen señor, una habitación.

El hombre mira por encima de su hombro y nosotras ocultamos el rostro bajo las capuchas. No creo que podamos pasar por hombres, por lo que el encargado arruga la frente.

—¿Solo una?

—Mis compañeros y yo arrojamos una moneda para ver quién duerme en la cama y los demás se conformarán con el piso.

El hombre se encoje de hombros y le da una vieja y oxidada llave.

—¿Puedo pedir la habitación con ventana?

—Los pordioseros no pueden elegir habitación.

—¿Y si los pordioseros disponen de una moneda de plata por la habitación con ventana y otra por su discreción? —Dimitri parece muy acostumbrado a estas cosas, Margueritte luce tranquila, pero yo siento que cada persona dentro del local podría reconocerme en cualquier momento.

El hombre toma las dos monedas y cambia la llave, sin siquiera mirar a su interlocutor, quien toma la llave y nos hace una señal para que subamos las sucias y desvencijadas gradas de madera hacia las habitaciones.

Una pestilencia del infierno nos recibe al entrar y trato de detener las arcadas.

—¡Contrólate! —ordena Margueritte, cuando me asomo a la ventana por aire.

—No me des órdenes, pequeña granuja—respondo cuando, por fin, soy capaz de hablar.

—¡Aquí está! —Dimitri levanta una tabla y podemos distinguir al reverso algo tallado en ella.

—¿Qué es eso? —La ansiedad ya se comienza a notar en la voz de mi doncella.

—¡Contrólate! —ordeno y ella me mira con furia.

Más Allá de la Sangre [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora