⚔ Capítulo 15🛡

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CAPÍTULO 15. AROMA DE JAZMINES AL ATARDECER


*** Advertencia de contenido sensible****

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Reino de Laurassia

Año 458 de las eras de Trondheim

Después de que la reina Isadora se fue de la torre, el pequeño príncipe Breoghan siguió esmerándose en idear los planes que su padre le había encargado. Pensaba que quizá, solo quizá, si hacía un buen trabajo el rey le permitiría no ser tan duro con su pobre madre.

Era ya muy entrada la noche cuando Hilsgard terminaba de revisar la propuesta de su pequeño hijo acerca del encargo que le había hecho.

—¿Has considerado que si tomas esta cantidad de soldados dejarás la frontera desprotegida?

—Si, por eso he colocado estos dos puntos de relevos, los mensajeros se turnarán y en este punto y en este otro, podemos tomar aldeanos para que lleven los mensajes, de esta manera los soldados no necesitarán hacer el recorrido de este tramo y llegarán al destino más rápido.

Esperaba ver en el rostro de su padre la aprobación que tanto anhelaba, pero su expresión era completamente fría.

—¿Y qué me dices del monzón?

El pequeño príncipe sintió como un temblor lo estremeció de pies a cabeza. Su padre le dirigió una mirada de triunfo y una sonrisa altiva y cínica.

—No habías considerado el clima, ¿verdad? ¿Sabías que en una guerra también debes luchar contra la naturaleza?

—P... Por supuesto, si me da algunas horas más, yo... podré idear una manera...

Una bofetada hizo caer al pequeño de diez años al suelo.

—Padre...

—¡Cállate! ¡Eres un inepto! ¿Y así crees que serás un verdadero rey?

—Puedo hacerlo padre, si me da otra oportunidad...

Hilsgard agarró al muchacho por el cuello y lo arrastró hacia el calabozo hecho en sus propios aposentos para poder darle un "tratamiento especial" a personas de alto rango o contra las cuales el rey tuviera "desacuerdos" personales.

Lo encadenó a un poste y de un tirón le arrancó la túnica real que lucía. Las marcas en su espalda daban testimonio de los castigos a los que era sometido.

—¿Cuántos azotes crees que mereces por tu ineficacia?

—Majestad... —boqueaba en busca de aire debido a la angustia de saber lo que se avecinaba—. ¡Piedad!

Su cuerpo se sacudió ante el repentino impacto de un latigazo en la espalda. A pesar de todo, fue capaz de retener el grito de dolor.

—Un Leyngraid jamás implora piedad. Un Leyngraid muere en silencio antes que darle a su enemigo la satisfacción de verlo sufrir de dolor. ¿Cuántos latigazos?

—Di... diez... —respondió con una voz apenas audible.

Su pequeño cuerpo se sacudió con cada latigazo mientras el rey se complacía del daño que le causaba.

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Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba en su cama y junto a él se encontraba su madre.

—Madre...

La reina se inclinó sobre él y lo recogió en sus brazos con cuidado. A pesar de lastimar un poco sus heridas, sintió una inmensa paz al recibir el abrazo que tanto necesitaba. Lloró en los brazos de su madre como el niño que aún era.

Más Allá de la Sangre [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora