CAPÍTULO 31. UN PASO A LA VEZ
La lluvia ha seguido arreciando, al volver al campamento nos encontramos con que todo era un desastre, perdimos la mitad de las provisiones y arrasó las pequeñas tiendas de lona. A mediodía comprendimos que teníamos que encontrar un refugio, además del riesgo de volver a encontrarnos con los "Pródigos", no íbamos a soportar por más tiempo estar a la intemperie.
―¿Crees que nos volvamos a encontrar con ellos? ―pregunto, sabiendo que si lo hacemos, corremos el riesgo de que envíen un mensaje al castillo delatando nuestra pocisión.
―Es poco probable, una vez que comiencen las lluvias, los patrullajes disminuyen.
Pelkha ha adquirido confianza, habla con firmeza y hasta nos da indicaciones. A pesar de que es un chico de la edad de Madelein, hace años que ayuda a los rebeldes y conoce los alrededores como ninguno de nosotros, así que seguimos sus instrucciones obedientemente.
A su paso por el valle el ejército fue desplazando a las familias que tenían sus humildes granjas en los fértiles campos, a veces obligando a los hombres, de todas las edades, a unirse a la lucha.
Entramos con cautela a una de esas granjas, estamos empapados, cansados, hambrientos y desanimados. Para empeorar las cosas, a consecuencia de la pelea y haberse mojado todo el día con la lluvia helada, Jason tiene fiebre.
―Si no nos secamos, nos vamos a morir congelados esta noche ―se queja Angèle, tiritando, y todos sabemos que tiene razón. La temperatura ha bajado de forma alarmante. Sin embargo, no es que hayamos tenido tiempo de traer cambios de ropa, por lo cual no nos queda más que encender fuego, con la suerte de haber encontrado leña seca en la chimenea, y esperar a secarnos con el calor.
―Deberías recostarte ―sugiero al darme cuenta de que Jason apenas puede estar despierto. Comienzo a pensar que estar todo el tiempo bajo los efectos de los remedios de Pelkha no puede ser bueno para él.
―No te preocupes ―responde al tiempo que se recuesta contra la pared―, solo necesito descansar un momento.
Miro de reojo a Pelkha y este mueve la cabeza negativamente. Esto no es bueno.
―¿Por qué llaman "Pródigos" al ejército del norte? ―pregunta Hildegard y todos volteamos hacia el chico en espera de la respuesta.
―Son descendientes de los habitantes de Northerm, se opusieron a la separación y cuando la provincia se convirtió en un reino, ellos abandonaron las tierras, pero nunca llegaron a integrarse en ninguna provincia. Se convirtieron en nómadas, van de una provincia a otra y formaron su propia rama del ejército, sirven al reino, pero tienen sus propios líderes. La casa real no los reconoce, pero ellos se enorgullecen de su independencia.
―¿Crees que nos sigamos encontrando con ellos? ―interroga Dimitri. Evito su mirada, soy muy consciente de que tenemos una plática pendiente.
―Tendremos que ser precavidos y muy sigilosos.
Nadie tiene ánimos de conversar y poco a poco nos va ganando el sueño, incluso yo dormito un rato, después de tantas emociones mi mente y cuerpo están agotados. Sin embargo, en medio de la noche, abro los ojos. Todos están dormidos. Me atrevo a poner la mano en la frente de Jason, su temperatura ha bajado apenas.
―Ya no vas a huir, ¿verdad? ―susurra muy bajo para no despertar a los demás. Una sonrisa se abre paso a la fuerza en mi rostro, hace mucho tiempo que no sentía una alegría tan auténtica que me hiciera sonreír.
―No... Ya no huiré más.
―Es mejor, porque dentro de poco tiempo volveré a tener fuerzas para perseguirte, pequeña princesa huidiza.
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Más Allá de la Sangre [TERMINADA]
Historical FictionLa guerra le roza los talones a la princesa Ariana y para detenerla ha tomado una decisión que pone en jaque las delicadas relaciones con sus aliados. El mapa político del mundo está cambiando, todas las fichas comenzaron a moverse y en medio de to...