CAPÍTULO 20. LOS INSONDABLES CAMINOS DE LA GUERRA
Apenas pude conciliar el sueño preguntándome si hubo siquiera una palabra sincera en todo lo que hablamos, tanto de parte de Breoghan como mía. Porque a pesar de todas mis buenas intenciones, no estoy segura de llegar a ser esa reina y esposa que le prometí.
Aunque todavía es temprano decido llamar a Margueritte para ir a dar un paseo a caballo.
Cuando Margueritte y yo entramos a las caballerizas, nos encontramos a Hildegard acariciando a Estrella.
—Tu yegua es muy desconfiada —dice ofreciéndole una manzana que no acepta—, no quiere aceptar mi amistad.
—Los animales sienten cosas que los humanos no podemos —señala Margueritte ubicándose entre la imponente guerrera y yo. Esta se ríe y comienza a morder la manzana que mi yegua rechazó.
—¿Piensas que voy a lastimar a tu señora? Relájate, ella no es mi blanco.
Va a la salida, pero la detengo.
—Quiero que esta alianza funcione.
—Funcione o no, Alania no tiene nada que ganar.
—Quizá desde el trono yo pueda hacer algo por tu reino.
Me encara y con un ademán detengo a mi doncella que ya viene hacia ella.
—Tu trono es de cartón y oropel, nunca tendrás poder para nada más que traer pequeños engendros al mundo para alimentar el ego de su padre y perpetuar su dominio sobre el mundo.
—¿Y si te equivocas?
—El día que te alces como una verdadera reina yo te juraré lealtad de rodillas.
—¿Tengo tu palabra?
—Era sarcasmo.
—Yo quiero una promesa.
Vuelve a morder la manzana y luego la arroja a hacia uno de los caballos que, al contrario de mi querida Estrella, la aprovecha muy bien.
—Como quieras —dice antes de salir hacia el patio.
Cuando nos quedamos solas Margueritte se acerca a mí.
—Esa mujer me da escalofríos.
—Hildegard vino con un propósito y no creo que sea ser dama de honor en mi boda.
—Vas a tener que apresurar la ceremonia antes de que ella mate al novio.
—¿Matar a Breoghan? Si fuera tan fácil no estaríamos en tantos problemas.
Ensillamos los caballos y nos vamos a recorrer los terrenos del palacio. Corremos a todo galope para hacernos una idea de falsa libertad. Breoghan dice que soy libre de ir donde quiera cuando quiera, pero cada tanto encontramos guardias que cierran el paso y no se me escapa que mis vigilantes han aumentado. He tenido un par de charlas más con mis doncellas en estos días, quiero sondear un poco sobre sus respectivos reinos para hacerme una idea de cómo se podrían tomar un tratado de libertad, aunque quizá sea un poco precipitado pensar en eso, no me voy a dar por vencida. Tengo la esperanza de que si soy una "buena esposa" podría conseguir pequeñas victorias día con día.
Regresamos casi a la hora de la comida y después de asearnos nos presentamos en un salón pequeño donde podemos reunirnos con relativa tranquilidad con los miembros de la comitiva. Hildegard y Angèle ya están ahí.
—No la sostengas así, debes apuntar así.
Hildegard le muestra a la pequeña princesa cómo lanzar una estocada con una espada que parece una enorme aguja.
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Más Allá de la Sangre [TERMINADA]
Ficción históricaLa guerra le roza los talones a la princesa Ariana y para detenerla ha tomado una decisión que pone en jaque las delicadas relaciones con sus aliados. El mapa político del mundo está cambiando, todas las fichas comenzaron a moverse y en medio de to...