Capítulo 25

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Pasaron días, solo recibí llamadas de Peter, me sentí decepcionada de que no haya venido a buscarme antes, cuando finalmente lo hizo yo ya había meditado muchas cosas, no sabía si alejarme para evitar otra decepción o no.
Él me recordó que me amaba, pero atrás de esas palabras había un hombre inseguro que no tenía las cosas claras, eso me hizo mierda, se me escaparon varias lágrimas de mis ojos, me quería morir, no quería sufrir de nuevo, no iba a resistirlo.
-Yo... Necesito aire-me bajé del auto y crucé a la cuadra de enfrente que había una plaza, Peter hizo lo mismo, me miró preocupado- no siento que tus intenciones de no alejarte de mi sean sinceras
Él se me quedó mirando.
-No te siento seguro, estas haciéndome promesas que no queres... ¡Te conozco Peter!-empecé a desesperarme- volvé a España, hacé lo que quieras, ¡pero no me jodas más la vida! Quiero ser feliz, solo eso..
-Pero te amo Lali...-sus ojitos se pusieron brillosos.
-Yo también te amo, no estoy desacreditando el que me ames.. Pero hoy por hoy estamos pensando distinto, mi prioridad es mi bebé, mi salud mental, el recobrar la alegría...-tomé aire y solté un suspiro, estaba aguantando para no quebrarme.
-¿Estas decidiendo por mi?-él me llamó la atención- estas decidiendo alejarte vos sola...
-¿Te suena familiar?-elevé mis cejas, estaba siendo dura con él- vos fuiste el primero..
Me dolió pensar en eso, no se de donde saqué energía para confrontarlo y dejarlo mudo.
Peter me agarró del brazo porque yo iba a irme.
-Mariana...-me llamó ahora llorando- soy un estúpido, no paro de cagarla con vos.. ¿Verdad?
Solté un suspiro y asentí con la cabeza, quería mostrarme firme, no demostrarle que todo esto estaba dejándome rota.
-Peter... Necesito tiempo-lo miré por última vez y me solté de su agarre.
Crucé la calle mientras se me aflojaban la puerta, entre a mi edificio, cuando me subí al ascensor me agarró un ataque de llanto, me había dolido el alma haber hecho lo que había hecho, pero sobretodo que él no haya hecho nada.
Fui directo a mi cama y me metí, no quería nada más que llorar.

PETER

Me comporté como un estúpido, ¿que tanto dudo? Estoy perdiendo al amor de mi vida, y a mi mejor amiga, todo por no entender donde estoy parado.
Lloré de la impotencia, me encerré en la habitación del hotel tratando de pensar algo para decirle a Lali, pero no se me ocurría ninguna brillante idea.
Tenía que ser sincero, transparente, hablar con el corazón, porque sino no va a haber vuelta atrás, puede que esta sea mi última chance para hacer las cosas bien.
Cuando Benjamín me vio me golpeó, me insultó, lo dejé hacerme de todo porque me lo merecía, estaba siendo un completo idiota.
Me quebré en llanto y terminé abrazándolo aunque no lo merecía, tenía impotencia, estaba enojado conmigo mismo.
Al día siguiente fui hasta la casa de mis papás y toqué la puerta, mamá me vio y se sorprendió.
-¿Puedo hablar con vos?-se me llenaron los ojos de lágrimas, ella asintió con la cabeza, me dejó pasar.
-¿Que te trae por acá? ¿Lali?
-Sí... Ella.. Todo se volvió jodido, soy un estúpido que está a años de luz de ser tan buena persona como ella.. Ella es muy perfecta, y yo muy tonto..-me puse a llorar, mi respiración se aceleró- no quiero perderla... No otra vez... ¿Qué puedo hacer para que me crea? Ella perdió la esperanza... No siente que mis sentimientos son sinceros.. ¿Qué puedo hacer contra eso? Jamás sentí las cosas que siento por ella... La amo... Y no pudo dejar de pensar lo estúpido que soy, lo arruino todo... Todo..
Los ojos se mi mamá también se llenaron de lágrimas.
-Sé sincero.. Decile todo lo que me dijiste..
-Hace falta.. Eso solo no va a ser suficiente... La conozco
-Yo puedo consolarte, estar siempre, pero vos solo vas a saber que hacer, vas a saber la respuesta..
Ella me miró apenada, me agarró de la mano y no pude parar de llorar, estaba entrando en desesperación.

LALI

Salí de mi departamento después de tres días de estar encerrada, tenía ojeras, me dolía la cabeza, no paraba de tener nauseas, por eso pensé que era una buena idea tomar algo de aire, quién me acompañó a caminar y dar unas vueltas fue mi vecino Santiago, él se ocupó de hacer las compras en el supermercado por mi, le había dicho que no estaba sintiéndome bien, él fue comprensivo, era buena persona, lo juzgué mal.
-¿Siempre vas a la costa?-cambió de tema, antes estábamos hablando de su vida.
Hice una pausa porque no pude evitar repasar mentalmente todo lo que me había pasado en esa casa de veraneo.
-Sí... Desde que era chica-solté un suspiro- es uno de mis lugares favoritos del mundo
-Mío también-me sonrió.
Nos quedamos hablando de cosas que solíamos hacer en los veranos, me era inevitable no pensar en Peter.
-Gracias por acompañarme a despejarme, y por haber sido tan bueno conmigo en estos días..-lo miré y me guiñó un ojo, me reí.
-No hay de qué, somos vecinos.. Y podemos conocernos más, ¿no?
No quería ponerme a pensar si estaba siendo simplemente amable conmigo o estaba coqueteándome.
Le sonreí y él se alejo, entró nuevamente al edificio.
Pasé por un puesto de flores para comprarme un ramito de jazmines, ese aroma siempre me ponía de buen humor.
Estaba por pagar cuando una persona se adelantó, volteé y lo vi, Peter tenía mala cara, tenía ojeras como yo.
-Hola...-él me saludó con la mano- ¿podemos hablar?
-¿Queres hacerlo?-salté a la defensiva.
Él asintió con la cabeza, solté un suspiro y nos alejamos del puesto de flores.
-Lali.. Pensé mucho, medite mucho, lloré, quise golpearme a mi mismo, soy un tarado..-se secó las lágrimas que se le escaparon de los ojos-ya no sé.. No se que hacer, que decirte.. Te amo..-me hizo una caricia en la cara-¿queres casarte conmigo?
Fue la gota que rebalsó el vaso, fue la propuesta menos romántica del mundo, la hizo desde la desesperación, eso me angustió.
Di media vuelta para irme pero me agarró de la mano impidiéndolo.
-¡Lali! ¡¿Qué queres que haga?! Estoy mal, desesperado...
Otra vez hice fuerza para no llorar.
-Quiero que seas fiel a vos mismo.. A lo que realmente sentís Peter, no quiero vivir pensando en que hiciste tal cosa para hacerme feliz a mi, quiero que vos también seas feliz con la decisión que tomes-solté un suspiro- no quiero que también hagas cosas porque estoy esperando un bebé tuyo, sabes que soy bastante independiente, que perfectamente puedo ocuparme de todo sola-la voz me traicionó, se me quebró.
Peter me acarició una de mis mejillas y se me alojaron las piernas, era tan débil con él.
-Nunca pienso dejarte sola...-me miró con sus ojos brillosos- no quiero no criar a nuestro hijo.. o hija..-él también suspiró- ¿podes darme la oportunidad de intentar remar siquiera?-acomodó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.
No le respondí, solo miré al cielo, ¿darle otra oportunidad?
-Hace lo que quieras-le respondí nerviosa, no quería tener expectativas, no quería volver a ilusionarme.

Mi única chanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora