Capítulo. 60

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Lucía.

Despierto con el sonido de las maquinas de fondo, me siento pesada, el que ayer llorará hasta dormir no fue buena idea.

La entrevista de Ashton y su familia sigue latente en mi pecho, ¿Como pudo dejar que hablaran de mi de esa forma?

No dejo de pensar en las palabras de Mariano, en las palabras de Yaela...fui buena con ella, antes de que me hiciera daño trate de hacer todo bien, la ayude de la manera que pude, le di el soporte que necesitaba cuando no tenia a nadie.

Y parece que todo eso se le olvida, es como si no les importa.

Y yo no le pido cosas imposibles, solo quería que me dejaran en paz.

Ashton decía amarme, jurarme amor a cada segundo pero no fue si quiera capaz de ponerles un alto en television nacional, quede como una imbecil frente a la mayoría de medicos que miran ese canal y leen la revista.

Estoy harta, cansada y demasiado estresada de todo esto. Y ya es hora de poner un alto.

Quise dejarlo todo hasta aqui, hacerme a un lado pero no es posible...deje toda mi felicidad, al amor de mi vida, a mi hija y muchas cosas mas como para para seguir soportando que tambien hundan mi carrera.

No voy a permitirlo, no voy a dejarme tirar de nuevo.

—¡Señorita! Buenos días—Stacy, una de las empleadas se me acerca con un vaso de jugo.

Con ayuda de las otras dos me siento en la cama y lo tomo.

—Escuchamos que el Señor Kovalev vendrá a buscarla, ¿Le gustaría que la arreglemos para la ocasión?—La mas pequeña, Bea, baila las cejas.

—¿Para que ocasión, para salir del maldito hospital donde llevo casi un mes e irme a llorar a mi casa?

Se le borra la sonrisa y la ignoro tomándome el contenido del vaso.

Estoy desesperada por salir, tengo cosas que hacer y las ansias de que llegue ese momento estan latentes en todo mi cuerpo.

Me estoy quemando lentamente y este fuego tiene que salir de una vez por todas.

Aveces ser los buenos nos convierte en los malos.

La paloma blanca deja de serlo cuando la sangre cae en sus plumas.

—¿Esta lista?—Jesús entra y le sonrió asintiendo—La llevaria yo pero tengo ordenes claras de no hacerlo y siendo sincero no quiero que me arranquen la cabeza.

Me hace reír.

—Tendrás mas momentos para llevarme, Ryan y yo nos hemos vuelto mas unidos—Le guiño un ojo.

—Me alegra ver a Ryan de esa forma, desde la muerte de aquella chica no pasaba—Habla de forma baja y las chicas se hacen las desentendidas—Tiene que saber que Ryan es complicado.

—No me digas—Ryan es muchas cosas aparte de ser un mafioso.

Como por ejemplo; lindo.

—Lo digo porqué se que no se abrira con usted ¿Alguna vez lo ha hecho?—Niego—Desde que murio su madre no sabe como expresar sentimientos y es algo que yo he notado. Señora, se lo estoy diciendo es porqué me parece que usted le quiere y me agrada, no quiero que lo suyo acabe gracias a que usted piense que hay algo malo con usted misma, no es asi.

Sonrio.

—Ryan la quiere señorita y yo que lo conozco desde niño puedo asegurarlo.

Trato de abrir la boca pero su figura aparece por el marco de la puerta.

Inefables [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora