Capítulo 11

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—¿Aló? ¿Baji?

Mina toma el celular mientras termina de ponerse los zapatos.
Hoy tiene pensado decirle a Baji que el próximo año se postulará para la beca de arte en Rusia. Aún no sabe si es que llegará a obtenerla, pero de igual manera no quiere hacer las cosas en secreto.

—Minami no voy a poder ir. —declara con voz firme mientras abre la puerta de su casa.

—Pero tengo algo importante que decirte.

—Mina lo siento.

La pelinegra se pregunta que será lo que le impide a Baji que vaya a su encuentro. Ella suele estar acostumbrada a que él deje y abandone todo por estar a su lado. Por muy grande o mínimo que sea la razón por la que lo llama sabe que él estará ahí. Esta es la primera vez que el chico hace algo como esto.

—Bueno, entonces dime que es lo que harás.

Baji no puede contarle esto. No le agrada la idea de tener asuntos que no puede contar por que él confía en ella, pero esto sólo lo hace por protegerla.

—Ayudaré a mi madre con las compras. —miente —Sé que no es algo importante, pero...

—No te preocupes. Ve con ella, luego hablamos. Te quiero.

Por el apuro que lleva, él corta la llamada sin reponder de vuelta que la quiere por que no ve que sea algo necesario. Baji sale de su casa y mientras baja las escaleras del apartamento donde vive no puede creer lo que está pasando. Esto es como un sueño.

Cuando está a menos de dos cuadras de la casa de su amigo, Baji camina a paso apresurado

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Cuando está a menos de dos cuadras de la casa de su amigo, Baji camina a paso apresurado. Avanza lo más rápido que puede, como si su vida dependiera de eso. No tenía ni idea que sería el día de hoy, pensó que aún faltaban muchos meses para volver a verlo.

Al llegar a su casa él se detiene antes de tocar la puerta. Esta nervioso y eso provoca que una fina capa de sudor cubra su frente. Piensa en todo lo que pasó. Lo bueno, lo malo y con algo de desesperación golpea la puerta. Tiene tanto anhelo oírlo, de sentirlo otra vez.

Hace mucho que no lo ve ni lo toca, así que posiblemente salte a abrazarlo y lo abrazara como nunca antes lo ha hecho con nadie. La simple idea de tenerlo frente a él otra vez hace que sienta la plenitud que fue robada desde el día que murió Shinichiro.

Ahí, parado solo frente a la casa con un nudo en la garganta y un millón de pensamientos en su cabeza lo espera impacientemente. Él toca dos veces más la puerta débilmente. Se cuestiona entonces si debería de hacerlo con más fuerza ya que nadie responde, pero antes de hacerlo escucha pasos y luego logra oir su voz preguntando quien es.

El joven pelinegro toma una gran bocanada de aire y habla—Soy... Soy yo. —Esta nervioso. No sabe si después de tanto tiempo él podrá reconocer su voz o si la pubertad hizo que su tono cambie.

Las lágrimas retenidas en sus ojos empiezan a caer. Quiere verlo, este tiempo ha sido duro. Él abre la puerta y por fin lo tiene frente suyo sin una pared de vidrio transparente que los separe o un guardia que los vigile.

—Kazutora —masculla. Baji se acerca a su amigo y lo abraza. Sus lágrimas continúan cayendo y no logra controlar los sollozos que se escapan de sus labios —No tienes ni idea de la falta que me hiciste, te extrañe demasiado. Jamás te olvide, te veía en cada sueño y cada carta que escribía, en cada palabra te recordaba.

Hanemiya traga saliva para deshacer el nudo en su garganta y reponde al abrazo. Ni siquiera su madre ha dicho esas palabras para él, Baji es el primero. La primera persona que sí lo supo aceptar todo y sus defectos.

—Yo... yo también te extrañe. —apenas masculla Kazutora por qué si se atreve a decir algo más su voz se romperá y caerá en llanto como su amigo.

Baji es el único que lo sabe querer de verdad. Ahora que Mikey sepa que ya salió de la correccional posiblemente querrá matarlo, pero Keisuke no dejará que lo lastime. Al menos no mientras él se encuentre a su lado.

—¿Tu madre se encuentra en casa?

—No.

Baji no sabe cómo entender a la madre de Kazutora. Después de casi dos años lejos de su hijo no tiene ni la más mínima intensión de estar con él. El joven sabe que no puede reemplazar el amor que una madre brinda, pero hará todo lo posible para que su amigo se sienta querido.

—Te has hecho más alto y más guapo. Ese corte de cabello si te queda mejor que el que tenias antes. —dice el pelinegro.

Baji aún tiene ganas de llorar, pero siente que ha pasado una eternidad sin él y no quiere desperdiciar ese tiempo.

—Tu también has cambiado mucho.

Él no sabe si se refiere a su aspecto físico o a su actuar. Antes era desafiante y arrebatado, aparentemente continúa así. Solo que con las personas más cercanas se muestra tal como es, Baji ahora tiene problemas para pedir ayuda y expresarse. Todo a causa de haber presenciado la muerte de Shinichiro.

Aún hay melancólica en su corazón, pero no romperá en llanto otra vez. No tiene ni idea de cómo se encuentra Kazutora y no quiere agobiarlo con cosas innecesarias.

Las cartas no eran suficientes. Es duro fingir que estas bien o que no extrañas cuando en realidad te mueres de ganas por volver a ver a la persona que quieres.

—Gracias por venir.

—Esta vez no me apartaré de tu lado y evitaré que hagas estupideces. Yo te dije que no te dejaría solo. Fue mi promesa para tí y nunca la rompere aunque mi vida dependa de eso Kazutora.

Los ojos de Hanemiya se llenan de lágrimas y llora. Llora por todos estos años que estuvo encerrado, por la gran soledad que siente y por qué sabe que Baji no lo juzgará si lo hace como otros lo harían. Él es su lugar seguro y él único lugar en este momento donde puede estar.

Tus mentiras en otoño (Baji X Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora