Mi primer amor [Love#2] ✔️

ღCapítulo 7ღ

CAPÍTULO 7

"Seguir ocultando esto"

Ninguno de los dos sabíamos que ella nos había visto besándonos como si fuera la primera vez, ni siquiera sospechamos y no nos enteramos hasta después de que todo el drama terminó.

Así que estabamos lo mas bien pensando que todo estaba yendo a la perfección, a la salida de la escuela el rubio me propuso ir a una plaza y también se ofreció a llevarme a mi casa a pie, dude un poco ya que yo era muy perezosa para caminar pero al final terminé cediendo solo para que estemos más tiempo juntos.

Caminábamos mientras charlabamos un poco de todo e íbamos agarrados de la mano como dos tontos enamorados. Al llegar a la plaza nos sentamos en un banco, justo frente a las hamacas en las que jugábamos cuando éramos más chicos; eso me hizo recordar la primera vez que Lucas conoció el lugar cuando vinimos con nuestras madres una tarde a pasear como de costumbre.

—¿Cuál es tu nombre? —recordé a la pequeña Nahir de seis años preguntárselo a su amigo.

—Lucas —respondió el niño burlándose de mí.

—Ya lo sé bobo, me refiero al segundo... ¿O no tenes?

—Si que tengo —dijo y se bajó del columpio.

Estábamos en una plaza, nuestras mamás eran muy amigas... Tanto como nosotros en ese entonces...

—¿Y cuál es? —le pregunté persiguiéndolo con la vista.

El me sonrió y se fue detrás mío; y sin darme cuenta, me empezó a columpiar en la hamaca... Lentamente

—No me gusta mi segundo nombre —informó simplemente.

Puse mis pequeños pies en la tierra, impidiendo que él me pueda seguir empujando.

Me pare, muy enojada, pues, la pequeña Nahir odiaba que le oculten cosas.

—A mi tampoco me gusta mi segundo nombre —le dije mirándolo a los ojos —Pero no por eso no lo digo.

Y enojada, me empecé a encaminar hacia donde mi mamá se encontraba con la de él.

Antes de que pueda llegar hacia las dos mujeres, el rubio me agarró del brazo.

—¿Estás enojada? —me preguntó con una sonrisa cuando me solté de su agarré y lo miré nuevamente.

—Eres un estúpido — le dije y empecé a caminar nuevamente.

—Guau, qué modales señorita Lorena —lo escuché decir...

Cuando lo escuché decir mi segundo nombre me paré en seco, ¡No era justo!... ¡Él sabía mi nombre y yo no el de él!

Me volteé agresivamente y me di cuenta de que ahora estaba al frente mío, a una corta distancia.