Dicen que el primer amor nunca se olvida, mucho menos cuando cuando fue alguien que te amo con todo su ser y aún así no te diste cuenta, quien jamás te falló, ni muchos menos te dejo cuando más lo necesitabas. Quien siempre estuvo ahí para vos en la...
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CAPÍTULO 4
"Un gran amigo y el primer beso"
Dos semanas antes de lo ocurrido...
Fuimos tranquilamente a tomar helado, le dije a mi mamá que iba a pasear con Lucas y ella ni siquiera puso pretextos. Como siempre salíamos juntos, para ella era algo normal, pero en cambio yo estaba totalmente nerviosa.
Hace mucho que lógicamente no salíamos juntos, es decir, los dos solos. Sí, obviamente estábamos muchas veces solos pero no salíamos a comprar, pasear, al cine y mucho menos a tomar helado. Prácticamente hace dos meses, ya que la situación se había puesto incómoda desde el día en el que casi hubo un pequeño accidente.
Al llegar simplemente me saludó con un beso en la mejilla y luego sostuvo mi mano para seguir caminando hacia la heladería, ya que sólo faltaba una cuadra.
Sin embargo, no estaba tan nerviosa como pensaba que estaría en esa situación, seguramente lo estaría porque vamos, ¡Tenía mi mano entrelazada con la de él!
Pero actué lo más normal y dejé que todo fluya.
Compramos el helado y volvimos de regreso a su casa.
—¡Pero no sabes ni bailar! —le recordé al chico entre risas, mientras ya visualizaba su casa.
Charlamos sobre lo patético que era al decir que quería que fuera su compañera para el baile de graduación, el día de mañana, dentro de tres años.
Se lo decía porque recuerdo perfectamente cómo pisaba mis zapatos el día de mis cumpleaños, hace unos meses atrás cuando cumplí quince años.
Terminamos nuestra caminata y nos sentamos en el cordón de la vereda de su casa.
—Pero tengo el tiempo suficiente como para aprender.
Mi risa se detuvo por dos razones: Por su tono de voz y la seguridad en sus palabras.
—Lucas...
—¿Uhu Uhu?
Suelto un suspiro y busco sus ojos color café.
—¿Vos crees que nuestra amistad dure hasta que seamos adultos?
—Eres una gran amiga, Nahi. Obviamente que nuestra amistad va a durar eternamente. —me contestó con una sonrisa de boca cerrada, mirándome fijamente.
Vi un brillo llamativo en sus ojos, y su sonrisa me lo decía todo.
¿A quién se le ocurre preguntar eso cuando sabe bien que no es solo amistad lo que hay y quiere?
Sí, solo a mí.
Lo más triste era que como la drama queen que era, esperaba siempre que él me contestara de otra forma.