Mi primer amor [Love#2] ✔️

ღCapítulo 34ღ

CAPÍTULO 34
"La diferencia entre el primer, el segundo amor y el verdadero amor"

Abrí los ojos lentamente, permitiendo que vea la foto que estaba pegada en la pared al lado de mi cama. Era una foto en la que se encontraban Lucia, Mateo, Alex, Nacho y yo... Justamente en el bar "Donnet".

Ese bar que se había hecho tan importante para mí, un lugar lleno de recuerdos, tanto como el café Kinky, a veces me daba ganas de volver a Buenos Aires, dejar todo y volver a ese café en el que pasaba hora desde el día en el que lo conocí gracias a Fred.

Me ponía muy mal, hasta el punto de pasar noches llorando...

Pero luego asimilaba todo y me conciencia que mi misma de que estaba muy bien lo que estaba haciendo, que todo iba a valer la pena y que tenía a mis amigos y mi novio apoyándome en todo momento.

Sonreí al vernos en esa foto, y luego se esfumó mi sonrisa al hacerme acordar que él que me había hecho adicta a las fotos era Lucas.

A mi antes no me gustaban ese tipo de cosas, después decía que salía escarchada con una cara más estúpida que la de la foto anterior. Sin embargo, a los doce años Lucas me había enseñado que esos aparatos que permitían sacar fotografías eran en realidad muy sagrados ya que en cada una de sus fotos capturaba hermosos momentos de los recuerdos que guardamos en nuestra mente.

"Si algún día de anciana sufres Amnesia, ¿Cómo te voy hacer acordar todos los momentos que vivimos juntos, Nahi?"

Recordé las palabras del rubio de doce años...

Y fue inevitable recordar muchos momentos vividos con el chico, el chico que prácticamente me había enseñado lo que era el amor y lo que era tener un corazón roto.

El chico que había sido mi primer amor... Ese que te enseña que también existe el dolor.

—¿Estás enojada? —me preguntó con una sonrisa cuando me solté de su agarré y lo miré nuevamente.

—Eres un estúpido — le dije y empecé a caminar nuevamente.

—Uau, qué modales señorita Lorena —lo escuché decir...

Cuando lo escuché decir mi segundo nombre me paré en seco, ¡No era justo!... ¡Él sabía mi nombre y yo no el de él!

Me volteé agresivamente y me di cuenta de que ahora estaba al frente mío, a una corta distancia.

Sentí como mi respiración se hizo más pesada al tenerlo enfrente de esa manera...

—No es justo... —murmuré.

—¿Qué cosa? —me preguntó Lucas con el ceño fruncido.

—El que sepas cosas mías y yo no tuyas... se supone que somos amigos...