Dicen que el primer amor nunca se olvida, mucho menos cuando cuando fue alguien que te amo con todo su ser y aún así no te diste cuenta, quien jamás te falló, ni muchos menos te dejo cuando más lo necesitabas. Quien siempre estuvo ahí para vos en la...
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CAPÍTULO 32 "Yo te vi ahí con Lucas"
Al llegar a mi casa entro a ella hecha un desastre, decido bañarme y luego ver una película mientras como helado llorando como una estúpida. Por lo que decido llamar a mis dos amigas y le digo que yo compro el helado y que ellas vayan eligiendo la peli.
Lo cuál no es muy probable conseguir helado ya que era muy temprano pero igual tenía para hacer pochoclos, así que de que disfrutaba la película acompañada de algo, la disfrutaba.
Salgo de la casa ya más arreglada y cuando vuelvo con el helado en manos, lo veo sentado en el porche como si nada. Levantó la vista, me vió parada y me dedicó una sonrisa. Sigo caminando ya que me quedé en modo estatua en la vereda y el chico se levanta.
—Hola, Nahi —me saludó con su gran sonrisa y un beso en la mejilla.
Nacho estaba parado frente a mí y el hecho de que venga a esta hora me sorprendió, ya que por lo general si él venía lo hacía por la tarde y la mayoría de las veces con mi amiga.
—Hola —lo saludé con mi mejor sonrisa mientras le respondía el beso en la mejilla —Adelante, estás en tu casa.
Él me volvió a sonreír y entró adentro muy cómodo, cerré la puerta y le dije que tome asiento mientras iba a buscar algo de tomar.
—¿Ya almorzaste, cuñado? —le pregunté en burla ya que consideraba a Lucia como una hermana y él lo entendía.
—Oh, sí, cuñada —me siguió la corriente y soltó una sonrisa —De hecho, solo venía a hablar de un tema súper delicado.
Y eso fue suficiente para que ambos nos dejáramos de tonterías y el ambiente se torne tenso.
—Ah, yo pensaba que pasabas por pasar —aclaré sin imaginar todo lo que mi amigo me estaba por contar.
Nacho soltó un suspiro frustrado y confundido y luego se despeinó inconscientemente.
—Nahir, voy a ser sincero y también ir directo al grano...
Fruncí el ceño y después le ofrecí un vaso de jugo, él con gusto aceptó y mientras tomaba me miraba fijamente. Al bajar el vaso me sonrió cínicamente, esa sonrisa de apoyo y comprensión que a veces adoraba pero otras no.
—¿Sabías que hay otro café en el barrio además del Kinky?
Abrí los ojos en grande, pensaba que yo solamente iba a ese café de vez en cuando, no tenía ni la mínima idea de que él lo conocía.
—Oh, si —comenté, tratando de mentir —Zahira y yo vamos ahí a veces desde que éramos más chicas.
—Yo te vi ahí, y me sorprendí ya que pensé que solamente ibas al que está frente de la escuela.
Todavía no le había mentido a mi amigo, pero supuse que en ese instante ya debía hacerlo.
—No, al Kinky solo voy con ustedes y a veces cuando estoy sola —hice una pausa —de hecho hace días que fui con Zahira a almorzar en el Aleph.