Takemichi mordió su labio inferior, dubitativo en responderle o no a Mikey. Conociendo el humor de los alfas, lo mejor era no tentar su suerte y mantener la compostura, los débiles no era bien recibidos en la sociedad. Tomó un poco de aire, pronunciando en un murmullo a penas audible su nombre, el que pensó que estaría en la sombras por una semana entera.Qué desgracia.
— Soy Hanagaki Takemichi.
— Takemicchi.— El chico no dejó de mirarlo, apoyando una mano en la mesa mientras se inclinaba más a él, su rostro prácticamente pegado al suyo, estudiándolo sin disimulo. El omega estaba nervioso, pero no sabía si por la cercanía o el aroma proveniente de Mikey, una combinación entre la brisa fresca que provenía del mar en una cálido día de verano y la tempestad de la corriente, Mikey era calma y la vez, tormenta, su cuerpo parecía amar esa mezcla. — No te había visto antes, Takemicchi.
— Soy nuevo.— Dijo en voz baja, agachando la cabeza. Si seguía mirando a Mikey, seguramente le ganarían sus impulsos de enseñarle el cuello respetuosamente como el omega que era.
— ¿Me compartes lo qué estás comiendo? — Mikey preguntó, Takemichi ladeó su cabeza confundido. Abrió su boca para decirle que no estaba comiendo nada, pero alguien se le adelantó y tomó de los hombros al alfa. Su actitud era inaceptable.
— Mikey, deja de molestar al beta. Es de mala educación.— Takemichi levantó su cabeza por fin y vio a un alfa cabellos lila empujando a Mikey hasta el otro extremo de la mesa. Draken por otro lado, parecía fastidiado por su infantil mejor amigo.
— ¿Es qué nadie más puede olerlo? Son dulces, no quiere compartirlos. — Replicó el alfa rubio, haciendo pucheritos.
Takemichi soltó el aire que había estado conteniendo. Su pecho subiendo y bajando rápidamente, el miedo calando profundo. Por poco y lo habrían descubierto.
¿Por qué Mikey podía olerlo? Ningún otro en la mesa parecía darse cuenta.
— Creo que hubo un malentendido. Estuve con mi novia antes de llegar y seguramente me pegó su olor. — Takemichi hinchó su pecho, haciéndose el superado.
Los jadeos de sorpresa se escucharon alrededor de la mesa, toda su atención puesta en el beta, ¿ese chico escuálidos tenía novia? ¿una omega? increíble, muchos allí ni siquiera habían tenido citas aún.
Makoto por otro lado, escupió un poco de su jugo, mirándolo con los ojos como plato, ¿Qué estaba diciendo Takemichi?
— ¿Ya ves, Mikey? Hasta Takemichi tiene mejor vida amorosa qué tú.— Se le burlaron sus amigos y la tensión bajó rápidamente. Algunos definitivamente interesados en el beta, charlando con él, a pesar de ser nuevo e insignificante. Kazutora por ejemplo, quería saber como había conseguido novia.
Takemichi respondió que a las chicas les gustaba los hombres dulces y considerados, le creyeron por supuesto.
En la mesa habían aproximadamente cinco alfas, incluyendo a Makoto. Mikey, Mitsuya, Kazutora y Baji. La mayoría de ellos ya había terminado su comida. Mikey no quedó conforme con la explicación de Takemichi y de vez en cuando, lo miraba con intensidad, tratando de meterse dentro de su cabeza. Nadie le quitaba esa idea de que el beta estaba ocultando dulces. Probablemente tenía sus bolsillos repletos de ellos, el olía a caramelos. Tenía un tinte a Dorayaki, sus favoritos.
Takemichi trataba de no mirarlo. Mantenía sus ojos y manos en su comida, aunque no iba ni a la mitad y ya estaba satisfecho.
— ¿No comerás más? — Le preguntó Kazutora, dejando a un lado su bandeja vacía. Tenía aún un hueso de pollo en sus manos, arrancando la poca carne que aún le quedaba. El apetito de Takemichi disminuía entre más los veía comer.
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Omega Impostor; Maitake.
RomanceOmegaverse. Tokyo revengers. ¿Qué haría un omega qué se infiltró en una escuela solo para alfas y betas? Descúbrelo en esta historia. Créditos de la portada a Sunshimita.