Takemichi estaba en peligro. No era una situación mortal, pero definitivamente su mentira estaba a punto de irse por la borda. Y todo era gracias a...
Voleibol acuático.
Mierda, el profesor lo había anunciado con tanta emoción, que el pobre Takemichi sudó frio y se volvió gelatina del miedo. No ayudaba que sus compañeros estuviesen tan felices, chocando sus palmas y silbando con alegría.
Una de las contraindicaciones del spray de olor era que no debía entrar a piscinas, ni mojarse por mucho tiempo, o la solución del químico se disolvería por completo. Por más que estuviese usando supresores no eran suficientes para las narices más perspicaces. Estaría expuesto ante los más intrépidos si no se cuidaba y estar rodeado de tantos alfas dominantes no ayudaba.
Tenía una misión está tarde: Evitar entrar a la piscina a toda costa.
Y bueno, no era lo único que debía eludir. Estaba en los vestidores del gimnasio en compañía de sus compañeros de equipo, alfas y betas semidesnudos frente a sus narices.
"Un cambio rápido a los trajes de baño", le había advertido Kokonoi justo después de verlo tan perdido. Takemichi estaba de pie en un rincón, con la cabeza gacha y la respiración agitada; hacía mucho calor en ese estúpido lugar.
— ¿Por qué estás tan nervioso, Takemichi? — Le preguntó burlón el más alto de su equipo, Haitani Ran, se había quitado la parte superior del uniforme y no dejaba nada a la imaginación en cuanto a sus bíceps y esos cuadritos que se marcaban cada que se reía. Los ojos de Takemichi se quedaron fijos en el tatuaje de su compañero de equipo, tragando en seco.
¿Por qué la vida lo torturaba de esa manera?
— Parece que se fuese a desmayar.— El hermano más joven, Haitani Rindou, palmeó su cabeza rebotando en sus cabellos alborotados. No estaba más cubierto que Ran, tenía enrollada alrededor de la cintura una toalla.
— Bueno yo... verán...
— Denle espacio, Takemichi debe cambiarse también.— Izana se acercó, ya vestido con su traje de baño. Era solo una pantaloneta corta, con colores vivos. Tenía echado su cabello hacía atrás, con una diadema blanca.
Takemichi realmente Intentó no mirar más allá de sus pies, pero sus ojos iban y venían por su figura delgada e imponente.
— No tengo un traje de baño, lo olvide.— Mencionó rápidamente, esperando que le creyeran esa mentira. No podía andar por allí con su torso descubierto.— Lo siento, Izana-san por no cumplir en esta prueba tampoco.
Izana chasqueo la lengua y se encogió de hombros.
— No importa, de todas formas tengo un traje extra en mi casillero, por si cambias de opinión.
— Gracias, siempre eres tan amable.
— Chicos, si ya están listos hay que salir para que entre el siguiente equipo.— Dijo Koko a un par de metros, el chico tenía un traje de baño muy peculiar, con una camisa ajustada en vez del torso descubierto, Takemichi se hubiese podido vestir así, pensó ya muy tarde.
— Ya vamos.— Agregó Izana, dándose vuelta.— Deben esperarnos.
Takemichi se tragó las ansias de salir de los vestuarios, y prácticamente llenó su retina de las imágenes más salvajes que alguna vez pudiese contemplar. Sus amigos se morirían de celos si les contaba. Volvió a sonrojarse y se apartó hacía la puerta, dónde espero hasta que finalmente todos salieron.
El siguiente equipo en entrar fue el de Mikey, quien tenía cara de pocos amigos. Takemichi se disculpo bajito y se adelantó al resto de compañeros.
Para su suerte, los nuevos enfrentamientos fueron muy suaves. Takemichi estaba sentado en una banca, con Makoto como compañía.
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Omega Impostor; Maitake.
RomanceOmegaverse. Tokyo revengers. ¿Qué haría un omega qué se infiltró en una escuela solo para alfas y betas? Descúbrelo en esta historia. Créditos de la portada a Sunshimita.