La clase de gimnasia se reunió en los jardines para celebrar y relajarse. El día había sido ajetreado y la competencia muy reñida, tal como había prometido el profesor, había comida y bebidas. El premio para el equipo ganador fue poder elegir de primero sus platos y además de que cada miembro podía elegir a que equipo unirse el siguiente miércoles, bien por ellos. Afortunadamente Takemichi estaría en su propia escuela, jugando voleibol y probablemente en la clase de cocina con sus amigos.
— Oigan, no empujen. — Se quejó Takemichi, haciendo una pequeña fila en la mesa de bocadillos. Habían Dorayaki, Taiyaki, sushi y platillos variados para elegir. Los más favorecidos fueron los BlackDragon, quienes prácticamente se llevaron las cosas dulces primero.
— No se pueden formar bien.— Habló Makoto a sus espaldas con el ceño fruncido.
— ¡No se lleven todo o los pateo! — Gruñó Mikey a sus espaldas. El alfa no dudo en empujar y manotear a los primeros de la fila. Takemichi se compadeció de ellos, pero como estaba apretujado en la multitud, agradeció que avanzaran rápido.
Al fin llegó con vida a la mesa y tomó solo un dorayaki y un jugo de manzana.
Los equipos estaban conviviendo en perfecto orden, estaban reunidos juntos y charlando entre todos sin las secuelas de la anterior competencia. Mikey e Izana como siempre haciendo dramas por quien era mejor del otro. Takemichi no debió sorprenderse cuando se enteró que eran hermano. Pasó parte de su tarde/noche, intentando encontrar el parecido entre ambos.
Concluyó que lo único que tenían iguales eran la personalidad. Solo que Izana era más maduro y grosero, Mikey más desinteresado.
Cometió el error de acercarse un poco más a Makoto, que estaba charlando con sus compañeros de equipo, ganándose la atención especial del capital, Taiju. Un alfa que amablemente se ofreció para darle una catedra de porqué no se debe pelear en la escuela.
— Caer en los impulsos agresivos es pecado. No debes caer en la tentación de la venganza.
Takemichi apenado, no sabía que hacer. Su mirada se deslizó sutilmente por sus compañeros, pero absolutamente todos se estaban burlando de él, traidores. Mikey tenía una mirada divertida y Draken no disimuló su risa.
— Lo lamento, yo... no suelo ser así, soy pacifico.
— Ya veo, en todo caso, siempre puedes recurrir a mí o a la iglesia por sabiduría. —Y mientras Taiju hablaba, le ofreció un bocadillo extra y más jugo, Takemichi rojo de la vergüenza, no pudo negarse a nada. Estaba comiendo lentamente, sentado en una banca.
Mikey osó por intervenir a último minuto, poniendo una mano sobre su hombro.— Lamento interrumpir, pero Takemichi y yo tenemos algo que hacer.
— ¿En realidad? — Preguntó Takemichi, captando lento el mensaje, como siempre.— ¡Cierto! Mikey yo debemos buscar algo, gracias por todo, Taiju-san.— Se levantó de un salto, sosteniendo los bocadillos que había acumulado en todo el rato que llevaba en la reunión. Su equipo personalmente creía que Takemichi necesitaba ganar más peso y fuerza, Sanzu argumentó que se veía muy cansado y necesitaba comer, Mikey no le ofreció nada, pero le había brindado su ayuda para comer todo. Qué buen alfa era, nótese la ironía.
— Los veo mañana.— Se despidió, avanzado al lado de Mikey.
Alguien a la distancia gritó que no hicieran nada indecente, cosa que solo aumentó su vergüenza y la de Mikey, quien tuvo el descaro de sonrojarse.
— Ignóralos, son unos idiotas.
— Eso hago desde que llegue aquí, he aprendido que no son las personas más discretas del mundo.
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Omega Impostor; Maitake.
RomanceOmegaverse. Tokyo revengers. ¿Qué haría un omega qué se infiltró en una escuela solo para alfas y betas? Descúbrelo en esta historia. Créditos de la portada a Sunshimita.