Sobreviviendo al cuatro día; Capítulo 25.

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Izana y Draken esperaban pacientemente a Takemichi. Estaban haciendo guardía frente al salón donde muy celosamente el omega se cambiaba de ropa.  El ambiente era un poco tenso y quejumbroso, Takemichi estaba cabizbajos por la actitud que había tomado Mikey después del momento tan íntimo que tuvieron y no podía sacarse de la cabeza sus últimas palabras.

¿Qué más podría hacer Takemichi?

No podía prometerle al alfa que se quedaría con él, eso sería absurdo y fuera de lugar.

Pasó sus manos por su rostro tembloroso y sus ojos aguados, espantando las ganas de llorar. No quería que los alfas lo vieran tan vulnerable, suficiente con el miedo que sentía por saber que solo le quedaba un día en esa escuela. Era peligroso quedarse allí y más con sus feromonas tan inestables por la cercanía de su destinado.

Fuera del salón y  por un pequeño hueco entre  la puerta medio abierta,  Izana intentó asomarse para ver a Takemichi. Le ganaba la curiosidad de descubrir que se escondía tras las prendas anchas que usaba todos los días el omega. Draken lo empujó por el hombro y la lanzó una advertencia que fue respondida con un encogimiento desdeñoso.

— ¿Qué? — Preguntó Izana en voz baja.— No estoy haciendo nada malo.

— Deja de ver al omega de Mikey.

Draken se interpuso entre la abertura de la puerta e Izana, debía proteger la poca dignidad que le quedaba a Takemichi después de esa espantosa noche. El alfa más bajo bufó, cruzándose de brazos. 

—  Aún no es su omega, míralo, es demasiado adorable para estar con ese enano amargado.

— Eres igual a Mikey. — Replicó el más alto. — Ambos  son tercos y posesivos, también muy infantiles y rencorosos.

— ¡Qué ofensa! — Exclamó Izana.— Yo soy más guapo.

— Iguales, dije. — Draken mantuvo su palabra.

— Tsk, por eso no me llevo bien con ninguno de ustedes.

— Menos mal.— Agregó Draken, dando por terminada esa discusión, aunque siguió hablando más para sí mismo. —  Debimos sospechar antes que Takemicchi era un omega, no es como si fuese muy discreto.

— Es inconcebible que un omega se cuele en esta escuela, solo los estúpidos harían tal cosa.

— Takemicchi no es muy listo que digamos.

— Pues no... — Aceptó a regañadientes Izana. Le caía muy bien Takemichi, pero era un tonto.

Dejaron se hablar cuando el omega abrió la puerta y ambos se hicieron a un lado para darle espacio. Takemichi miró en todas las direcciones, asegurándose que nadie más estuviese cerca.

— Estás a salvo, Takemicchi. Usa el spray.— Le dijo Draken, extendiendo una mano para ordenar sus cabellos húmedos. Takemichi sonrió, agradeciendo en silencio.

— Ya lo hago.— Murmuró Takemichi, con la voz apagada.— Gracias por todo lo que hacen por mí. — Takemichi tomó el spray de la mochila y estaba a punto de echarse cuando Izana lo detuvo.

— Espera, espera... — Izana tomó de los hombros a Takemichi y ante su mirada sorprendida, se inclinó a olerle el cuello.  La punta de su nariz presionó una zona sensible que obligó al omega a encogerse.

Draken  reaccionó rápidamente y tomó del cuello de la camisa al intrépido sano y lo apartó de Takemichi de un tirón.

¡Era un irrespetuoso!

— Perdona, Takemichi. Los hermanos Sano no saben lo que es la vergüenza.— Dijo Draken apenado, dándole un golpe en el hombro a Izana. Se aprovechan que Mikey no estaba cerca.

Omega Impostor; Maitake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora