Pensamientos de un alfa en apuros; Capítulo 26.

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— No puedo creer lo desconsiderado que eres, Sano Manjiro. Takemicchi no tiene la culpa de que seas un alfa berrinchudo y mimado...

Mikey se cubrió el rostro con la almohada y ahogó un grito de frustración. Los regaños de Draken había comenzado desde que Mikey despertó y no parecían tener fin. La noche anterior no habían tenido la oportunidad de hablar por su obvio mal humor.

Y no es como si estuviese de mejor ánimo, pero se merecía cada palabra que su mejor amigo tuviese para decirle, ya que se había equivocado con Takemichi. Mikey se había vuelto en extremo posesivo con su omega, algo tan primario y descontrolado que sus instintos se agitaban, quería estar cerca de él, y dejarle su olor; alejarlo de todos y tocarlo, sobre todo tocarlo.

Sin embargo, Takemichi lo iba a abandonar.

Sacó la cara de su escondite y se fijó en su mejor amigo. Salía y entraba del baño, gesticulando con sus manos con marcado enojo. Mikey dejó de escuchar sus cantaletas y en realidad, estaba pensando en lo gracioso que se veía, hasta que obviamente el alfa más alto lo señaló con el índice y lo amenazó por no prestar atención.

— Basta, Kenchin, deberías reprender a Izana. Ese idiota me provocó. — Dijo Mikey, arrugando el rostro. — Lo voy a poner en su lugar cuando lo vea. — Prosiguió, apretando la almohada hasta doblarla en dos.

— No vas a hacer nada, Mikey. Primero arregla los líos que provocas.

— No hice... — No alcanzó a terminar la frase, puesto que Draken le lanzó una de sus sandalias y le dio directamente en la frente. Mikey aturdido se levantó y miró a Draken indignado. — Esto me huele a traición.

Draken rodó los ojos y se cruzó de brazos.

— Eres el alfa de Takemicchi. No puedes abandonarlo cada que las cosas vayan mal.

— No lo abandoné. — Dijo en voz baja. — Necesitaba pensar. Takemicchi se quiere ir y debo evitarlo.

— ¿Acaso has prestado atención a las clases? — Preguntó Draken, estaba perdiendo la paciencia de nuevo. — Es peligroso que Takemicchi se quedé aquí, cabeza hueca.

Infló sus mejillas y sacudió su cabeza varias veces, Takemichi era su omega, solo suyo, lo iba a cuidar por siempre.

— Ya tomé una decisión, Takemicchi se va a quedar aquí.

— No decides, mientras Takemicchi no tenga tu marca, sigue siendo libre.

— ¿Mi marca? — Preguntó, ladeando su cabeza confundido.

— Confirmado, no prestas atenciones a las clases. Voy a dejar de hacerte las tareas. — Murmuró Draken, exhalando un suspiro. — Un omega marcado no se puede alejar de su alfa, es algo obvio, pero... — Draken se quedó callado cuando los ojos de Mikey brillaron, no de forma adorable o linda, no, parecía más bien del tipo malévolo. Maldita sea.

— Voy a disculparme con Takemicchi.

— ¿Por qué no puedes ser más normal? — Preguntó Draken, pero Mikey ya no lo escuchó, de hecho, el rubio cenizo salió de la habitación y lo dejó con la palabra en la boca. Draken chasqueó la lengua y supuso que nada bueno debía estar maquinando el enano malvado.

Por otro lado, Mikey se detuvo frente a la puerta del dormitorio de Takemichi. Presionó su frente en la madera, deteniéndose a pensar en lo que le diría a su omega.

¿Por qué no le habían dado el don de la palabra?

Tenía que ser un alfa impulsivo y ya. La vida era un poco injusta a veces.
Escuchó suaves risas dentro del cuarto y sonrió para sí mismo, Takemichi era como un sol, iluminaba todo a su paso y podía cambiar corazones, hacer a la gente feliz. Era todo lo contrario a él, pero se suponía que de esa forma se complementaban, ¿No?

Inhalando profundamente, levantó su mano y tocó la puerta varias veces hasta que finalmente Takemichi abrió la puerta. El omega pareció ligeramente sorprendido al verlo, sus ojos azules tenían un tinte de preocupación y miedo. Mikey sabía que ese estado era su culpa, por eso no tardó en tomarle de los hombros y eliminar la poca distancia que había entre los dos, luego lo abrazó. Takemichi jadeó y tembló, pero no demoró en relajarse y devolverle el abrazo.

— Lo siento, Takemicchi. — Murmuró el alfa, hundiendo su nariz en el cuello de Takemichi, tomando tanto de su olor como pudiese a través del spray y los supresores.

— Mikey-Kun, pensé que estabas molesto conmigo. — Dijo Takemichi con la voz temblorosa. Mikey lo consoló con caricias suaves a lo largo de su espalda.

— No lo estoy, tampoco lo estuve.

— ¿Lo prometes? — Preguntó el omega al borde de las lágrimas, le aliviaba que Mikey hubiese entrado en razón. Era un peso menos que cargar sobre sus hombros.

— Lo prometo.

Se abrazaron por varios minutos. Mikey le susurró palabras bonitas y Takemichi no paraba de ruborizarse. Eran momentos únicos e inolvidables. Se separaron cuando Draken apareció y les recordó que debían ir a clases.

— Si ya estás mejor, Takemicchi, deberías ir por tu mochila. — Dijo Mikey.

Takemichi asintió repetidas veces con la cabeza y sonrió ampliamente.

— Ya voy, esperen aquí.

Cuando Takemichi entró a la habitación, Sanzu salió. Se quedó mirando a ambas alfas y solo cabeceó un saludo. No parecía estar de buen humor, en especial con Mikey.

— Anoche te vi con Takemichi. — Comentó casualmente Mikey, se apoyó en la pared y fulminó con la mirada a Sanzu.

— Somos amigos. — Sanzu se encogió de hombros y trató de no darle importancia al asunto. — También compartimos dormitorio.

— No te pases de listo, Sanzu. No quiero que tengas ese tipo de confianzas con mi omega. — Recalcó esa última palabra y su aura se volvió un poco más oscura. Draken colocó una mano sobre el hombro de Mikey y le apretó suavemente.

— No hagas una escena aquí, Mikey.

El alfa más bajo bufó, desviando la mirada.

— No te preocupes, mi rey. Takemichi solo tiene ojos para ti. — Dicho esto, Sanzu los bordeó y se alejó, perdiéndose por los pasillos. Mikey arrugó la frente y mantuvo su postura rígida.

— Mikey, estás actuando como un alfa salvaje. — Dijo Draken y cualquier replica murió cuando Takemichi volvió, cargando su mochila en la espalda. Mikey acentuó sus expresiones y rodeó un brazo de Takemichi para caminar a su lado.

— Hoy es un día especial, iremos a los clubes para elegir que queremos hacer después de la escuela... — Habló Mikey y Takemichi le escuchó con atención, sin imaginar todo lo que había ocurrido en su ausencia. Lo único que quería era disfrutar de su último día en esa escuela. 

Buenas noches, wattpad me borró los agradecimientos anteriores. Así que solo dejare esto aquí, porque sí.

Gracias por leerme.

Omega Impostor; Maitake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora