Mikey levantó el rostro al cielo, inhalando profundamente el aire fresco de la tarde; el cielo tenía tonalidades anaranjadas, con un matiz azul oscuro precioso. El sol a la distancia se estaba ocultando, era una vista maravillosa desde la azotea. El tiempo se había pasado muy rápido y no había hecho nada para retrasar lo inevitable. La cabeza de Takemichi reposaba en su regazo, descansando pacíficamente después de haber hablado con Mikey; no sabía exactamente como habían llegado a ese punto, pero ahora ambos estaban seguros de que nada los separaría.
Un par de horas atrás, justo cuando la discusión estaba en su punto más álgido; Alfa y omega se sostuvieron la mirada por un largo tiempo. Ninguno podía ceder a los impulsos del otro, Takemichi seguía con ganas de correr y Mikey aferrado con retenerlo a su lado. El "te amo" fue significativo para el alfa, sin embargo, esas palabras solo acrecentaron sus ganas de tener al rubio teñido a su lado.
¿De dónde le salía tanta tontería?
Nadie lo sabía, Shinichiro lo había criado bien.
El cuerpo de Takemichi se tensó cuando la nariz del alfa se deslizó por su cuello, acariciando su piel sensible por los toques. Mikey tomaba largas bocanadas del aroma del omega, embriagado por ese perfume dulce que emanaba de él, ni siquiera el spray pudo ocultar bien su olor no importa cuánto usara, Mikey seguía olfateándolo incluso a la distancia, se había dado por vencido ya. Era inútil tratar de huir de su destino.
— Esta bien, me quedaré... — Dijo Takemichi después de pensarlo con detenimiento; no iba a tratar de escapar de los brazos de Mikey de nuevo, no iba a dejar al alfa solo. — Yo quiero estar contigo, Mikey-kun.
— ¿Takemicchi? — Preguntó Mikey, incapaz de creer que en realidad fuese Takemichi quien le estuviese diciendo eso. — ¿Estas seguro?
— No— respondió sinceramente el omega, pero al ver la expresión de desconcierto en Mikey se apresuró a aclarar. — Pero, supongo que no hay de otra.
Mikey llevó las manos a los hombros de Takemichi y lo apartó lo suficiente para ver su rostro completo, estaba feliz de que su omega decidiera quedarse, aunque era una felicidad agridulce, no podía disfrutar del todo, no como quisiera; los ojitos de Takemichi resplandecían por las lágrimas.
— ¿Y entonces por qué lloras?
— Extrañaré a mis amigos y ellos a mí. — Respondió con la voz ahogada.— Akkun, Takuya, todos ellos estarán muy tristes.
— Takemicchi, no llores— Mikey abultó sus labios. — Yo te haré sentir mejor, nunca nos vamos a separar, ¿sí?
— Lo sé, soy tu omega y eres mi alfa. — Esta vez fue Takemichi quien hundió su nariz en el cuello de Mikey, tratando de consolarse con su aroma. Sabía que no estaba siendo del todo racional, pero odiaba que Mikey estuviese triste. Habían compartido poco tiempo juntos, pero ya sentía que sin él, nada sería igual.
— Estará bien, entonces. — Comentó Mikey, levantando un brazo para dejar descansar su mano en la cabeza de Takemichi, dándole varias palmaditas. — Si no me dejabas opciones, creo que te hubiese marcado. — Le confesó el alfa, haciendo sobresaltar al omega quien se apartó al instante.
— ¿Estás hablando en serio? — Preguntó incrédulo, sus ojitos aguados mirando con reprocho al alfa.
— Lo hago. — Respondió el descarado, sin inmutarse en lo absoluto; parecía tan convencido de sus propias palabras que Takemichi se estremeció de mala forma.
— Eres un bobo, Mikey-kun.
— Ya no es necesario, ¿verdad? — Preguntó Mikey, como si no estuviese seguro. Takemichi aspiró un poco de aire, aguantando las ganas de patear al alfa, bien merecido que se lo tenía.
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Omega Impostor; Maitake.
RomanceOmegaverse. Tokyo revengers. ¿Qué haría un omega qué se infiltró en una escuela solo para alfas y betas? Descúbrelo en esta historia. Créditos de la portada a Sunshimita.