Omegas y alfas; Capítulo 34.

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La mañana siguiente estaba siendo igual o más caótica que todo el día anterior completo; terminar los postres, empacar los restantes y organizar los bocadillos en el stand designado para cocina fue complicado y, debido a las circunstancias a duras penas pudo desayunar y arreglarse para encontrarse con Mikey.

Solo por ese día su escuela estaría abierta para alfas y betas por igual, la tensión era palpable después de tantos meses de espera, sin embargo, todos trataron de mantener sus emociones a raya, incluyendo a Takemichi que no podía ocultar su nerviosismo con risas tontas y bromas sin sentido, pero vamos...

No todos los días vería al alfa de sus sueños, ¿cierto?

Takemichi se preguntaba si Mikey seguiría queriéndolo como siempre, seguro que se atormentaba pensando de más durante los últimos meses.

Constantemente hablaba por teléfono con Mikey, también eran recurrentes los chats y una que otra videollamada al mes, no obstante, nada se sentía igual; quería tenerlo cerca, llenarse de su potente aroma de brisa fresca y mar, y marcarlo con sus propias feromonas dulces. Takemichi quería descubrir si todos esos sentimientos que Mikey le profesó mientras estuvo en su escuela seguían igual de fuertes o no, en el peor de los casos tendría que volver a enamorar al alfa y bueno, estaba listo para eso.

De todos modos tenía a sus amigos que lo consolarían en caso de que todo saliera mal, pero no podía darse el lujo de ser tan negativo al estar tan cerca del rencuentro.

— Hasta aquí puedo escuchar tus pensamientos, Takemichi— le dijo Akkun, mirándolo desde el otro lado de la cabina del stand. No era un lugar pequeño, pero debido a todos los estantes y postres, se había reducido el espacio hasta solo dejar un lugar para atender a los invitados y otro para ocuparlo para bodega. Akkun estaba dejando cajas con galletas de sabores en la mini bodega—. Tú alfa posesivo te ama, debe estar tan ansioso de verte como lo estás tú.

— ¿Por qué estás tan seguro? — preguntó titubeante, mordisqueando su labio inferior—, solo estuvimos una semana juntos.

— Se escriben día y noche, además te dice que te ama, ¿Qué te preocupa? — Akkun sacudió el polvo de sus manos y se acercó a Takemichi para palmear uno de sus hombros con sutileza como si temiese sobresaltar al ansioso omega—. En esa semana pusiste al alfa a tus pies, no creo que ahora vaya a ser distinto. Son el uno para el otro— finalizó el chico brindándole una cálida sonrisa.

— ¿Desde cuándo eres tan cursi, Akkun? — preguntó Takemichi con los ánimos renovados.

— Desde que Yamagishi y tú de lo único que hablan es de sus lindos y protectores alfas, son tan empalagosos y cursis, sin contar nuestros nuevos amigos que también babean por los chicos de la otra escuela. Eso me hace preguntar, ¿En qué momento terminamos siendo amigos de casi toda la escuela? Se supone que solo éramos nosotros cuatro siendo los perdedores de siempre.

Takemichi asintió, echándose a reír. En tan poco tiempo su círculo social había aumentado cuantiosamente y, conoció personas increíbles y agradables.

— Tienes razón, pero no es tan malo después de todo.

— Lo sé, algo bueno teníamos que sacar de enviarte a esa escuela, además de una apestosa camisa de Makoto.

— Sin embargo, no lo volvería a hacer— respondió un risueño omega teñido, recordando brevemente todo lo vivido durante su estancia en la escuela alfa. Había sufrido más sustos de lo que recordaba tratando de pasar desapercibido lo cual no logró ni siquiera en su primer día, era un imán que atraía la mala suerte y el desastre.

— Nunca estás exento del peligro— mencionó Akkun ligeramente divertido, luego se enderezó y se apartó de su lado—, ya no te distraigo más, terminemos esto antes de que lleguen los visitantes.

Omega Impostor; Maitake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora