— ¿Estás mejor? — Preguntó Mikey, palmeando lentamente la espalda de Takemichi; unas caricias sutiles, pero que sin duda lo hacían sentir bien.
Habían llegado a la habitación aproximadamente hace quince minutos y Takemichi no había parado de llorar.
"¿Cómo alguien podía soltar tantas lágrimas?", Se preguntaba el alfa, sin saber que decir o hacer en realidad. Draken los había dejado solos, con la excusa de que buscaría algo de comer para todos, se habían saltado la ida a la cafetería por ir en busca de Takemichi a pedido de Mikey y no es como si el enano no fuese insistente cuando se le metía algo en la cabeza.
— Solo un poco, lo siento.— Takemichi tenía las mejillas rojas y los ojos hinchados, en su cara se reflejaba lo compungido y asustado que estaba por haber sido descubierto tan rápido, apenas estaba sobreviviendo a su segundo día en esa escuela.
— No te conozco mucho, pero parecer un imán de problemas. Un beta que no teme enfrentarse a los alfas o decir lo que piensa. Eres admirable, Takemicchi, por eso quiero que seamos amigos.
El labio inferior de Takemichi tembló y sus ojos volvieron a nublarse. Mikey estaba siendo muy amable.
— No lo hago a propósito, créeme, soy el más cobarde de todos.
— Cobarde tal vez, pero enfrentas tus problemas.
Takemichi sonrió, abrazándose al chico. Mikey no decía nada por la cercanía, pero sonreía al conseguir hacer sentir mejor al omega. Se quedaron en silencio, hasta que Draken volvió con unas bolsas en sus manos.
— Tu amigo te estaba buscando y le dije que habías vuelto a tu dormitorio, deberías comentarle lo que pasó, debe estar preocupado.— Dijo el más alto, tomando una de las sillas olvidadas en la mini sala de estar del dormitorio, para arrastrarla cerca de la cama. La comida estaba desparramada en el colchón, mariscos y algo de fideos en unos táper desechables, tres jugos en cajita. Draken se había asegurado de traer lo suficiente para los tres.
— Gracias, le hablaré después. No quiero volver a bajar. Al menos no hoy.— Dijo, revolviendo los fideos con los mariscos, sin muchas ganas de comer. Las porciones seguían siendo enormes a pesar de compartir con sus nuevos amigos.
Mikey y Draken, ya estaban comiendo sin pensarlo demasiado.
— Takemicchi, ¿De nuevo no tienes hambre? — Preguntó el alfa más bajo, haciendo una mueca divertida. Takemichi levantó su mano, cortando cualquier otra bobada que tuviese para decirle.
— No vayas a empezar con el tema de los dulces.— Respondió, sin poder evitar echarse a reír. Mikey solía ser muy aferrado a los temas.
— Pero...
— Pero nada, come.— Se inclinó hacía el plato del alfa, tomando con sus propios cubiertos un trozo de camarón para llevarla a la boca del chico, quien lo aceptó a regañadientes, pero luego intentó imitar aquella acción infantil y Takemichi tuvo que llevarse su comida lejos, aunque Mikey no se diera por vencido tan fácilmente. Y justo así, fue que comenzó una singular pelea de comidas.
Draken desde la silla, suspiró y negó, comiendo en silencio. No entendía a ese par.
— Takemicchi, deja de actuar como mi novio, dándome comida en la boca, por lo menos déjame darte también. — Se quejó Mikey.
Takemichi por poco se ahoga con los fideos que estaba comiendo ante esa declaración, aceptando sin ganas el jugo que le ofrecía Draken para pasar la comida por su garganta.
— Mikey-kun, no somos novios. Y no estoy actuando como uno. Te voy a patear lejos de aquí. — Le amenazó, con las mejillas ruborizadas. Mikey no parecía preocupado por ello.
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Omega Impostor; Maitake.
Любовные романыOmegaverse. Tokyo revengers. ¿Qué haría un omega qué se infiltró en una escuela solo para alfas y betas? Descúbrelo en esta historia. Créditos de la portada a Sunshimita.