— Mikey-kun, ve más despacio. — Murmuró Takemichi, siguiendo a regañadientes a Mikey al edificio administrativo, específicamente al tablero de anuncios. Se suponía que allí encontraría todo lo referente a los clubes de la escuela, pero, Takemichi seguía renuente a entrar a uno.
Por otro lado, Mikey era un terco sin remedio, ignorando las quejas de Takemichi. El omega seguía confundido con esa actitud, deseaba que Mikey le hablará y le comentara todo lo que pasaba por su revoltosa cabeza.
— Ya llegamos. — Dijo por fin el alfa, pero sin soltarlo. Takemichi intentó apartar su brazo sin éxito alguno, entre más forcejeaba más fuerte se volvía el agarre en su muñeca.
— Bien, voy a ver los clubes, pero no prometo que me una a uno. — Dijo con firmeza, rodando los ojos cuando el alfa resopló con impaciencia. Takemichi no quería darle falsas esperanzas al alfa, no podía quedarse ni, aunque lo quisiera.
— Eres cruel, Takemicchi. — Murmuró Mikey, poniendo carita de cachorrito. Takemichi suspiró, sintiendo que sus propias fuerzas tambaleaban; quería quedarse con su alfa, consolarlo y cuidarlo.
— Mikey-kun, sabes que mañana me voy, ¿Verdad? — Preguntó Takemichi, acercándose al alfa lo suficiente para que entendiera de una buena vez que esa era una decisión irrevocable. Mikey hizo un ruidito de indignación y lo soltó.
— ¿Por qué tienes que irte? — Preguntó Mikey, fijando sus ojos sobre los suyos. — Aquí podemos cuidarte bien, nadie te ha descubierto hasta ahora.
— Es mi deber. — Respondió apenado, desviando su mirada al tablero como si fuese algo más interesante. — Y si me han descubierto; Draken-kun, Izana-San, Haru-chan... — Enumeró, siendo detenido por Mikey. Seguía muy insistente.
— No quiero que te vayas.
— No tienes que quererlo. — Comentó Takemichi, carraspeando incomodo. — Es mi decisión.
— ¿Entonces por qué viniste aquí?
— Fue por Makoto, Mikey-kun. — Y definitivamente esa fue una mala respuesta, el rostro de Mikey se puso rojo y empuñó sus manos con fuerza; Takemichi temió lo peor.
— ¿Acaso tienen algo? — Farfulló Mikey entre dientes, con la mirada feroz completamente sobre él.
— ¡Claro que no! — Exclamó Takemichi, tomando un poco de distancia del alfa. —Yamagishi estaba triste y quedamos en que yo vendría por algo del olor de su alfa para que no se enfermara, ya sé... Es la cosa más tonta, pero, al final acabé aceptando y heme aquí, con un alfa cabezotas que no quiere dejarme ir.
— No tienes que irte, ya te dije que aquí estas a salvo.
— ¿Acaso escuchaste algo de lo que dije? — Preguntó exasperado el Omega, cruzándose de brazos. — No me voy a quedar.
— Entonces no me dejas otra opción, te voy a raptar.
Takemichi miró sorprendido al alfa y después se echó a reír, incapaz de tomarlo en serio, Mikey no era capaz de tal cosa. Menos mal que no había nadie por los pasillos o la conversación hubiese sido muy incomoda para el resto.
— ¿Qué dice, Mikey-kun? — Preguntó sin dejar de reír. Mikey lo miró de pie a cabeza, dubitativo y luego, sin mediar palabra se acercó a Takemichi y lo cargó al estilo princesa.
Takemichi jadeó alto, incapaz de reaccionar por el actuar tan errático de Mikey.
— No me dejas de otra. — Respondió el alfa como si nada, aprovechando la sorpresa inicial de Takemichi para empezar a moverse; llevándolo por los pasillos lejos de la vista de la gente.
— ¡Mikey-kun, bájame ahora! — Takemichi pataleo sobre el alfa, jalándole los cabellos para que lo soltara, pero Mikey tenía mucha mas fuerza de la que aparentaba y resistió cada movimiento de Takemichi hasta ponerlo en un lugar seguro. El omega se estaba desesperando, era imposible que en realidad Mikey lo estuviese secuestrando.
Takemichi se rindió cuando Mikey empezó a subir unas escaleras, puesto que cualquier movimiento en falso los mandaría a los dos al suelo, aunque ganas no le faltaban de mandar al alfa al hospital. Se detuvieron al llegar a la azotea, donde por fin Mikey lo bajó. El omega no perdió la oportunidad y se lanzó sobre Mikey para golpearlo varias veces en el pecho.
— Entre todas las cosas que has hecho desde que llegue aquí esta es la peor. — Se quejó Takemichi, al punto de entrar en pánico. — Alfa idiota, acaparador, berrinchudo.
Y le siguieron más insultos hasta que Mikey lo sostuvo de las muñecas y lo acercó tan rápido para finalmente darle un beso en los labios y callar todas esas quejas. Takemichi en ese punto sabía que era inútil tratar de comparar su fuerza con la de Mikey.
— Si te retengo aquí hasta mañana, no podrás irte. — Tarareó el alfa con una sonrisa tonta en sus labios.
— Estoy seguro que Draken vendrá y te jalará de esas feas orejas. — Masculló el omega con marcado enojo en sus usualmente tranquilas facciones.
— Tal vez, no estoy preocupado en lo absoluto.
— Volveré abajo. — Nuevamente quiso zafarse del agarre, pero tal como imagino, seguía sin soltarle. Takemichi optó por usar uno de sus trucos más viejos, su carita adorable. — Por favor, alfa.
La expresión de Mikey se suavizó, pero no lo dejó ir. En ese punto, Takemichi solo debía esperar por un milagro.
— Hablemos, Takemicchi.
— Está bien... — Dijo resignado, haciendo pequeños mohines. No tenía miedo de Mikey, pero definitivamente su alfa era un cabezota capaz de todo.
Mikey llevó a Takemichi a un rincón de la azotea en donde no daba la luz del sol; el lugar estaba limpio y bien cuidado, seguro que podrían sobrevivir el resto del día allí, pero la mera idea le ponía los pelos de punta.
El primero en sentarse fue Mikey, apoyando su espalda a la pared, luego atrajo a Takemichi que, para su sorpresa y vergüenza, quedó a horcajadas sobre las piernas del alfa, sintiendo sus mejillas calentarse por tal posición tan comprometedora.
— ¿De qué quieres hablar? — Preguntó con la voz trémula, apoyando su mentón en el hombro de Mikey para no tener que verlo o se moriría de vergüenza allí mismo.
— ¿Por qué es tan importante volver a tu escuela?
— Soy un omega, Mikey-kun, ese es mi lugar... — Respondió suavemente, inhalando profundo el aroma de su alfa; entre tanta pelea, había olvidado lo bien que olía y lo mucho que lo tranquilizaba. — Sé que estas preocupado, pero nunca te abandonaré, lo prometo...
Mikey rodeó la cintura de Takemichi con sus fuertes brazos, presionándolo más fuerte contra su pecho. Tenía una sola cosa en mente desde que Draken mencionó la marca, era inútil resistirse a sus instintos, sin embargo.
— ... Te amo, Mikey-kun.
Buenas noches, ¿Cómo están?
Un espacio para agradecerle a todos esos que me han leído, ¡Gracias! 28 capitulos ya, toy feliz. Siguen aquí, leyéndome. Ah, noche cursi.
Cualquier error o sugerencia no duden en decirme, estoy abierta a todo.
¡Besos en las nalgas!
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Omega Impostor; Maitake.
RomanceOmegaverse. Tokyo revengers. ¿Qué haría un omega qué se infiltró en una escuela solo para alfas y betas? Descúbrelo en esta historia. Créditos de la portada a Sunshimita.