Capítulo 34: La audición.

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¡Hola a todos! :D

Prometí no abandonarlos durante tanto tiempo, pero JA-JA, en serio, ¿se lo creyeron?... :'( Yo también.

Al parecer, sí tendré problemas para escribir (de nuevo) y la historia nuevamente será pausada, pero no por un tiempo definido. Puede que suba capítulos semanales, puede que suba una vez por mes o puede que suba hasta las próximas vacaciones, pero ya no puedo prometer fechas. :/

Peeeero, precisamente por eso, he hecho este capítulo increíblemente largo. Les juro que éste ha sido en el que me he esmerado más. De hecho, éste capítulo es de los primeros que tuve en mente cuando creé la historia y siempre pensaba en cómo iba a ser cuando por fin llegara a este momento. Ahora que ha llegado, es raro... pero me siento bien. Espero que les agrade tanto como a mí me agradó.

Como siempre, mil gracias por leer y por seguir la historia.

:D

Recuerden dejar sus votos y sus comentarios, por favor. :3 Es lo que más me motiva a seguir haciendo lo que tanto amo. <3

-Mariana

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Roger’s P.O.V.

—¿Acaso estás loca, mujer? —le grito a Lara mientras que abro la puerta de su casa.

—No estoy loca, simplemente detesto que la palabra de Harriet siempre termine valiendo más que la mía —responde con la mirada ausente, a la vez que se quita los zapatos y los deja en el cuadro de madera de la entrada. Enseguida, la imito para que no empiece con sus ridículos regaños de limpieza.

—Bueno, también debes tomar en cuenta que no le has dado a Thom pruebas contundentes de la farsa de Harriet. Si tú no hablas, él no va a hacerte caso, y mucho menos va a alejarse de su novia.

Lara alza su rostro y me mira con total frustración. Es increíble que esté viendo de esta manera a mi hermana, la grande, fuerte e imponente Lara Sterning. La chica que, cuando éramos niños, hacía que todo lo que mi hermano y yo arruinábamos se solucionara con tan solo un par de palabras que salieran de su boca. Esa chica, a la que tanto quiero y admiro, es ahora alguien a quien desconozco, y no sé cómo sentirme al respecto. Es muy difícil verla así y no entenderla ni saber cómo poder apoyarla.

—Tiene que haber una conexión —susurra ella, sacándome de mis pensamientos y devolviéndome a la realidad—. Todo tiene un extraño patrón, o algo similar que se va repitiendo conforme pasa el tiempo.

—¿De qué hablas? —pregunto, pero soy empujado a un lado, razón por la cual choco contra la pared—. ¡Oye! Eso dolió… ¿Qué demonios haces? —pregunto, al notar que Lara nuevamente se está poniendo sus zapatos.

—Tengo que ver a Thom. Él tiene que saber algo que me ayude a unir las piezas del maldito rompecabezas que tengo en mi cabeza —responde con dificultad y sale corriendo hacia su auto.

—Oye, ¡espérame! —grito. Ya que no me da tiempo siquiera de analizar lo que está pasando, salgo corriendo de la casa y cierro la puerta tras de mí. Siento el suelo frío bajo mis pies y pronto me doy cuenta de que se me ha olvidado ponerme los zapatos.

Maldigo internamente las estúpidas reglas de limpieza que mi hermana impuso en su casa y termino el recorrido que hay desde la entrada de la casa hacia el garaje, en donde Lara ya está arrancando el auto.

Thom & Harriet || (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora