Capítulo 10: Dos visitas inesperadas.

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-¿Qué? ¿Tú? ¿Cómo? ¿Por qué? –empiezo a decir, tartamudeando. Ella suelta una de sus maletas para tapar con su mano mi boca.

-Ya, ya, shh… Escucha, tuve un problema y me he quedado sin un lugar en donde poder pasar la noche. Y, sinceramente, no tengo dinero para un hotel. ¿Podría pasar la noche aquí?

Me quedo totalmente impactado. Jamás imaginé que ella fuera la que tocaba a mi puerta, mucho menos a estas horas. Además, pensé que no me perdonaría. Pero, ¿qué demonios? NO PUEDO EVITAR ESTAR FELIZ. Ella está aquí, frente a mí, pidiéndome que la deje pasar una noche en mi hogar. Y, aunque estoy consciente de que no es algo muy normal o correcto el dejar que una desconocida entre a mi casa, sé perfectamente cuál será mi respuesta.

Intento hablar, pero aún tiene su mano sobre mi boca, así que sólo emito un par de sonidos extraños. Ella se ríe y quita su mano.

-Lo siento. ¿Qué decías? –pregunta.

Pero no contesto. Sigo muy soñoliento, así que tengo la ligera sospecha de que esto podría ser una alucinación o un sueño. Ella me mira raro y dice:

-Sé que no me conoces lo suficiente, pero te juro que no daré problemas. Sólo será un día.

-Está bien. Pasa –le digo, haciéndome a un lado para dejarla entrar.

-¿Qué? ¿Es en serio? –dice ella, bastante incrédula.

-Sí. Confío en ti, aunque no sé si debería…

-Oh, no deberías. Soy una ladrona profesional –bromea, con una amplia sonrisa-. De hecho, el primer paso de mi "Guía para entrar en el hogar de una celebridad" es seducirlo, ya sea con libros o con sándwiches.

-Ambos funcionan –le digo, igual sonriendo y haciéndole una seña con la cabeza, para que entre.

-Y si eso no sirve, también puedes darle una patada en la espinilla. Eso nunca falla –dice, mientras arrastra sus maletas hacia el interior-. Por cierto, ¿te desperté? –pregunta. La fulmino con la mirada mientras cierro la puerta y ella se echa a reír-. Bueno, ya me quedó claro que sí lo hice. Lo siento.

-No te preocupes. Realmente, me alegra mucho que estés aquí –le digo, mientras me froto los ojos-. Toma asiento en donde gustes.

-Gracias, pero creo que mejor nos vamos a dormir. Se ve que estás cansado –dice, mientras admira mi hogar-. Woow… este departamento es muy bonito.

-En realidad es un dúplex, pero departamento está bien –digo, mientras tomo sus maletas y las cargo hacia las escaleras.

-Oh… qué fresa modo para decir “departamento de dos plantas” –comenta, mientras camina conmigo hacia las escaleras-. Yo puedo cargar mis maletas.

-No, yo las llevo. Me harás sentir como una mala persona si no lo hago –le digo, intentando mantenerme en pie. El cansancio que siento es extremo, pero debo mantenerme despierto aunque sea hasta que le muestre su habitación.

-Está bien, señor caballerosidad –dice, sonriendo. 

Una vez que subimos y le muestro la habitación en donde puede quedarse, me despido y me dispongo a regresar a mi cómodo sofá, pero ella me detiene.

-Thom…

-¿Qué ocurre?

-Gracias… por recibirme. Juro que te pagaré este favor.

Me gusta cómo se ve cuando habla con seriedad. Sus ojos se ven demasiado hermosos con la poca luz de luna que se filtra a través de la ventana y su expresión se vuelve totalmente calmada… ¿Qué demonios? Debo dejar de pensar tanto cuando tengo sueño.

Thom & Harriet || (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora