Capítulo 11: Un pasado triste.

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El día transcurre rápido y lento a la vez.

Harriet y yo casi no hemos hablado, ya que ella ha estado triste todo el día. Trata de esconder su deprimente humor, pero no lo logra en absoluto. He intentado hacerla sentir mejor, haciendo un par de bromas y presumiéndole mis pocas habilidades culinarias en el desayuno y en la comida, pero apenas y ha abierto la boca.

Ya son casi las 19:00 hrs cuando, escucho mi celular sonar. Fijo mi vista en la pantalla y veo que he recibido un mensaje de Roger:

Hey, Thom. No podré ir a verte mañana, ya que al ogro de mi jefe se le ocurrió hacerme trabajar horas extra, así que te veo el sábado, ¿ok?. Espero que ya hayas hablado con tu “amiga”.

Me quedo hipnotizado al leer la última oración. ¿Qué pasará el sábado, cuando mi madre vea a Harriet?

Podría pedirle que se quede arriba, en el segundo piso, pero eso no sería correcto. Sería como si quisiera esconderla y no tengo razón para hacerlo, ya que no es ningún pecado el tenerla en mi casa. Tampoco puedo mentirle a mi madre, diciéndole que es una vecina o algo así, ya que, a pesar de que soy un actor, aún no nace la persona que pueda mantener una mentira frente a ella. Además, Harriet y yo no hemos hecho nada malo. Solamente la estoy hospedando mientras logra arreglar las cosas en… con… emm… 

De pronto, me surgen las dudas: ¿Por qué no tiene en dónde quedarse? ¿Por qué la única opción que tiene para vivir es con su madre? ¿Y cuál es ese gran problema que debe arreglar?

Me gustaría preguntárselo, pero ya dije que no me metería en sus asuntos personales y sería contradictorio de mi parte. Aunque, en verdad, me gustaría saber…

Mi celular vibra, sacándome de mis pensamientos. Al ver la pantalla, veo que es otro mensaje de Roger:

¿Qué pasa? Tú nunca dejas un mensaje sin contestar.

Pongo los ojos en blanco y contesto.

Yo: Lo siento, estaba ocupado. Muy bien, entonces, nos vemos el sábado.

Roger: ¿Y Harriet?

Me quedo unos segundos pensando en qué puedo decirle.

Yo: Ya hablé con ella.

Roger: ¿Y? ¿Ya se fue o se ira más tarde?

Pasan unos minutos y, ya que no contesto, recibo otro mensaje.

Roger: Por favor, dime que hoy se irá.

Sigo sin contestar y, en consecuencia, recibo una llamada de Roger en el teléfono de la casa. En cuanto contesto, él empieza a hablar.

-Thom, tú sabes que siempre te apoyo en todo. Pero esta vez, debes hacer lo que te digo. ¿Imaginas la cara de horror que mi madre pondrá cuando vea que está viviendo una chica contigo? Pensará que su pequeño, Thommy, ha sido seducido por la pasajera de un avión.

-Sé cómo se pondrá, pero…

-Dijiste que ya habías hablado con ella –me interrumpe-. ¿Por qué no puede irse? ¿Cuál es el problema?

-El problema… -digo, pensativo-. El problema es que no sé cuál es el problema.

-¿Qué? –exclama Roger, confundido.

-No puedo hablar de esto por teléfono. El sábado te explico –le digo, e intento no sonar muy sospechoso, ya que Harriet está muy cerca de mí-. Tengo que irme.

-Hermano, no entiendo nada, pero espero que estés haciendo lo correcto –dice y, después de eso, nos despedimos y colgamos.

Me quedo pensando, con la mirada perdida. En verdad, no tengo inconveniente alguno con que Harriet se quede. De hecho, me alegra saber que podré pasar más tiempo con ella. Pero, me gustaría que me dijera cuál es el problema que tiene, ya que no me gusta verla tan desanimada. Tal vez, si me dice, podría ayudarla o algo así.

Thom & Harriet || (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora