006. Sin hogar.

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La casa está fría

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La casa está fría.

Hoseok enciende la calefacción que tanto trabajo le costó instalar junto a Yeun, porque se negaron a pagar un técnico y malgastar el dinero. La prioridad hace seis años era terminar de pagar lo que sería su hogar para siempre.

Sobre la mesa de la sala se encuentran los papeles del divorcio sin leer aún. No logra concentrarse más allá de sus nombres. La descripción de su inminente separación lo agobia con recuerdos y preguntas interminables. No puede evitar sentirse solo. Odia sentirse solo. Y realmente lo está. No tiene a nadie.

Solo. Más solitario que nunca antes.

El celular suena sobre el sofá donde lo ha lanzado en su llegada y casi cae de bruces al correr hasta él con la esperanza de que Yeun haya cambiado de parecer y regrese a casa. Sin embargo, la pantalla le muestra su cara y arriba escribe: Nam. De mala gana contesta. Al instante, su rostro agotado es reemplazado por la sonrisa enorme de su mejor amigo.

¡Hobi!

—Hola, Nam. —Suspira, echando su cabello hacia atrás en un gesto cansado.

Ah, ¿qué pasó ahora?

Podría decir que nada, pero es que ha pasado de todo. Y sigue pasando. Y ¿seguirá pasando?

—Uh, ¿qué no ha pasado? Sería una mejor pregunta —se queja, cayendo de espaldas al sofá grande—. La vida se está llevando mis pocas ganas de vivirla, estoy hecho polvo por todos sitios.

Seokjin me contó que el señor Kang renunció.

—Sí, así es. Y a que no adivinas quién quedó en su reemplazo.

Namjoon sonríe amplio otra vez.

Sí que lo sé. De hecho, esta llamada es para felicitarte, así que ¡felicidades, te lo mereces! —Pero su sonrisa desaparece al notar que Hoseok no cambia su expresión abrumada—. ¿No felicidades? ¿por qué?

Hoseok se pasa la mano libre por la cara y se despeina como nunca. Una forma poco sana de quitarse la carga emocional.

—No lo sé... no estoy preparado para lo que significa, Nam. Menos en estos momentos con todo lo de Yeun.

¿Qué pasa con Yeun? Creí que volverían en cuanto me fuera.

—También yo —afirma sin duda—, pero verás que no. Hace unos días apareció con un abogado y los papeles del divorcio. —Namjoon abre los ojos y la boca en forma de O—. Va en serio, y la verdad es que no comprendo por qué hemos llegado a esto. De una simple discusión a destrozar todo el tiempo que llevamos juntos, Nam, y ni siquiera me merezco una última conversación. Ha cambiado de número y sólo me habla su abogaducho de mierda para pedirme que «por favor, firme los papeles antes de que tengamos que ir a juicio».

¿Y qué hay de la casa?

—Es de ambos. Ya lo sabes.

Te dije que no debías casarte con bienes mancomunados, Hoseok.

—Sí. —Desvía la mirada hacia el anillo que aún permanece en su dedo anular—. Jamás creí que pasaría algo así. Teníamos toda una vida planeada.

Y Hoseok se siente culpable, y se odia. Piensa día y noche en búsqueda de razones que no tengan que ver con lo que ella ha dicho antes de marcharse. Yeun sólo ha sido capaz de reprochar su actitud de «mujeriego no reconocido» y nada más. ¿Cómo aguantas a alguien tantos años si su actitud no te gusta? No tiene sentido. Sabe que hay algo más.

¿Qué piensas hacer?

—Tenemos que venderla y repartirnos el dinero.

¿Y dónde piensas vivir? —Hoseok se encoge de hombros—. Podrías comprarle su parte. La casa es linda.

Lo ha pensado. Sin embargo, cada vez que Hoseok llega del trabajo nota el frío y la soledad. No hay aroma de verduras en la cocina. Ni Yeun besándolo al llegar. No hay nada allí que lo ate. La vida que deseó se ha ido para siempre.

O podrías mudarte a mi casa —sugiere Namjoon—. Te la alquilo.

—¿Y cuando vuelvas?

Vivimos juntos.

—Ni de broma.

Ash, malagradecido. Búscate la vida, entonces.

Eso es lo que hace. Una vez Namjoon termina de contarle sus ridículos problemas y la maravillosa nueva vida que tiene en Erila, Hoseok toma su portátil para buscar apartamentos. Uno sencillo. Tal vez un mono ambiente. No necesita demasiado para él solo. La casa que tiene es grande, porque Yeun lo quiso así, supuestamente tendrían al menos, tres hijos.

Hay un par de apartamentos cerca del edificio del centro, una buena alternativa para ahorrar combustible, aunque ese dinero del combustible se lo lleva el alquiler algo elevado por estar en una zona centralizada. No tiene mucho que perder. Guarda un par de números que quizá podrá contactar por la mañana.

 Guarda un par de números que quizá podrá contactar por la mañana

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Dulces de humo ✎ 2025: EN FÍSICO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora