Andrea se muda a Nueva York con la esperanza de poder empezar sus estudios junto con sus amigas. Sin tener la mas grande cantidad de dinero, ella acude a trabajar de niñera. Pero no contaba con que en ese mismo edificio donde ella vive, se encontrar...
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- estoy pensando seriamente en regalarte una copia de las llaves de mi casa. - dice Andrew, una vez que me abre la puerta y ve que traigo varias cosas en las manos. El estira las manos para ayudarme pero yo entro de inmediato para dejar la comida sobre la mesa de su cocina. - también olvidaba lo orgullosa que puedes ser, si.
- de acuerdo, traje algo de pasta... carne... oh, y una ensalada. - dije levantando la en alto para enseñársela y sonriendo al plato.
- bien. - dice con la sonrisa mas forzada de todas y me retira la ensalada de las manos. - me gusta tu blusa.
- gracias. - dije y voltee a verla. Genuinamente solo era una blusa de tirantes color blanco pero tomaría el cumplido con gusto. - no tardan en llegar así que... ¿Seguro que quieres estar aquí para la cena?
- ¿en mi casa? por supuesto. No me puedo fiar de que estés a solas aquí y te lleves mis cosas como lo intentaste alguna vez.
- nada de mencionar ese terrible incidente a mi madre, por favor. - el sonríe ante ello. - hablo en serio Garfield, sino no hay película con el Sr. Brown para ti.
- bueno, tu no tendrías esta cena de no ser por mi. - lo miré molesta. - de acuerdo, no voy a decir nada.
- gracias. - en ese momento, suena el timbre y eso solo puede significar una cosa. Muy asustada, respiro agitadamente y Andrew toma de mis hombros. Por un momento, me sentí en paz ante el queriendo calmarme, pero eso me duro unos segundos ya que lo siguiente que hizo fue el agitarlos y moverme toda. - estoy bien, gracias. - y me solté de su agarre. - bien, yo um... voy a abrir.
- adelante. - dice mientras toma asiento y empieza a hojear del periódico que me traje de la casa de los Brown.
Fui a abrir de la puerta y mi madre corre a abrazarme. Fue lindo, no lo negaré. De alguna manera... si la extrañaba. Se veía tan diferente... llena de luz y de felicidad. Con tan solo verla pude confirmar el hecho de que genuinamente estaba enamorada y que quería mucho a este tal Todd.
- que bueno es verte de nuevo, hija. - me dice mientras se separa. - veo que no te has cortado las puntas, no te has ido a sacar la ceja...
- mamá. - la detuve antes de que siguiera y que Andrew escuchara todo de como mi madre me cuidad de mas. - iré pronto.
- ¿qué mas da? igual te ves tan preciosa como siempre. - dice mientras me da un gran beso en la mejilla. - supongo que recuerdas a Todd.
- si claro, hola. - dije mientras le estrechaba la mano. Todd era un hombre de lo mas bajito de estatura, casi como yo, poco cabello y ojos muy pero muy azules.
- gracias por invitarnos, Andrea. - dice este y voltea a ver a su hijo. - el es Henry.
- hola. - el dice mientras se acerca a saludarme. - linda casa.
