dix-huit.

242 18 7
                                    

-¡Edward!-gritó cuando la subí a mis hombros mientras me pegaba con sus pequeñas manos en mi espalda-¡Bájame idiota!-gritó de nuevo mientras reía.

-Eso te pasa por tirarme huevo en el pelo, ¡en mi querido pelo!-dije llevándola al patio aún en mis hombros.

-Es que estás más guapo así.-y estalló de la risa otra vez.

-Tú también estás muy guapa mojada.-dije y de inmediato volvió a pegarme patadas sin dejar de reírse.

-Pero sí no me has visto mojada, pedazo de estúpido.

-Ya, por eso mismo te voy a tirar a la piscina.-la acerqué al borde de ésta y se agarró a mi como un koala.

-No te atreverás.-dijo mirándome a los ojos. Ahora ella envolvía sus piernas alrededor de mi cadera, y sus manos estaban en mi cuello.

-Oh claro que sí pequeña Holly.-y dos segundos después, la tiré al agua. Aunque más bien se dejó.

Salió a la superficie con todo el pelo mojado. Se lo echó para detrás mientras sonreía y me miraba. Juro que podría tener una erección ahora mismo por esa imagen.

-¿Y bien?-dijo tirándome agua-¿estoy más guapa mojada o no?-sabía que estaba jugando conmigo, y yo la iba a seguir el juego.

-Mi teoría a sido acertada, sin duda.-dije sin apartar mi mirada de ella.

-¿Y tú? ¿No crees que deberíamos comprobar sí tú también estarías más guapo mojado?-ni soñando.

-Obvio que sí, pero no vas a tener la oportunidad de averiguarlo. No ahora.-dije mientras me daba la vuelta para entrar a su casa.

Pero ella fue más rápida. No sé como lo hizo, pero consiguió salir del agua lo suficientemente deprisa como para alcanzarme y agarrarme por la cintura. Respiré hondo, esto no ayudaba en lo más mínimo a la situación que se estaba formando ahí abajo.

-Me estás empapando.-dije riendo e intentando contenerme. Agradecí que fuese de noche, sí no hace ya rato se habría desvelado mi rubor por su culpa.

-Pero no lo suficiente.-dicho esto, me cogió como momentos antes la cogí yo, y me tiró a la piscina sin piedad alguna.

Me sacudí el pelo al salir a la superficie y me limpié la cara del agua con mis manos húmedas. Holly en cambio reía sentada en el bordillo de la piscina.

-Creo que tú también pasas esta prueba Edward.-y seguía sonriendo.

Otro espasmo recorrió mi entrepierna. Joder, joder, joder.

<Edward tienes que controlarte> me repetía una y otra vez mentalmente, pero a estas alturas era casi imposible.

Me acerqué a ella y quedé entre sus piernas-no en el otro sentido-debido a que seguía sentada en el bordillo. Mi cabeza estaba a su altura, y pude ver más de cerca sus ojos, que ahora estaban rojizos como casi siempre.

Era algo peculiar que me encantaba de Holly. Aunque siendo sincero, ¿el qué no me gustaba de ella?

Pensé que se movería, pero no fue así. Todo lo contrario. Posó sus manos en mi cuello y me acercó a ella, para después posar sus finos labios sobre los míos.

Un beso simple; sin lengua, pero perfecto.

Miré sus ojos y mi respiración aumentó, y con ellos los latidos de mi corazón.

-Holly, ¿que me estás haciendo?-susurré lo bastante alto como para que ella lo escúchase, aunque ese no era su propósito. Más bien pensó en alto sin querer.

Schäger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora