douze.

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<Flashback>

"-Será mejor que no lo hagas, Holly.-su voz sonaba fría mientras sus ojos ya estaban de un color rojo azabache.

-Tú no eres nadie, repito, nadie.-intenté mantener la calma.-Nunca más.

-¿Ah no?-se acercó a mi-a partir de ahora volveré a serlo."

-Hola Holly.-pensé en sí debía contestar o no. Finalmente lo hice.

-Emmett.-mi voz sonó en un tono frío y áspero.

-Echaba de menos tu voz nena.-tragué saliva.

-¿Qué quieres?

-A ti.-dijo firme. Volví a tragar saliva, esto no me gustaba nada.

-Me remito a la misma pregunta: qué quieres.-repetí.

-Y yo te vuelvo a repetir que te quiero a ti.-pude notar como sonreía a través de la línea.

-¡Te he preguntado que qué jodida mierda quieres!-di un golpe en la encimera aboyándola.

-Sh nena, no grites, aún no.-de repente, mi oído se agudizó de inmediato, e instantes después oí un ruido procedente de la ventana del baño de arriba.

No, no, no. No podía estar pasando, no ahora, joder, ¿qué hago?

Me di cuenta de que la línea aún seguía activa, por lo tanto Emmett seguía escuchándome. Me escondí detrás de la encimera, me agaché y no me inmuté.

-¿Nena? ¿Estas ahí?-preguntó Emmett por la línea. Los ruidos no cesaban de la parte de arriba, y por el teléfono no oía nada, a excepción de su voz.

-Emmett, ¿dónde estás?

-En mi casa, ¿por qué lo preguntas?

-¿Estás seguro?-mi corazón estaba empezando a latir demasiado rápido.

-Sí, claro que lo estoy, ¿qué pasa?-respiré pesadamente-Holly, ¡¿qué pasa?!

-Están atacando mi casa-pegué un chillido, los golpes cada vez eran más fuertes-mierda.

-En tres minutos estoy allí.

-No me cuelgues, por favor.-supliqué.

-Tranquila, no lo haré. Estate callada y no hagas nada, ¿me has oído?-asentí a pesar de que no me estaba viendo.

Dudé si subir arriba a ver qué era lo que estaba pasando, pero decidí hacer lo que me había dicho Emmett.

Los golpes no cesaban, seguían y seguían, y mi corazón latía más fuerte a cada golpe que escuchaba. Sólo alguien tendría esa fuerza para golpear las fuertes compuertas.

Pensé lo peor, podría ser un cazavampiros... Sí uno de ellos me cogía, no viviría para contarlo. Me torturarían para luego matarme. Se me congeló la piel al imaginármelo, y no pude evitar que una lágrima saliese haciéndome temblar aún más.

De repente, los golpes pararon. Suspiré intranquila. Será Emmett, me repetía a mi misma.

Unos cristales se rompieron en el piso de arriba, y sin pensármelo dos veces cogí un cuchillo y subí.

Alguien me cogió por detrás y grité a más no poder.

E d w a r d.

La gente comenzó a irse, y a lo lejos vi la blanca falda de Sandra, que estaba algo sucia después de toda la noche. Lo que no me extrañó, la muy guarra se había follado a media fiesta en una noche, incluido yo.

Me tragué la bilis y le rogué a Neizan poder quedarme en su casa a dormir. Estaba demasiado borracho para conducir.

-Estás echo mierda.-me dijo Neizan mientras tiraba algunas bebidas a la basura.-Mírate, creo que nunca habías bebido tanto.

-Tu también estás guapo mi amor.-me burlé. Él no estaba ni la mitad de borracho que yo, por lo menos se mantenía en pie para recoger su casa.

-Eh, no te pases.-reímos.

Entré al baño y tras varias arcadas finalmente escupí todo el agrio líquido procedente de mi estómago, provocándome más y más arcadas hasta dejarme con el asqueroso sabor de la bilis en mi boca. Quería arrancármela para no seguir teniendo este sabor, que sin duda era el más repugnante de todos.

Salí a la cocina a beber un poco de agua y pareció aliviarme un poco, pero sólo eso, un poco. El sabor seguía ahí, así que busqué algo más fuerte en la nevera. Sirope. No creo que funcione pero al menos beberé algo rico.

El chocolate invadió mi garganta, y respiré profundamente mientras notaba cómo bajaba poco a poco por mi faringe, para luego tomar otro sorbo, y cinco más; hasta que me terminé el bote. Lo tiré y me dirigí hasta el sillón, donde dormiría hoy. Cogí una manta, y tras dos minutos, caí en un profundo sueño.

"Sus oscuros ojos estaban dilatados, muy dilatados. Sus labios tenían ese tono rojizo acompañado de la hinchazón del beso, y su piel contrastaba con ellos considerablemente. Su pelo mientras tanto, seguía alborotado debajo de su cabeza descansando en la cama. Era increíblemente largo y sedoso, siempre he amado a las chicas con el pelo así, pero el suyo sin duda es mi favorito. Su respiración era controlada, al contrario de lo que mostraban sus ojos.

Pasé mis manos por su abdomen desnudo e hice suaves movimientos por toda la zona, ganándome unos cuantos espasmos de su parte. Su voz brotó en un insignificante gemido, y se intensificó a medida que subía mis manos a su pecho, el cual estaba cubierto por el sujetador rojo, a juego con su tanga por supuesto.

Puso su mano en mi muñeca cuando hice el movimiento de posarla en su pecho izquierdo, entonces supe que no era el momento, aunque sus ojos mostraban lujuria y pasión, sé que aún no debía. Así que la besé, pero eso empeoró más las cosas.

Estaba conteniéndome demasiado, mi aguante no era infinito, y supe por el dolor de mi entrepierna que no aguantaría mucho más.

En un abrir y cerrar de ojos, vi como su mano se deslizaba por mi pecho bajando y parándose en los botones de mi pantalón. No dejé de besarla en ningún momento, mientras ella fue quitándolos. Uno, dos, tres, y mi pantalón calló al suelo.

Su mano volvió a su lugar principal, mi espalda, y gruñí ante ello. Su respiración cada vez era más y más agitada, tanto que tuvimos que parar unas cuantas veces a coger algo de aire. Sus uñas se clavaban fuertemente en mi piel, y juraría que se las había afilado, porque me estaban jodiendo.

Me separé de ella para mirarla a los ojos, que ahora tenían un color muchísimo más intenso que el de antes, y eso me encantaba.

Pero cuando por fin noté su mano en mi bulto, un sueño profundo me invadió sin poder reaccionar. "

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