Capítulo 5: La venganza del cielo

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Aquel día no tuve el coraje suficiente para salir de mi cuarto. Por la tarde mi madre vino a preguntarme si todo estaba bien, se sentó en mi cama y calmadamente comenzó a doblar mi ropa, ella siempre había sido una mujer serena, una persona completamente diferente a su hijo.

Yo era explosivo por naturaleza, actuaba sin pensar, hablaba todo lo que tenía en la cabeza, era un desastre. La miré unos segundos y solté un suspiro.

–Creo que finalmente perdí– susurré mientras ella acariciaba mi cabello suavemente.

–¿Perdiste?

–¿Te ha pasado en algún minuto que sientes que tienes completamente controlada una situación pero era sólo tu impresión y la verdad estuviste todo el tiempo jugando en el juego de otro? Fui un imbécil.

–Pues la otra persona no ha ganado si no la dejas que lo vea ¿No lo crees?

La miré unos segundos procesando sus palabras, si no lo dejaba ver que me hacía daño, si simulaba aún estar en completo control, Seth no había ganado. No completamente. No lo dejaría regocijarse en la victoria.

–¿Entonces crees que debería devolverle el favor?

–Siempre puedes llevarlo a tu propio juego. No está perdido hasta que te rindes.

Mi madre era brillante. No dominaba el mundo sólo porque no quería hacerlo. Sonreí y me lancé a sus brazos, ella me abrazó y dejó un beso en mi cabello, mientras me recordaba que fuera a cenar, pero yo ya tenía otras ideas. Era sábado, no tenía porqué quedarme en la casa, todo iba perfectamente ¿No es así? Llamé a un par de amigos y acordamos salir.

Me vestí apropiadamente e incluso me di medio segundo extra para chequear mi aspecto, entonces caminé directamente al comedor con la mejor sonrisa que tenía. Por supuesto, esa cucaracha estaba también allí, simulé que no me interesaba en lo más absoluto su mirada inquisitiva.

–¿Vas a salir Horus? – me preguntó mi padrastro conforme me robaba un panecillo de la canasta.

Asentí y masqué con rapidez mientras bebía un poco de agua –Por supuesto que sí, es sábado no debería desperdiciar una noche tan buena ¿No lo crees? A final de cuentas se es joven una vez.

Osiris sonrío levemente mientras asentía –Tienes razón,  disfruta.

Le sonreí de vuelta mientras besaba la frente de mi madre –Nos vemos pronto.

Me encaminé hacia la puerta, pero no tardé en darme cuenta de que estaba siendo perseguido. Le di una probada a la gloria antes de disfrutarla completamente. Me di la vuelta con una sonrisa burlona para encontrarme con Seth a menos de medio metro mío.

–¿Necesitas algo? 

El me miró casi con sopresa parecía algo fuera de sí –¿Dónde vas?

Me quedé unos segundos en silencio analizando su expresión –¿Por qué eso sería de tu incumbencia?

Mi pregunta fue directamente al hueso, sin piedad alguna, lo dejé entrar  en mi juego, como una araña que espera pacientemente que su presa se enrede por sí misma en su red. Se quedó unos segundos pensando al respecto y finalmente bajó la mirada –No lo es.

Asentí como si le estuviera dando la razón a un niño –¿No es verdad? No tengo razón alguna para decírtelo, ni ganas tampoco en realidad. Ten una maravillosa noche, tío – dije con una sonrisa sarcástica mientras volvía a darme la vuelta para marcharme.  Pero él me retuvo por la muñeca. Solté un suspiro –¿Y ahora qué?

–Escucha respecto a lo de anoche...– comenzó pero se trabó con sus propias palabras.

Enarqué una ceja –Dijiste que no había nada de qué hablar y la verdad...– vi cómo hacía todo lo posible por contener su expresión, pero yo no tenía intenciones de detenerme, solté el resto de las palabras una a una, casi perezosamente –No me interesa.

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora