Capítulo 19: Rebeldes.

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Me despertaron los besos de Seth sobre mi rostro, la calidez de su piel desnuda sobre la mía, su respiración tibia y los brazos que tenía firmemente amarrados por la cintura, haciendo el encuentro entre nuestros cuerpos incluso un poco más cálido. En ese leve momento en que mi mente vagaba entre la inconsciencia y la realidad, por un minuto me sentí como si hubiera tocado realmente el cielo. Todo era completamente perfecto.

Esa era una vida cinco años en el futuro, en la que Seth y yo estábamos despertando un día más el uno junto contra el otro, sin ningún plan en especial, sólo una vida completa que se extendía frente a nosotros mostrándonos todas sus oportunidades y caminos. Yo le habría dicho a Seth que cualquier camino me habría parecido perfecto, mientras estuviera a su lado.

Y Seth me habría dicho que nos mudábamos a la playa, porque sabía cuánto me gustaban las atardeceres y que él que quería verlos conmigo por toda la eternidad. Era la gloria, a su lado siempre alcanzaría la gloria.

–Horus...despierta – susurró la voz calida de Seth contra mi mejilla, me removí un poco sin abrir los ojos, quería conservar ese sentimiento de gloria por un poco más, lo sentí soltar una suave risa y luego su boca contra mi frente – Tienes que despertar, amor.

Por un segundo, cuando lo escuché pensé que aún seguía soñando, pero Seth aún pronunciaba contra mi piel "amor, amor, amor" era casi un susurro, pero en el momento en que finalmente abrí los ojos y me encontré con su rostro a sólo unos milímetros de mi piel, me di cuenta de que ya había tenido la gloria entre mis manos todo el tiempo en que habíamos estados juntos. Ni siquiera necesitaba luchar para conservarla, me había sido entregada en las manos como un precioso regalo y se encontraba en ese minuto acurrucada contra mi cuerpo.

Me pregunté cómo podía ser tan afortunado.

Y me lo continué preguntando mientras me amarraba a su cuello y lo besaba hasta quedarme sin aliento. También mientras hacíamos el amor en la ducha. Pero no tenía respuesta, la vida a veces nos dejaba regalos. Ahí, en nuestras manos, sin decirnos palabra alguna, a veces no éramos lo suficientemente inteligentes y fuertes para tomarlos. Otras veces, simplemente podíamos disfrutar del envoltorio. Y habían otros momentos en que esos regalos te dirían "confía mí" y sabes que tienes que hacerlo, porque de alguna manera, pase lo que pase, va a cambiar tu vida y no puedes simplemente dejarlos ir, serías un completo imbécil si lo hicieras.

Tomamos desayuno en el hotel, aquello tenía un aire casi irrealista, nos miramos, ahí el uno frente al otro, con la travesura escrita en el rostro, una sonrisa continuaba curvándose en mi cara sin importar lo que hiciera y Seth sin decirme palabra, me sonreía casi imperceptiblemente de vuelta también. En aquel minuto, nos sentíamos como dos prófugos, que rompían la ley para hacer lo que les diera la gana, lo que les hiciera más felices, sin regla alguna.

–Entonces... ¿por qué nos despertamos tan temprano hoy? – le pregunté yo, mientras le tomaba la mano y salíamos hacia las frías calles de la ciudad. Apenas eran las nueve de la mañana, incluso después de todo lo que nos había costado salir del cuarto y desayunar.

Seth nos llevó a uno de los únicos almacenes que estaba abierto ahí y nos compró algo de ropa sin dejarme protestar al respecto –Porque nos vamos de viaje.

No pude evitar entusiasmarme con la idea, incluso aunque no quería, pero es que simplemente amaba viajar. Recordaba el último viaje familiar que habíamos tenido con Seth, había sido un viaje corto a la montaña. Yo le había echado el perfume más dulce que encontré a las ropas de Seth, por lo que los mosquitos lo habían perseguido buena parte del día. Seth, había dejado resbalar por "casualidad" mi mochila en el río con toda mi ropa, por lo que para colmo tuve que vestir sus ropas y también fui comido por los mosquitos. El karma era un poderoso enemigo.

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora