Capítulo 4: Tormentas.

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Debo confesar que en tres años, jamás había entrado en esta habitación. En la penumbra se veía bastante ordenada, pero de alguna forma ese orden te daba una sensación extraña de soledad.  Seth me observó mientras miraba alrededor con franca curiosidad y luego caminó hacia la cama, lo seguí y me acosté a su lado.

Cuando nos cubrimos con las mantas parecía que ninguno de los dos tenía nada más que agregar. Estábamos desnudos y muy cerca del otro, y aquello era incomodo por las razones incorrectas: Me hacía querer estar un poco más cerca, me hacía querer seguir observando toda esas expresiones nuevamente en su rostro. Las cuales, incluso en aquel momento, aún seguían completamente patentes en su cara, iluminándola de varios colores.
No pude aguantarme y le di un segundo vistazo, sus ojos estaban fijos en mí, como lo habían estado en todo momento mientras lo hacíamos  y también a lo largo de estos años sólo que estaba vez, no había burlas ni desprecio, ni ninguna resistencia. Era simplemente Seth y no sé porqué aquello llenaba mi corazón de extraños tintes cálidos. Con la duda escrita en la cara, extendí mano, pude ver como esta temblaba levemente antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo y la posé en su mejilla, recorrí con la yema de de mis dedos todo el costado de su rostro, desde la sien hasta su barbilla,  sus pestañas, el puente alto de su nariz y dejé mis dedos entretenerse en la curva de sus labios, los recorrí suavemente. Esos labios, eran lo primero que me había llamado la atención de esta persona el primer día que la vi.  Estaba completamente concentrado en eso, cuando él me sujetó la muñeca y afirmando mi palma contra su boca, dejó allí un beso.

Aquello fue extraño de muchas formas, también me hizo sentir de mil maneras distintas, pero no podía llamar ninguna de ellas negativa. Infantilmente sentí el impulso de preguntar, aunque mi voz sonaba muy baja, casi un susurro–Nosotros... ¿Qué nos está pasando?

Vi el atisbo de una sonrisa en su rostro mientras su expresión se derretía lentamente, se llenaba de una calidez extraña, negó y sin decirme una palabra bajó un poco el rostro y dejó un beso en mis labios, para luego atraerme a la calidez de sus brazos. Lo apreté contra mi y cerré los ojos. Mi mente intentaba cuestionar, intentaba detenerse, pero no sabía si era la cerveza la que impedía alejarme o había algo más poseyendo mi cuerpo. No logré moverme ni siquiera un palmo.

El sonido de un teléfono vibrando acabó por despertarme, me moví con lentitud entreabriendo los ojos y extendiendo mi mano para buscar alrededor, solía dejar el aparato cerca mío en la cama, pero mi brazo no pudo moverse mucho porque estaba atrapado bajo un par de brazos cálidos.
Mis ojos se abrieron de golpe, mierda.
¿Qué era lo que había hecho?
Tardé un par de segundos más en ubicar el rostro de mi acompañante en el que había una evidente contradicción y algo de sorpresa.
Tomó su teléfono y pareció quedarse en blanco unos segundos sin atinar en contestar.
Aquello me sentó bastante extraño —¿Quién..quién es? — mi voz sonó algo ronca, pero en aquel minuto ese era el menor de mis problemas.
—Isis— dijo concisamente mientras miraba el teléfono como si este pudiera atacarlo de repente.
—¿Mi madre?— fruncí el ceño y vi cómo asentía y ponía el teléfono contra su oreja. Parte de lo que logré escuchar era que preguntaba por mí.
Me dio una mirada algo burlona — Sí, durmió en la casa. Osiris me pidió que lo trajera conmigo cuando terminara de beberse la totalidad del bar.
Bastardo.
Pero, de un momento a otro, incluso la expresión burlona se borró de su cara —¿Qué? Sí, por supuesto que está bien– cuando colgó su expresión estaba algo lívida, lo miré cuestionado hasta que finalmente habló—Vienen en diez minutos.

Quise reírme de su cara pero entonces recordé que no tenía razón alguna para hacerlo. La sala era un desastre con nuestras ropas incluidas y ambos estábamos desnudos en la misma cama. Vaya espectáculo seríamos si mis padres entraran por la puerta ahora mismo. Nos miramos por un largo minuto y luego nos pusimos de pie. Intenté arrastrar conmigo parte de la ropa de cama pero fracasé terriblemente.
Frente a mí Seth enarcó una ceja — No hay nada que no haya visto ¿Sabes?
Tuve que armarme de todo el valor que ya no me quedaba para contestar un desinteresado— Lo sé.
Para luego marcharme con toda la calma que me permitían mis piernas hacia mi cuarto y ponerme aunque fuera la ropa interior.
La escena frente a nosotros en la sala era una catástrofe, estaba claro que habíamos tenido una pelea —Rápido, trae una bolsa de basura — dije mientras partía por recoger toda la ropa y la lanzaba dentro mi cuarto, ya era un desorden de todos modos así que no había mucha diferencia.
Seth apareció con la bolsa de basura y yo me dispuse a recoger parte de los vidrios con las manos, pero me apartó dándome un golpe con la escoba y rondando los ojos —¿Eres estúpido? ¿Por qué lo tomas con tus manos? Recoge el resto, déjame el vidrio a mi.
Varios de los adornos de la mesa de centro habían quedado completamente destruidos y creo que en algún punto chocamos con uno de los muebles porque varias de las copas habían terminado en el suelo. Ordené el resto. Y puse sobre los muebles lo poco que quedaba intacto. Mi acompañante apenas había terminado de botar la bolsa de basura y yo de ponerme algo más ropa cuando ambos escuchamos el sonido de la puerta abriéndose, nos miramos con algo de aprehensión y entonces me di cuenta que había algo que no podíamos ocultar, el claro moretón en su mejilla y presumo que también en la mía seguían ahí como huellas delatoras de lo que pasó entre nosotros.. al menos de una parte. Me senté en la mesa, no teníamos escapatoria.
—Ustedes ¿Qué les pasó? — preguntó mi madre en cuánto me vio.
— Peleamos— dijo Seth sencillamente, mientras recogía un par de vasos los llenaba con agua y luego ponía uno frente a mi.
—¿Y se puede saber por qué? Están ambos bastante crecidos para esas cosas— preguntó Osiris entrando en el salón con el ceño fruncido.
— Horus dijo alguna mierda, yo dije otra, tu sabes cómo funciona perfectamente ¿No hermanito? — el tono de Seth ya había vuelto a ser el mismo que usaba a diario.
Osiris lo miró unos segundos y luego suspiró —¿Ya se pusieron algo en eso?
Tomé un largo sorbo de agua antes de ser capaz de responder. Si yo no hablaba levantaría incluso más sospechas —Lo haremos luego — dije restándole importancia.

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora