Capítulo 10: Responsable de sus sequías. [+18]

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A la mañana siguiente nos quedamos perezosamente recostados en la cama unos minutos, sabíamos que el tiempo se nos estaba acabando. Seth bajó su mirada hacia mí y besó mi frente — Voy a ducharme, vamos a llegar tarde.

Asentí mientras me apretaba un poco más contra él y cerraba los ojos — Despiértame cuando termines.

Pero la persona que me despertó fue mi madre, venía reluciente cargada en regalos y llena de nuevas aventuras. Me gustaba verla feliz, me gustaba ese aire de alegría que había ganado después de conocer a Osiris, sin embargo, no podía evitar mirarlo de manera distinta ahora que sabía lo que había pasado con Seth. A la distancia, miré como este conversaba en voz baja y seria con su hermano. Todo lo que había visto en él en esas dos semanas ahora parecía haberse escapado y aquella máscara dura había vuelto a aparecer. Sabía que Osiris podía destruir y desacreditar a Seth si se lo proponía. Sabía lo poderoso e influyente que era, también sabía que no había mucho que ninguno de nosotros dos pudiera hacer al respecto. Y de alguna manera temía por él.

La conversación pareció subir un poco de tono conforme Seth elevaba la voz, finalmente lo vi marcharse furibundo y me pregunté cuántas de esas discusiones silenciosas me había perdido por el hecho de estar simplemente buscando en todo momento una manera de atacar a Seth más que comprenderlo. No me dio siquiera una mirada antes de marcharse y eso de alguna manera me entristeció, pero pensé que era lo correcto, no era necesario darle aún más armas a mi nuevo padrastro contra su hermano. Aunque la verdad, sólo quería ir y abrazarlo.

Por la tarde ambos volvimos juntos, hablamos de cosas triviales, evitando lo importante, sólo de la universidad, acerca de cómo estuvo el día, tampoco nos acercamos demasiado. Seth estaba muy silencioso y poco dispuesto, a conversar, aunque finalmente me dijo que había tenido una conversación acerca de la herencia de sus padres y que usualmente ese tipo de conversaciones solían terminar muy mal. Quería tocarlo más que nada en la vida, pero hice todo lo que pude para controlarme, él tampoco parecía dispuesto.

Aquella noche por supuesto que no durmió en mi cama dado que mis padres habían regresado, sólo nos miramos desde la puerta con expresión de tristeza y en silencio le pronuncié un buenas noches. Lo necesitaba en mi cama, necesitaba el calor de su cuerpo, necesitaba la paz que me daba tenerlo conmigo. Pero tampoco quería comportarme de manera inmadura, quería sobre todo ser alguien lo suficientemente bueno para él. Pero había poco que pudiera hacer con el deseo, me maldije por haber dejado pasar el tiempo de manera tan estúpida.

No tengo idea, cómo fue que logré dormir un poco, pero a la mañana siguiente, me levanté prácticamente más cansado de lo que me acosté, decidí tomar una ducha para reaccionar pero al intentar entrar el baño noté que estaba ocupado. Por supuesto Seth se había levantado antes. Una idea oscura comenzó a maquinarse en mi cabeza, mis padres aún estaban dormidos, intenté convencerme de todas las maneras posibles acerca de cómo aquello era una pésima idea, de las peores que se me pondrían ocurrir, pero lo deseaba, no podía pensar en nada más. Incluso el peligro parecía hacerlo todo un poco más convincente. Abrí la puerta y entré.

Seth me miró con sorpresa —¿Tú qué haces aquí?
—Cállate — dije mientras cerraba la puerta con pestillo y avanzaba hacia él lentamente. Noté su mirada confusa, sin embargo, hizo un esfuerzo por conservar su acostumbrada expresión tranquila y fría e incluso elevó un poco las cejas.  Perfecto, iba a darme cara.
—¿Acaso ya terminaste de perder la última neurona que te quedaba?
— Puede ser que sí— respondí con una sonrisa sarcástica. No me importaba realmente. Seth retrocedió unos pasos, su mirada estaba fija en mi cara hablé de nuevo mientras le hacía un leve gesto — Entra en la ducha.
Seth soltó una carcajada algo confuso, pero de todas maneras me escuchó y entró.
Bien por él, estaba a punto de perder la cordura. Cerré la puerta de la ducha tras de nosotros.
—¿Qué quieres hacer? ¿Algún estúpido cliché romántico?
—Vete a la mierda tío Seth — dije suavemente mientras lo empujaba contra una de las paredes y me apretaba contra él. Vi cómo sonreía burlón al escucharme, esa sonrisa que me sacaba de las casillas pero ahora no me importaba, iba a hacer esa boca mía.
Me acerqué lentamente, sabía que no tenía tiempo de sobra. Estaba toda mi familia en la casa, pero quería disfrutar ese momento. Rocé con lentitud mi boca con la suya en un corto beso, sentí como sus manos me acercaban por la espalda. Y entonces entreabrí su boca profundizando ese beso hasta el punto que en que incluso tuvimos que separarnos unos instantes para respirar.

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora