Capítulo 8: Inevitable es que el sol salga.

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Creo que fui bastante afortunado de que no continuó tocándome.

Él también lo fue.

Simplemente se recostó allí, sentía su aliento tibio contra mi cuello. Me quedé rígido, no sabía si estaba durmiendo o no, pero para mí, sin duda, aquella sería una noche muy larga. En primer lugar tuve que trabajar en devolver mi respiración a la normalidad. Intenté calmar mi cuerpo y mi cabeza pero era realmente difícil.

–¿Qué? ¿No puedes dormir? –susurró Seth tras de mí.

–Estoy durmiendo profundamente – repliqué ácidamente mientras cerraba fuerte los ojos.

Escuché su risa detrás de mi oído – Si no quieres dormir ¿Quieres hacer otras cosas?

–No– dije con seguridad de una sola vez. Cualquier cosa que quisiera hacer este tipo seguro no sería nada bueno para mí.

–¿Entonces quieres hablar?

–¿De qué podríamos hablar tú y yo?

–Pues... de cualquier cosa– dijo dudando un poco. Era bastante claro porque lo hacía, en realidad nosotros no conversábamos jamás, ni siquiera solía hablar de mí con mis padres cuando estaba en su presencia, cualquier cosa que dijera, sabía que iba a ser usada en mi contra por él. Tenía un talento.

–¿Entonces... cuál es tu color favorito? – dije dubitativo. En realidad no sabía de qué diablos hablar, pero el silencio también se estaba volviendo algo abrumador.

–Creativo, sobrino– susurró.

–¿Vas a decirme o no? Si tienes mejores cosas de las que hablar dímelas.

–El verde ¿Cuál es el tuyo?

–El azul.

–¿Qué haces en tu tiempo libre? Además de estar ebrio, claramente.

Solté una risa, maldita serpiente venenosa –Pues... videojuegos, veo una película, cualquier cosa ¿Tú?

–Leo.

–Seguro libros de magia negra – repliqué al instante olvidando que se supone que intentábamos ser civilizados.

Casi pude imaginarlo rodando los ojos –Créeme estoy pronto a comenzar a usarla en ti.

Me quedé unos segundos en silencio, había una pregunta que hace mucho quería hacerle, pero en realidad, no me había atrevido jamás a preguntarle –¿Qué pasó entre Osiris y tú?

Sentí como se ponía rígido al instante y luego con un tono algo más duro replicó –¿Qué crees que pasó? Ya lo escuchaste, intenté matarlo.

Rodé los ojos y me volví levemente para mirarle el rostro – Vamos, estoy seguro que no tienes las agallas, eres un cabrón pero no un asesino.

Seth se quedó unos segundos pensando al respecto finalmente susurró –Te lo diré en su debido momento, cuando esté listo.

–¿Lo harás? ¿Lo prometes? – dije mientras me recostaba sobre mi espalda. Automáticamente mi acompañante se acomodó entre mis brazos, recargándose levemente contra mi pecho.

–Eres tan infantil ¿Acaso quieres hacer la promesa del meñique igual?

Realmente había ratos en que quería golpearlo. Golpearlo y besarlo ¿Me estaba convirtiendo en un demente? Finalmente le respondí con pesadez –No estaría mal.

Extendió la mano automáticamente y enredó su meñique con el mío –Te lo prometo– me quedé unos segundos helado mientras bajaba levemente la vista para ver nuestras manos unidas por el meñique. Seth había nuevamente cerrado los ojos y susurró en voz muy baja –Gracias por creer en mí, Horus.

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora