Capítulo 20: Intermitencias.

187 21 0
                                    

SETH. 


Me quedé dormido en el hombro de Horus, sin darme cuenta.  Prácticamente le había soltado todos los temores de mi vida en un par de minutos. Y aunque me sentía muy ansioso por hacerlo, una vez que se los dije, fue como volver a respirar después de estar mucho tiempo sumergido en el agua. 

Me sentía ligero, como una persona nueva. 

Nunca lo había hablado con nadie, no quería que nadie tuviera que cargar con mis tristezas y mis temores. Pero también quería que Horus me viera de la forma en que realmente era, de la manera en que  veía mi mundo, cómo veía un mundo que para él era tan diferente. 

Horus, a mi lado, también dormía profundamente sin soltarme. Mierda, tenía que estar muy cansado. Claramente lo estaría, después de todo, anoche lo hicimos hasta el cansancio y lo obligué a levantarse temprano.  Me resultaba un misterio de lo más interesante como es que nuestros cuerpos parecían estar hechos para fundirse en el otro, nunca pensé que sería así. 

 Sí, yo fui virgen hasta que un día me emborraché y me acosté con el que había sido mi némesis por tres años y él era prácticamente mi única experiencia respecto al tema, pero,  no podía negar que aquello había superado completamente mis expectativas. Si hubiera sabido que sensanciones así podían ser posibles, probablemente me habría rendido mucho tiempo atrás. 

Pero habían muchas otras cosas más que pasaban en mi mundo cuando estaba con Horus, como esa habilidad casi mágica que tenía de convertirme en un ser humano completamente diferente. Toda mi vida, viví como un fantasma, pero junto a él era como si fuera nuevamente una persona, Horus se encargaba en cada momento de recordarme que yo era valioso para él,  que era importante para el mundo.  Y creo que habían muchos momentos en que todo aquello se sentía completamente real. 

Lo estreché entre mis brazos, dejando que se apoyara en mi cuerpo para que estuviera más cómodo. Horus:  Éramos  apenas un par de adolescentes, cuando nos conocimos, con esos mismos ojos castaños y vivaces con lo que aún me sigues contemplando, sólo que ahora tienen toques más cálidos, más sabios,  realmente te convertiste en el gran ser humano que siempre pensé serías. Es increíble que ahora pueda tenerte entre mis brazos, muchas veces no puedo creer lo feliz que me haces. 

Si soy realista, la verdadera razón por la que nunca me mudé de la casa de Osiris, era precisamente que Horus estaba allí, no me importaba si me odiaba, si habían días en que apenas quería mirarme, el simple hecho de tenerlo conmigo, era suficiente para mí.  Incluso si sólo nos hablábamos para intercambiar un par de comentarios burlones.  Sí, creo que era lo más cercano que podía llegar en ese entonces a querer estar con alguien. 

Porque estaba enamorado de él y siempre lo supe. 

Porque besarlo fue alcanzar la perfección. 

Porque Horus me quería de vuelta, porque éramos felices juntos. 

Por esta y mil razones más yo quería llegar a su lado hasta el final. Daría todos los pasos necesarios solamente para que ambos pudiéramos seguir juntos. No quería que ninguno de los dos pagara por esto y me encargaría de que así fuera. 

Y respecto a mi hermano... sé que no había punto de comparación entre mi vida y la de Osiris. Ambos habíamos guardado rencor por el otro, él porque yo crecí con dinero, yo, porque él alcanzó a vivir con mis padres hasta los dieciocho y yo apenas alcancé a disfrutarlos. Lo odié mucho tiempo y él me odiaba de vuelta, sin embargo, en los últimos meses, algunas cosas habían cambiado en mí y lentamente comencé a darme cuenta que el amor había forzado a toda esa mierda que guardaba en mi pecho a replegarse en los rincones más oscuros de mi alma. Incluso a ratos me olvidaba acerca del porqué se supone que tenía que odiar a Osiris. Aquello me estaba haciendo bien, me sentía bien, me gustaba. 

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora