El peso del conocimiento me golpeó duramente, pero ya no quería volver atrás. Ahora que lo sabía no había manera de que pudiera ignorarlo. Había entre nosotros una extraña química inevitable. Me quedé sin aliento mientras bajaba la mirada hacia nuestras manos, ojalá el camino fuera eterno para no tener que soltarlo jamás. Ojalá el atardecer se extendiera lánguidamente por nuestro camino para así regocijarme lentamente en este sentimiento que parecía llenarme de calor y alegría. Quería vivirlo plenamente.Le di un leve vistazo al rostro de Seth que aún parecía demasiado perdido como para reaccionar y ratos bajaba la vista a nuestras manos. Cuando sintió mis ojos sobre él, se atrevió a darle un vistazo a mi cara. Una sonrisa escapó de mi boca y él me la devolvió casi imperceptiblemente. Aún sin soltar su mano lo enfrenté y acuné su mejilla con mi mano.
–Voy a besarte – le advertí y vi como sus ojos se agrandaban –Y si dices que no quieres... no voy a creerte.
Seth dejó escapar una risa conforme me inclinaba sobre él y dejaba un beso lento y suave sobre su boca, sin ningún apuro, sin ningún plan para defenderme, lo besé simplemente por el placer de hacerlo y creo que nunca en mi vida había disfrutado de un beso tanto como lo hice con ese. Cuando nos separamos había una especie de brillo distinto en los ojos de Seth, me miraba conteniendo el aliento, finalmente, me atrajo a sus brazos y me rodeó por los hombros apretándome contra sí. Probablemente Seth era igual que yo, no importaba lo duro y sin sentimientos que aparentara ser, finalmente estaba perdido de la misma manera en que yo lo estaba. Nos estábamos sumergiendo juntos en un camino que no sabíamos si tenía retorno, probablemente un camino incorrecto, pero no nos importaba.
Inspiré profundamente el olor de su piel mientras cerraba los ojos y lo rodeaba también con mis brazos. Para el momento en que finalmente nos soltamos, la noche había terminado de caer y nos miramos con una sonrisa. Seth bajaba la vista a ratos con algo de timidez e incluso desviaba la mirada, pero había evidente alegría en su rostro, estaba más animado de lo que lo había visto jamás.
Ambos estábamos envueltos en un espiral de locura, por un segundo me pregunté qué dirían mis amigos si me vieran ahora mismo, besando al que se supone que era mi tío. Quise soltar una carcajada, probablemente ni ellos mismos lo creerían aunque lo tuvieran frente a sus ojos.
Nos devolvimos a la casa aún sin soltarnos de las manos pero sin decir una palabra. No eran necesarias, creo que ambos sabíamos exactamente lo que estaba pasando entre nosotros sin necesidad de ellas. Desde aquella noche no volvimos a separarnos, por las mañanas Seth me prepararía desayuno, conversaríamos de cualquier cosa mientras íbamos a la universidad y volveríamos juntos cada tarde incluso aunque tuviéramos que esperarnos por horas. Por las noches, comenzamos a dormir juntos, ya fuera en su cuarto o en el mío, dependía de cual de los dos se acostaba primero. Pero incluso si teníamos que quedarnos estudiando hasta tarde, en la cama, nos apretábamos firmemente el uno contra el otro deseando poder fusionar nuestra carne y huesos, dormir lo más cerca que pudiéramos del calor del otro. Pero no volvimos a descontrolarnos como la primera vez. Aquella parecía una línea muy fina que ninguno de los dos se atrevía a cruzar.
Casi dos semanas después, nos encontrábamos exactamente así, en su cuarto, con Seth entre mis brazos mientras peinaba suavemente el cabello en su frente y a ratos le robaba un par de besos a esa cara que ahora, cada día más, parecía ir olvidándose de las expresiones sarcásticas y ratos simplemente se veía tranquilo o algo confundido. Incluso ciertos momentos, me daba la sensación de que se veía realmente muy joven e inexperto.
El chico entre mis brazos movió suavemente el rostro buscando mi boca y dejó ahí un casto beso, sonreí un poco y susurré – Mis amigos dicen que me estoy enamorando, que por esa razón últimamente parezco tan distraído y apenas logro concentrarme.
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SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.
FanficCuando tenía diecisiete años mi madre volvió a casarse, junto a este matrimonio llegaron Osiris mi nuevo padrastro y también Seth un completo bastardo al que ahora debía llamar tío aunque apenas tenía un par de años más que yo. En los tres años que...