Capítulo 27: Reencuentros.

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—SETH

Voy a admitir que conforme el coche continuaba acercándose más y más a Julen, más ansioso me ponía. Era una relación directamente proporcional en todos sus sentidos.  Apreté un poco a Horus contra mí mientras inspiraba profundamente intentando calmarme, no quería atraer la atención sobre mí de ninguna manera. 

Por supuesto que lo notó al instante. Creo que me conocía mejor que yo mismo, no tenía idea cómo, pero parecía saber todo lo que me pasaba por la cabeza, a veces, incluso antes de que yo mismo me enterara.  Me miró a los ojos, buscando alguna respuesta que ni yo sabía si podía encontrar ahí y me sonrío un poco mientras me abrazaba por la espalda acariciando suavemente mi pelo en la nuca  —Estoy contigo, todo va a estar bien, te lo prometo — susurró. 

Y por dios, que me moría de ganas de decirle que sólo por tenerlo a mi lado ya todo lo estaba.  

Nunca volví a visitar a mis padres y ahora que estaba a punto de hacerlo, me preguntaba si realmente podía ser tan fuerte como aparentaba. Si realmente podía ir y decirles, "aquí me tienen, esto es lo que soy"  tan tranquilamente cómo pretendía.  Por primera vez entendí esa constante preocupación de Horus de querer mostrarle lo mejor de sí mismo a su madre. Aunque tenía más que claro que mis padres probablemente ya no se enterarían de ello, quería que me vieran... siendo lo mejor de mí mismo. Me preguntaba si lo era. 

Cuando pasamos por la plaza del pueblo, ambos nos dimos una mirada de complicidad y Horus preguntó en voz alta — ¿Sabías que había un hostal aquí, Osiris? 

Mi hermano se quedó en silencio mucho tiempo y yo quise soltar una risa, estaba casi seguro de que una de las chicas de allí había sido la primera novia de Osiris,  sin embargo, no quise mencionar palabra alguna mientras lo escuchaba carraspear un poco —Hace muchos años... la señora Dalia tenía un hostal, pero lo cerró cuando sus hijos se marcharon ¿Por qué preguntas? 

—El otro día cuando vinimos con Seth, habríamos dormido en la playa si no fuera por ella, no teníamos idea que no habían lugares para alojarse aquí — Horus parecía algo divertido contándo la anécdota pero mi cuñada no se veía tan entretenida, enarcó una ceja mientras lo miraba. 

—¿Qué dices Horus? Por supuesto que no podías dormir en la playa ¿Estás buscando pescarte la enfermedad de tu vida? 

—No lo habría dejado, no te preocupes Isis — dije yo mirándolo con el ceño fruncido, si mi suegra seguía pensando que éramos así de irresponsables, probablemente no dejaría a Horus marcharse de casa ni cuando tuviera cincuenta.  Y la verdad es que había estado dispuesto a sacar la tarjeta de crédito de mi hermano y pagarnos ese malditamente costoso hotel cinco estrellas si no teníamos dónde dormir con tal de no ir a dormir dónde mis tíos. Horus me guiñó un ojo mientras intentaba no sonreír ante la regañina que nos estaba dando Isis,  le sonreí un poco mientras sacaba la vista de su boca, porque sin duda, ese era el peor camino que podía tomar en ese minuto. Esa expresión de complicidad que me ponía, me daban ganas de... ni siquiera quiero pensarlo. 

Pasamos por el pueblo y nos sumergimos por un bosque que colindaba el mar. Nunca había estado allí, bueno, nunca había vuelto allí después del funeral. Tengo vagos recuerdos de ese día, mucho viento, los gritos de Osiris, las expresiones frías de mis tíos. En ese momento no comprendía la muerte completamente, no entendía porqué mis padres no iban a volver, no entedía que aquel adiós era para siempre. Así que simplemente me paré ahí y miré como se desarrollaba todo, completamente perdido, mientras la gente me palmeaba la cabeza y se lamentaba de mí por haber perdido a mi familia a tan corta edad. 

En aquel minuto no entendía muchas cosas. 

Muchos años más tarde... la verdad es que seguía sin hacerlo ¿Dónde estaba la justicia en todo esto? La vida no era justa de ninguna manera.  Tampoco es que tuviera obligación alguna de serlo, pero, por dios, que a veces deseaba que lo fuera, que equilibrara aunque fuera un poco la balanza hacia mi lado, a veces lo necesitaba con desesperación porque cada día me volvía más oscuro y me estaba hundiendo en un espiral sin fondo.  Quería una familia... incluso aunque me obligué a creer lo contrario. Quería pertenecer a algún lugar, pero mientras más crecía, más difícil se me hizo alcanzar todo aquello, no podía llegar a la gente, no tenía idea cómo hacerlo. 

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora